Un tribunal en Angulema, Francia, condenó a una madre a seis meses de vigilancia electrónica después de que su hijo de 11 años viviera solo durante dos años. El impactante caso ha generado indignación en la comunidad.
El niño, de 11 años, quedó abandonado en la pequeña localidad de Nersac después de que su madre se mudara a vivir con una amiga tras su divorcio.
La madre, de 39 años, fue declarada culpable de abandono, alegando su inocencia ante el tribunal.
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Lo sorprendente es que los servicios sociales y la escuela no detectaron la situación durante esos dos años, ya que el menor era un estudiante ejemplar que cumplía con sus tareas y se presentaba correctamente vestido en el centro educativo.
La alcaldesa de Nersac, Barbara Coutourier, comentó: “Reto a cualquiera que pueda decir que hubiera detectado esta situación”.
Fueron los vecinos quienes finalmente dieron la voz de alerta, testificando en el tribunal y colaborando con la investigación de la fiscalía.
La madre, a pesar de negar los hechos, fue declarada culpable.
Durante esos dos años, el niño se vio obligado a sobrevivir por sí mismo en condiciones precarias.
Se alimentaba exclusivamente de latas de conserva frías, pasteles y, en ocasiones, tenía que robar tomates y otras verduras de los vecinos.
Vivía sin calefacción ni electricidad, teniendo que dormir con tres edredones para combatir el frío.
La Justicia calificó los hechos como “abandono de un menor comprometiendo su seguridad” y decidió colocar al niño en una familia de acogida.
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El pequeño, quien se niega a ver a su madre, confirmó que primero vivió con su hermano mayor y luego estuvo solo durante dos años.
Actualmente, el niño reside con su familia de acogida, y un educador lo describió como “muy maduro, muy resiliente, autónomo, casi demasiado”.
La abogada de la parte civil expresó su temor por “consecuencias dramáticas” y destacó las difíciles condiciones en las que el niño vivió durante ese periodo.
“¡Este niño no tenía manera de lavarse con agua caliente! El cubo de basura está lleno de pasteles y productos enlatados, ¡la madre debe comprender el daño que le ha hecho a su hijo!”, sostuvo el magistrado.