Como si fuera un paseo por un museo donde la historia está al alcance de la vista y del oído, Madonna arrancó su tan esperada gira mundial, The Celebration Tour, en una fiesta deslumbrante para conmemorar sus cuatro décadas en los escenarios.
Desde su debut con su álbum homónimo en 1983 hasta “Madame X” en 2019, Madonna no solo rindió homenaje a su propio legado, sino que también celebró la cultura pop, el empoderamiento femenino, la rebeldía sexual y la pasión de ser quien uno quiere ser.
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The Celebration Tour
El primer show, de una serie de seis con entradas agotadas, estaba programado para comenzar a las 20:30 horas, pero un retraso de 20 minutos, atribuido a algunas fallas técnicas, no hizo más que aumentar la anticipación.
A sus 65 años, Madonna demostró que tiene la libertad de hacer lo que le plazca en el escenario y, de hecho, siempre lo ha hecho.
Con un vestuario de estilo Luis XV, un cortesano presentó una probadita de lo que sería la celebración antes de que Madonna hiciera su entrada triunfal ataviada con un traje negro y una corona, sentada en su trono, recordándole al público quién mandaba esa noche.
“Es bueno estar de vuelta, Londres”, exclamó la cantante antes de llevar al público en un viaje a través de más de 30 canciones, incluyendo éxitos de las décadas de los 80, 90 y más allá. Desde “Everybody” hasta “Burning Up”, Madonna mostró su versatilidad y dominio en el escenario.
A pesar de su imagen de una reina fuerte y segura, Madonna compartió momentos de vulnerabilidad con el público, recordando sus luchas personales y su determinación para alcanzar el éxito en la industria de la música.
Los clasicos de la reina del pop
En un emotivo tributo a sus amigos que fallecieron a causa del sida, Madonna proyectó imágenes de figuras icónicas como Freddie Mercury y Arthur Ashe mientras sonaba “Live To Tell”.
En este viaje musical, Madonna también compartió el escenario con su hija Lourdes, que cumplía 27 años, en un emotivo momento que dejó a la audiencia conmovedora.
La segunda mitad del espectáculo desató la sensualidad y el erotismo, con canciones como “Erotica”, “Justify My Love”, “Fever”, “Hung Up”, “Bad Girl”, “Vogue” y “Human Nature”, en un despliegue de moda y provocación.
Madonna también mostró su aprecio por otras estrellas contemporáneas, rindiendo homenaje a Beyoncé con un remix de “Break My Soul”.
Cerrando con “Like A Prayer”, Madonna transformó la Arena O2 en un templo de música y espiritualidad, llevando al público a un cierre emocionalmente poderoso.
La reseña crítica no escatimó en elogios, destacando que Madonna sigue siendo la Reina del Pop, demostrando que su legado perdura.
El legado de la reina
La prensa afirmó que Madonna, a sus 65 años, regresó desde el borde de la muerte más fuerte y cautivadora que nunca, consolidando su posición en la cima de la música pop.
La gira de Madonna no solo es un homenaje a su propia carrera, sino también un recordatorio de su influencia duradera en la cultura pop y su capacidad para reinventarse a sí misma una y otra vez.
La Reina del Pop sigue reinando con su “Celebration Tour”.