El gigante farmacéutico alemán Bayer está enfrentando uno de sus momentos más difíciles en décadas. Con una caída en el valor de sus acciones a niveles de hace casi veinte años, la empresa se encuentra en una crisis profunda debido a decisiones empresariales costosas y litigios en curso.
Las apuestas de Bayer para explotar el glifosato – el herbicida más utilizado en el mundo – y para producir el medicamento experimental Asundexian, están resultando ser extremadamente caras.
La empresa, con sede en Leverkusen y presidida por el estadounidense Bill Anderson desde junio pasado, está luchando por remontar esta situación.
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Litigios y condenas millonarias
A finales de noviembre, un juez de Misuri, Estados Unidos, condenó a Bayer a pagar 1.560 millones de dólares en un caso relacionado con Roundup, un herbicida a base de glifosato, que usuarios acusaron de causarles enfermedades como cáncer.
Roundup, originalmente de Monsanto – adquirida por Bayer en 2018 por 58.000 millones de euros – ha sido una fuente constante de problemas legales.
Este miércoles, otro tribunal en Filadelfia sentenció a Bayer a pagar 3,5 millones de dólares en un caso similar, marcando la quinta derrota legal reciente de la compañía en Estados Unidos.
La ironía de los comentaristas económicos alemanes refleja el drama de un gigante industrial que tenía otros planes cuando compró Monsanto.
El desarrollo de Asundexian, un medicamento dirigido a prevenir el ictus, también ha enfrentado obstáculos.
El 19 de noviembre, Bayer detuvo la fase tres de su desarrollo debido a la falta de eficacia, según Reuters.
Esta noticia, junto con las condenas judiciales en EE.UU., impactaron negativamente en las acciones de Bayer, que perdieron una quinta parte de su valor en un solo día.
Destrucción de valor y deuda creciente
La caída en el valor de las acciones de Bayer no tiene precedentes en la historia reciente de la compañía.
Actualmente, Bayer es considerado “el mayor destructor de valor del mercado alemán de capitales”, con una pérdida estimada de 60.000 millones de euros desde la adquisición de Monsanto.
Además, Bayer enfrenta una situación preocupante debido a su deuda neta de 38.721 millones de euros en el tercer trimestre de este año, exacerbada por las subidas de tipos de interés.
Perspectivas y medidas drásticas
Los analistas califican la situación de Bayer como una “tragedia” causada por “daños autoinfligidos”.
La pregunta ahora es si Bayer puede ser salvado. Bill Anderson, junto con otros líderes de grandes empresas alemanas, considera la posibilidad de despidos masivos.
La plantilla de Bayer, que emplea a unas 100.000 personas en 83 países, tendrá que “reducirse considerablemente” debido a las circunstancias.
Las dificultades de Bayer no se deben a la economía alemana ni a los altos costos energéticos, sino a las costosas apuestas del pasado reciente. La situación de la compañía es un claro ejemplo de cómo decisiones empresariales arriesgadas pueden tener consecuencias devastadoras a largo plazo.