La presidencia de la cumbre del clima que se celebra en Dubái, la COP28, este lunes lanzaron un documento en donde proponen reducción de uso de combustibles fósiles, pero no para su erradicación total en una fecha temprana, sino para “reducir progresivamente” su uso, pese a la amenaza existencial que supone insistir en su uso.

El punto clave del borrador, el cual que debe ser aprobado por los 200 países presentes en la cumbre, señala que esta reducción tanto del “consumo” como “la producción” de los combustibles fósiles se debe hacer “de manera justa, ordenada y equitativa para lograr el cero neto antes, o alrededor de 2050″, una fecha que los activistas y científicos consideran mucho más allá del punto de no retorno para que el planeta se sumerja en una era de eventos catastróficos permanentes, causado por la subida de la temperatura global más allá de dos grados.

Proponen reducción de uso de combustibles fósiles

De igual forma, acelerar las tecnologías de bajas o cero emisiones, entre ellas, renovables, nuclear y las de captura y almacenamiento de carbono (CCS, en inglés), en particular en los sectores difíciles de descarbonizar, así como la producción de hidrógeno bajo en emisiones.

Tras una jornada de negociaciones que se extendieron hasta la madrugada y un primer documento que fue rechazado por muchos bloques de países, entre ellos la Unión Europea, Estados Unidos y los países más amenazados por el calentamiento global, el texto presentado ahora abre un horizonte de abandono de los combustibles fósiles.

Esta alusión a la reducción y no la eliminación ha despertado las críticas de grupos ecologistas y ministros presentes en la cumbre, que piden más ambición y lamentan que, una vez más, los que tienen en sus manos acabar con la amenaza se queden cortos.

Los que no están de acuerdo

“Decepcionante; totalmente inaceptable”
La Unión Europea (UE) ve “totalmente inaceptable” y decepcionante el texto propuesto por la presidencia de la Cumbre del Clima de Dubái porque no hace alusión al fin de los combustibles fósiles, por lo que, según sus máximos representantes, seguirán peleando hasta que se incluya.

En la posición justamente contraria están los Estados productores y más dependientes de esos combustibles, que no quieren ninguna mención explícita al petróleo y el gas. La voz cantante, y pública, de ese rechazo ha sido Arabia Saudí, a la que luego se le ha sumado Irak. Piden que se hable de emisiones de gases de efecto invernadero y no de las fuentes que los generan, es decir, del petróleo y el gas que ellos extraen masivamente.

En una aparente posición intermedia se sitúan, con un perfil público bajo, China y Estados Unidos, las dos naciones que más gases emiten a la atmósfera, respectivamente.

Dos semanas antes de que arrancara la cumbre, ambas naciones firmaron una declaración conjunta en la que apostaban por multiplicar por tres la potencia de renovables en el mundo para “acelerar la sustitución de la generación de carbón, petróleo y gas”.

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