En respuesta a la agresión rusa en Ucrania el año pasado, Occidente impuso un conjunto de sanciones sin precedentes contra Rusia en un intento por ejercer presión económica y política. Sin embargo, a medida que la economía rusa parece recuperarse de los primeros impactos, surgen preocupaciones sobre la efectividad de estas sanciones. La información sobre Rusia llama la atención al mundo debido a las repercusiones económicas y las sanciones que se plantean debido a la guerra contra Ucrania.
Grietas y lagunas en las sanciones contra Rusia plantean desafíos para su efectividad
Un análisis de las sanciones revela varias áreas donde existen lagunas y debilidades que Moscú ha aprovechado para su beneficio económico. Según Tom Keatinge, director del Centro de Estudios sobre Delincuencia Financiera y Seguridad del Royal United Services Institute, uno de los problemas clave es el “sistema financiero”, que aún permite canales bancarios abiertos con Rusia. Aunque estos canales aparentemente se utilizan para transacciones de importación de energía permitidas, son difíciles de vigilar y podrían enmascarar transacciones ilícitas.
El ámbito humanitario también presenta desafíos. Se advierte que sectores como el alimentario y el farmacéutico podrían utilizarse como tapadera para otros propósitos menos benignos. Esto complica la aplicación de sanciones más estrictas. Además, ciertas industrias como la de diamantes siguen sin recibir sanciones a totalidad, permitiendo a Rusia acceder a mercados clave.
La cuestión de no imponer sanciones a productos esenciales para la población civil rusa se presenta una consideración sensata, a fin de evitar su explotación con fines propagandísticos en contra de Occidente. Sin embargo, este enfoque se suma a las dificultades de las sanciones al dejar abiertas áreas que Moscú puede aprovechar.
La información de Rusia está sesgada
La falta de cobertura de terceros países también socava la eficacia de las sanciones. Estados con relaciones ambivalentes, como Turquía, Kazajistán e India, actúan como intermediarios para eludir las sanciones, lo que plantea un desafío adicional.
A pesar de estas debilidades, los expertos coinciden en que las sanciones siguen siendo una herramienta importante en el arsenal de Occidente. Aunque no pueden cerrar completamente la economía rusa, pueden aumentar los costos para Rusia y presionar para un cambio en su comportamiento. La naturaleza de la guerra económica es gradual y requiere realismo y paciencia.
En última instancia, las sanciones son un medio para debilitar a Rusia tanto en el frente interno como en el campo de batalla. A medida que la UE trabaja para cerrar agujeros y adaptarse a nuevas circunstancias, la efectividad de las sanciones continuará siendo objeto de debate y evaluación.
Con información de EuroNews.