Un video grabado el 23 de abril de 2025 en Mazatlán, Sinaloa, encendió las redes sociales. En él, un hombre parecía expulsar a un obrero que comía frente a su casa. Las críticas llovieron, tildándolo de “gringo” y prepotente. Pero el protagonista, José Ignacio Lizárraga, de 78 años, rompió el silencio:
“No soy gringo, soy mazatleco”, aseguró.
“Soy mazatleco”, asegura José Ignacio Lizárraga
José Ignacio vive desde hace 35 años en la avenida Cruz Lizárraga, en Mazatlán. “No soy gringo, soy mazatleco”, insiste, aclarando que nació en esta ciudad costera. El video, que acumuló miles de vistas en X, lo mostró pidiéndole a un trabajador de la construcción que no bloqueara la entrada de su casa. Según Lizárraga, no hubo insultos ni agresión. Solo pidió liberar el acceso, pues su vivienda también es una oficina que recibe clientes y repartidores.
El obrero comía en la banqueta, frente a una obra de torres departamentales que ha alterado la zona. Mazatlán, con un auge inmobiliario que generó 2,500 empleos en construcción en 2024 según el IMSS, enfrenta tensiones entre residentes y desarrollos. José Ignacio, diabético y con movilidad limitada, explicó que lleva años solicitando a los trabajadores no obstruir su entrada. “No soy gringo, soy mazatleco, y solo quiero que respeten mi espacio”, afirmó.
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¿Las redes seguirán odiando a Lizárraga ahora que se sabe que es mexicano?
El video captó solo un fragmento del encuentro. José Ignacio dice que intentó dialogar con el obrero y propuso hablar con el supervisor de la obra para aclarar por qué los trabajadores comen en la calle, cuando las constructoras deben proveer comedores. Al volver tras cerrar su puerta, el obrero ya no estaba.
“No soy gringo, soy mazatleco, y nunca quise ofender a nadie”, aseguró, desmintiendo las acusaciones de maltrato.
En X, el caso dividió opiniones. Algunos condenaron a Lizárraga, asumiendo que era extranjero por su apariencia o tono de piel. Otros lo defendieron, argumentando que los residentes tienen derecho a exigir accesos libres. Según el Inegi, Mazatlán recibió 1.2 millones de turistas en 2024, lo que intensifica roces entre locales y foráneos.
La viralidad del video expuso un problema mayor: la polarización en redes. En 2024, México registró 3,500 casos de linchamientos digitales, según la UNAM, donde videos fuera de contexto alimentan el odio.