Una nueva ola de protestas sacude las calles de Cuba este domingo, con cientos de personas congregadas en Santiago de Cuba, la segunda ciudad más grande del país.
La manifestación, liderada inicialmente por un grupo de madres preocupadas por la escasez de alimentos y leche para sus hijos, rápidamente se convirtió en un clamor generalizado por mejores condiciones de vida y libertad política.
El detonante de esta protesta fue un apagón de seis horas que sumió a la ciudad en la oscuridad y exacerbó las tensiones ya existentes debido a los prolongados cortes de energía eléctrica que afectan a gran parte del territorio cubano.
A pesar de la presencia policial, la protesta se mantuvo mayormente pacífica, aunque se escucharon consignas políticas como “¡Libertad!” y “¡Patria y vida!”, recordando las históricas manifestaciones del 11 de julio de 2021.
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El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, respondió acusando a los “enemigos de la revolución” de intentar desestabilizar el país y vinculó las protestas con grupos terroristas radicados en Estados Unidos.
Estas acusaciones se dan en un contexto de profunda crisis económica en Cuba, que se prolonga desde hace más de tres años, marcada por la escasez de alimentos, medicinas y combustible, así como una inflación galopante.
En un intento por aliviar la crisis energética, Rusia ha enviado un buque con 650 mil barriles de crudo a Cuba, valuados en casi 50 millones de dólares, siendo este el primer envío de crudo desde Moscú en más de un año.
Sin embargo, la ayuda externa parece insuficiente para resolver los problemas estructurales que enfrenta la isla.
Esta nueva ola de protestas refleja el creciente malestar social en Cuba y la urgencia de encontrar soluciones a una crisis que afecta profundamente a la población cubana.