La tripofobia es un término que ha emergido con fuerza en los últimos años. Causa dolores de cabeza a quienes la sufren y despierta la curiosidad de quienes buscan comprender este fenómeno.
Aunque no está oficialmente reconocida en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, es un tema que ha ganado atención. Esto debido al impacto en aquellos que experimentan un miedo irracional o repulsión ante patrones repetitivos de figuras geométricas muy juntas, especialmente agujeros.
En esta nota, hablaremos sobre qué es la tripofobia. Sobre sus posibles causas, su influencia en la salud mental y cómo se ha convertido en un fenómeno que aqueja a muchas personas.
¿Qué es la Tripofobia?
La tripofobia se caracteriza por un miedo o repulsión hacia un patrón repetitivo de figuras geométricas muy juntas. Como los agujeros que se encuentran en panales de abejas, pulpos de anillos azules o incluso en la flor de loto. Algunos relacionan estos patrones con animales venenosos.
Aunque se le reconoce oficialmente como un trastorno en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, su impacto en la vida de las personas que la sufren es innegable.
Para la persona que sufre de tripofobia, ver este tipo de imágenes puede desencadenar ansiedad, náuseas, sudoración y, en algunos casos extremos, incluso dolores de cabeza. La reacción puede variar en intensidad, pero es importante destacar que para quienes padecen esta fobia, la angustia que experimentan es muy real.
¿Por qué algunas personas sufren Tripofobia?
La tripofobia ha intrigado a investigadores y científicos durante años. Aunque no se ha llegado a una conclusión definitiva sobre sus causas, algunas teorías sugieren que podría ser una adaptación evolutiva.
Geoff Cole, un investigador que estudia este fenómeno, propone que el miedo a los agujeros podría haber resultado beneficioso para nuestros ancestros. Esto ya que agujeros o aberturas en la piel podrían ser indicadores de infecciones o enfermedades parasitarias. Sin embargo, es importante destacar que esta teoría aún está en debate.
El debate sobre su reconocimiento
La tripofobia genera un debate en la comunidad médica y psicológica sobre si debe ser reconocida oficialmente como un trastorno mental. Algunos argumentan que las personas que la padecen pueden experimentar un gran sufrimiento emocional y que merecen atención y apoyo. Por otro lado, hay quienes sostienen que la tripofobia es simplemente una aversión. Que no cumple con los criterios necesarios para ser considerada un trastorno mental.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM por sus siglas en inglés) es la guía utilizada por los profesionales de la salud mental para diagnosticar y clasificar los trastornos mentales. Hasta el momento, la tripofobia no se encuentra incluida en el DSM. Esto ha llevado a algunas personas a sentir que su padecimiento no es reconocido y le ignoran.
El Impacto en la Salud Mental
Aunque la tripofobia no esté oficialmente reconocida, aquellos que la experimentan a menudo enfrentan dificultades en su vida cotidiana. La ansiedad y el estrés pueden aumentar ante la posibilidad de encontrarse con imágenes tripofóbicas en línea o en la vida real. Además, la falta de reconocimiento oficial puede llevar a la falta de comprensión y empatía por parte de amigos, familiares y profesionales de la salud mental.
La tripofobia es más común de lo que imaginas
Es muy posible que sufras tripofobia, algunos estudios sugieren que hasta el 17 % de las personas tienen algún grado de este trastorno. Es un porcentaje alto si consideramos que estos patrones son muy comunes en la naturaleza y en el mundo.
Tratamiento y apoyo
Lamentablemente no existe un tratamiento específico para la tripofobia, algunas personas encuentran alivio a través de terapia cognitivo-conductual. O la exposición gradual a imágenes que desencadenan su miedo. El apoyo de amigos y familiares también es fundamental para ayudar a quienes padecen esta fobia a manejar su ansiedad.
Es importante recordar que la tripofobia, como otros tipos de fobia, es una experiencia subjetiva y real para quienes la sufren. El reconocimiento y la comprensión por parte de la sociedad pueden desempeñar un papel crucial en la mejora de la calidad de vida de aquellos que enfrentan este desafío.