En un mundo acelerado donde la concentración es un bien preciado, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) sigue siendo un trastorno neurobiológico incomprendido para millones de personas y que padece una buena cantidad más.
Este trastorno neurobiológico, que afecta a cerca de 1.5 millones de niños y adultos en México según estimaciones del Instituto Nacional de Psiquiatría, se caracteriza por dificultades para sostener la atención, impulsividad y, en muchos casos, una energía que desborda las normas sociales.
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¿De qué manera se puede saber si alguien tiene TDAH?
El TDAH no discrimina por edad ni género, aunque históricamente se ha asociado más con niños inquietos en las aulas. “Es mucho más que un niño que no se está quieto; es un cerebro que procesa el mundo de manera diferente”, explica la doctora Laura Mendoza, neuróloga del Hospital Infantil de México.
Los síntomas varían: algunos enfrentan problemas para terminar tareas, otros actúan sin medir consecuencias, y muchos luchan con una hiperactividad que los adultos suelen malinterpretar como indisciplina. En México, hasta el 70% de los casos en menores no se diagnostican a tiempo, según un estudio de 2024 de la UNAM, lo que puede derivar en rezago escolar, baja autoestima y conflictos familiares.
En la edad adulta, el panorama no mejora. Alrededor del 60% de quienes tuvieron TDAH en la infancia llevan los síntomas a su vida adulta, enfrentándose a temas como desorganización crónica, dificultades laborales y relaciones interpersonales tensas. Sin embargo, la falta de campañas de concientización y la escasez de especialistas en salud mental en el sistema público agravan la situación. “Muchos llegan a los 30 o 40 años sin saber por qué les cuesta tanto adaptarse”, señala Mendoza, subrayando que el diagnóstico tardío es común entre mujeres, cuyos síntomas suelen ser más internos y menos visibles.
¿Cuál es el tratamiento para este trastorno?
El tratamiento del TDAH combina estrategias conductuales, apoyo psicológico y, en casos necesarios, medicamentos como el metilfenidato. Aunque su acceso en México sigue se limita por costos y por la mala fama que conlleva.
Organizaciones como la Fundación TDAH México abogan por una mayor educación pública y políticas inclusivas en escuelas y empresas.
“No es una limitación, es una condición que, bien manejada, permite a las personas brillar”, afirma su directora, Carla Ortiz.
En un país donde la salud mental aún victimiza a quienes padecen trastornos neutrobiológicos, el TDAH se convierte en un tema que afecta no solo a quienes lo padecen, sino a la sociedad en general.
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