Tras la muerte de su madre, la Reina Isabel II, Charles Philip Arthur George, se convirtió en monarca del Reino Unido a la edad de 73 años, eligiendo de entre sus 4 nombres el de Carlos III, lo que ha provocado que se ponga en sospecha la supuesta maldición de los Carlos en la monarquía británica.

El anuncio, el lunes, de que el rey Carlos III padece cáncer, se suma a un comienzo de año especialmente difícil para la familia real británica, que suma a la división familiar una ola de enfermedades que incluyen una misteriosa cirugía a la que se sometió la princesa Kate.

La enfermedad del monarca de 75 años se anunció por el Palacio de Buckingham para “evitar especulaciones”.

En un comunicado, la casa real explicó que el rey inició un tratamiento y sus médicos le aconsejaron suspender sus actividades públicas, sin dar más detalles sobre la “forma de cáncer” que padece.

No obstante, seguirá “ocupándose de los asuntos de Estado y de las tareas administrativas como de costumbre”.

Lo único que aclararon es que no se trata de un cáncer de próstata.

Los trágicos finales de los Carlos en la monarquía británica

La historia de sus antecesores, monarcas británicos que llevaron este nombre, tuvieron finales trágicos lo que hace pensar en una maldición que persigue al nombre en la corona.

Carlos I de Inglaterra y de Escocia

La historia del primero de esos antepasados, Carlos I, también empieza con la muerte de una reina Isabel, la I de Inglaterra (1533-1603), quien no fue su madre, sino su prima lejana.

Isabel I falleció sin dejar un heredero, y ante la escasez de candidatos, se decidió convertir en monarca a Jacobo VI de Escocia, que pasó a ser Jacobo I de Inglaterra; así los dos reinos se unificaron. 

Carlos I de Inglaterra sucedió a su padre Jacobo 1

Las decisiones de Carlos agitaron una y otra vez al parlamento y al pueblo en temas de religión, de economía y de guerra. 

El enfrentamiento entre los partidistas de la realeza y los parlamentarios dio lugar a la Guerra Civil Inglesa (1642-1651).

El rey fue apresado, juzgado y decapitado.

La Corte Suprema de Justicia lo declaró un tirano y opositor de los derechos y libertades del pueblo.

Su ejecución fue pública, uno de los momentos más controversiales de la historia de la monarquía inglesa, como lo retrató Alejandro Dumas en la novela Veinte años después.

En su momento, muchos vieron a Carlos I como un mártir , y otros interpretaron su muerte como un paso hacia el sistema constitucional, pues depusieron a alguien que creía en el derecho divino de los reyes, una doctrina política y religiosa que ponía a la divinidad incondicionalmente del lado de la corona.

Carlos II de Inglaterra

El hijo mayor de Carlos I nació en mayo de 1630 y llegó a destacar por su estatura de 1.88 metros de altura, su encanto e ingenio.

Tras la ejecución de su padre, se nombró rey de Escocia como Carlos II en febrero de 1649, pero un año más tarde tuvo que huir a Francia tras la derrota que sufrió Escocia en la batalla de Dunbar en contra de Oliver Cromwell.

En 1662, contrajo matrimonio con Catalina de Braganza (1638-1705) y tuvieron tres hijos que murieron a los pocos años de nacer.

Fuera de su matrimonio, Carlos tuvo muchas amantes llegando a tener 16 hijos ilegítimos.

Además, le apodaron como Old Rowley, uno de los sementales favoritos de la realeza.

Conocido también como el Monarca Alegre, eligió vivir una vida ‘a lo grande’, escabulléndose con frecuencia en el yate The Royal Escape. 

En 1685 sufrió una apoplejía y murió 4 días después a los 54 años de edad. 

Fue enterrado en la Abadía de Westminster.

 Fue sucedido en el trono por su hermano menor, Jacobo II.

Hot Sale Estrella Roja