Este 25 de diciembre no solo es celebrado por millones de personas en el mundo como Navidad, sino que también marca el inicio de Janucá, la conocida Fiesta de las Luces, una de las tradiciones más significativas del judaísmo. Este año, la celebración adquiere un matiz especial al coincidir con una fecha tan emblemática para otras religiones y culturas.
Janucá, que se extiende por ocho días, conmemora la rededicación del Templo Sagrado de Jerusalén tras la victoria de los macabeos sobre los seléucidas en el siglo II a.C.
Comienzo del Janucá o Fiesta de las Luces
Según la tradición, el milagro ocurrió cuando el aceite de una menorá, suficiente para un solo día, ardió durante ocho días consecutivos, un evento que se recuerda encendiendo una vela adicional en la janukiá cada noche.
Tradición y alegría en familia
Las celebraciones de Janucá suelen ser un momento de unión familiar. Se entonan canciones, se degustan alimentos fritos como los latkes (tortitas de papa) y los sufganiyot (donas rellenas de mermelada), y se realizan juegos como el dreidel, un trompo tradicional marcado con letras hebreas.
Además, se intercambian regalos, una práctica que, aunque moderna, se ha integrado a las festividades como un símbolo de alegría y generosidad.
Un mensaje universal de luz y esperanza
El simbolismo de las velas y la luz es uno de los aspectos más destacados de Janucá. En un mundo a menudo marcado por la división, esta festividad invita a reflexionar sobre el triunfo de la luz sobre la oscuridad, la esperanza sobre la desesperanza y la fe frente a la adversidad.
Janucá en un contexto multicultural
En países como México, donde convergen diversas tradiciones religiosas, el inicio de Janucá en la misma fecha que la Navidad puede ser una oportunidad para destacar el respeto y la convivencia entre culturas.
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Comunidades judías de todo el país organizan eventos públicos, encendidos de menorás y actividades abiertas al público para compartir el significado de esta festividad con sus vecinos.
Janucá, la Fiesta de las Luces, es un recordatorio de la resiliencia, la espiritualidad y el poder de la fe, valores que trascienden las religiones y que, en este 25 de diciembre, iluminan no solo los hogares judíos, sino también los corazones de quienes celebran la diversidad cultural y la unión.