Este día se celebra a nivel global el Día Mundial del Agua. Este día es muy importante, pues busca reivindicar la importancia de este recurso: es un bien vital y común para la humanidad que mantiene a todas las especies que habitan en el planeta.
Sin embargo, debido a la crisis mundial del agua en la que la humanidad está inmersa, la fecha ha cobrado más valor en los últimos años y busca concienciar de la importancia de acelerar los cambios y asumir compromisos voluntarios que ayuden en el proceso de sostenibilidad.
¿Por qué se conmemora el día mundial del agua?
El 22 de marzo es el día marcado en los calendarios como Día Mundial del Agua, desde 1993.
Con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en 1992 en Río de Janeiro, Brasil, diferentes gobiernos de todas partes del mundo se reunieron para debatir sobre la situación de los recursos y bienes medioambientales. Fue así como, a raíz de este debate, surgió la propuesta de la efeméride para los años siguientes.
El agua afecta todos los aspectos del desarrollo y se relaciona con la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Además, impulsa el desarrollo económico, apoya los ecosistemas saludables y es fundamental para la vida.
Alrededor de 2000 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura, 3600 millones no cuentan con servicios de saneamiento seguros y 2300 millones carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos. Las brechas en el acceso a fuentes de abastecimiento de agua y saneamiento, el crecimiento demográfico, el uso intensivo de agua, la mayor variabilidad de las precipitaciones y la contaminación son factores que se conjugan en muchos lugares transformando al agua en uno de los principales riesgos para el progreso económico, la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible.
En el mundo interconectado y en rápido crecimiento que vemos hoy, las consecuencias de dichas tensiones son de carácter local, nacional, transfronterizo, regional y mundial. Las repercusiones afectarán de forma desproporcionada a los más pobres y los más vulnerables.
El cambio climático se manifiesta a través del agua. Nueve de cada 10 desastres naturales se relacionan con el agua. Los riesgos climáticos vinculados con el agua se propagan a través de los sistemas alimentarios, energéticos, urbanos y ambientales. Si se quieren lograr los objetivos relacionados con el clima y el desarrollo, el agua debe estar en el centro de las estrategias de adaptación.
Para orientar una eficaz adaptación al cambio climático, las actividades deben reflejar la importancia de la gestión hídrica a la hora de reducir la vulnerabilidad y crear resiliencia climática, priorizando las siguientes medidas:
- Ampliar la gestión integrada de los recursos hídricos más allá de los enfoques tradicionales. Los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero también dependen del acceso a fuentes de agua confiables, ya que todas las acciones de mitigación requieren agua para dar resultados.
- Promover inversiones y soluciones que incorporen la gestión de la “infraestructura natural” —los servicios ecosistémicos proporcionados por cuencas y litorales saludables— y sus beneficios para un desarrollo resiliente al clima de los sectores de la energía y de los alimentos.
- Apoyar acciones en mayor escala para generar resiliencia climática combinando la gestión de cuencas, la infraestructura sostenible, y el empoderamiento y el aprendizaje a través de instituciones flexibles.
El crecimiento económico depende en gran medida del agua. El agua es un factor vital para la producción, por lo que la reducción de sus existencias puede traducirse en una desaceleración del crecimiento económico. Las tasas de crecimiento económico de algunas regiones podrían disminuir en hasta un 6 % del PIB en 2050, como consecuencia de pérdidas vinculadas con el agua en la agricultura, la salud, los ingresos y la prosperidad. Asegurar un suministro suficiente y constante de agua en un contexto de creciente escasez será esencial para alcanzar los objetivos mundiales de alivio de la pobreza.
- Optimizar el uso del agua a través de mejoras en la planificación y los incentivos ayudará a mejorar el bienestar y aumentará el crecimiento económico. Si se implementan y fiscalizan bien instrumentos económicos como los permisos y los precios del agua se puede mejorar la gestión y la protección de los recursos hídricos.
- Por lo tanto, es vital ampliar el suministro y la disponibilidad de agua donde se pueda y corresponda. Esto incluye inversiones en almacenamiento, reciclaje y reutilización de agua y, si es viable, desalinización. Estas intervenciones deben ir acompañadas de políticas que promuevan la eficiencia en el consumo del agua y mejoren su distribución.
- Otra de las principales prioridades es lograr que las economías sean “impermeables” para limitar el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos y la incertidumbre. Una mejor planificación urbana, la ampliación de los programas de seguros de cosechas para proteger a los agricultores y la participación ciudadana contribuirán a generar capacidad de adaptación y a reducir los impactos económicos de acontecimientos adversos.