En un trágico incidente ocurrido el pasado sábado 2 de noviembre, elementos de la Guardia Nacional abatieron a dos migrantes colombianos y dejaron a otros cuatro heridos durante un operativo en un camino utilizado como ruta de tráfico de migrantes, cerca del parque eólico La Rumorosa.
Según la versión oficial proporcionada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), los militares fueron agredidos con disparos, lo que llevó a un intercambio de balas que resultó en la muerte de los migrantes.
Militares abaten a migrantes en La Rumorosa
Esta afirmación ha sido puesta en duda por una migrante que sobrevivió al ataque, quien negó que su grupo portara armas.
Aproximadamente a las 13:00 horas, los elementos de la Guardia Nacional, al realizar reconocimientos terrestres, se encontraron con dos vehículos: una camioneta pick-up Super Duty gris y una SUV blanca.
La Sedena reporta que se produjo una agresión armada contra su personal, quien repelió el ataque. En el desenlace, dos migrantes perdieron la vida, cuatro resultaron heridos y uno más, también colombiano, salió ileso. Un mexicano fue detenido en el lugar.
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La información oficial detalla que, tras el enfrentamiento, se aseguraron varios objetos:
- un vehículo
- un arma corta
- un chaleco táctico
- múltiples cargadores con cartuchos.
Además de que los heridos fueron trasladados al hospital de Tecate.
Sin embargo, un reporte de la revista Zeta indica que los elementos federales “limpiaron” la escena del crimen, retirando pruebas balísticas, lo que añade un matiz preocupante a la narrativa oficial.
Una de las migrantes entrevistadas por Zeta expresó su indignación y desmentió las acusaciones de que portaban armas, afirmando:
“No teníamos armas, no somos delincuentes, nunca se les disparó”.
Esta declaración resalta la desconfianza hacia la versión oficial y pone en tela de juicio las acciones de las fuerzas armadas en el lugar.
Este incidente se produce en un contexto ya tenso, recordando un hecho similar ocurrido el 1 de septiembre en Chiapas.
Donde el Ejército mexicano disparó contra seis migrantes, lo que ha generado cuestionamientos sobre la respuesta militar ante situaciones que involucran a población vulnerable.
Los tres elementos que usaron sus armas en La Rumorosa han sido separados de sus funciones mientras se investigan los hechos, una medida que refleja la seriedad del caso.
La situación sigue generando preocupación y reclamos por parte de organizaciones defensoras de derechos humanos que exigen una revisión exhaustiva de los protocolos de actuación de las fuerzas del orden en interacciones con migrantes.
Este trágico evento subraya la urgencia de un enfoque más humano y responsable hacia la migración en México.
Donde las vidas de personas que buscan una mejor oportunidad a menudo se ven amenazadas por la violencia y la falta de protección adecuada.