Hoy, el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, abrió sus puertas y regresaron cientos de personas: madres buscadoras, periodistas, personal de Derechos Humanos y autoridades. Pero lo que encontraron no fue lo que esperaban.

“Aquí ya no hay nada, ya lo han sacado todo”, lamentó una mujer que busca a su hijo desde hace siete años, siete meses y 20 días.

Sus palabras, cargadas de decepción, resonaron en el polvo blanquecino que cubría el predio bajo un sol abrasador.

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El recorrido, organizado por la Fiscalía General del Estado de Jalisco y la Fiscalía General de la República (FGR), dejó a las madres con un sabor amargo.

“Esto es una fabricación para que no veamos lo que pasó realmente”, afirmó una de ellas.

Señaló que las fosas identificadas previamente por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco ahora están aplanadas, como si alguien hubiera querido ocultar la verdad. Otra madre, con la voz quebrada por la impotencia, fue más allá:

“No nos han permitido nada. Si la federación no puede con el predio, que nos deje a las familias, ya hubiéramos acabado. Es un teatro, una burla”.

Para estas mujeres, el lugar no es solo una escena del crimen, sino un símbolo de la indiferencia que enfrentan. “Esto es un circo”, añadió Sandra Neri que busca a su hijo desde hace 4 años en Lagos de Moreno.

A dos semanas del descubrimiento regresaron las madres buscadoras a Teuchitlán

El Rancho Izaguirre saltó a la luz el 18 de septiembre de 2024, cuando la Guardia Nacional irrumpió en el lugar y detuvo a 10 personas, liberó a dos rehenes y halló un cadáver envuelto en plástico. Dos días después, un comunicado oficial lo describió como una “casa de seguridad” y un “centro de adiestramiento”. Pero no fue hasta el 5 de marzo de 2025 que el colectivo Guerreros Buscadores, tras una llamada anónima, ingresó al predio con la Guardia Nacional como protección.

Ahí encontraron el horror: más de 1,300 prendas de ropa, mochilas, medicamentos, cepillos de dientes, un rastrillo de afeitar y restos humanos calcinados. Las imágenes de cientos de zapatos sin dueño se viralizaron, y el lugar pronto fue comparado por el congresista estadounidense Riley Moore con un “Auschwitz mexicano” por su crudeza.

El congresista estadounidense Riley Moore nombró a Teuchitlán el “Auschwitz mexicano”
El congresista estadounidense Riley Moore nombró a Teuchitlán el “Auschwitz mexicano”

Sin embargo, este 20 de marzo, el escenario era otro. Siete autobuses recorrieron los caminos de terracería escoltados por policías, Guardia Nacional y el Ejército, dejando atrás el pueblo de Teuchitlán, donde los habitantes observaban con asombro. Al llegar, entre campos de caña de azúcar, un portón negro lleno de agujeros de bala marcaba la entrada. Adentro, el terreno estaba horadado por excavaciones, algunas con banderitas rojas que indicaban posibles restos humanos. Pero las pruebas que habían conmocionado al país —los zapatos, la ropa— ya no estaban.

La policía de investigación las retiró y las tiene bajo custodia tras seis meses de abandono del lugar. Solo quedaban una mochila azul de Adidas, unos calcetines sueltos y pesas rudimentarias hechas con latas y cemento, testigos mudos de lo que alguna vez ocurrió ahí.

Fiscalía de Jalisco entregó la información a la FGR

La Fiscalía de Jalisco anunció hoy que entregó toda la información del caso a la FGR, luego de que el Fiscal General, Alejandro Gertz Manero, acusara a las autoridades estatales de múltiples fallas. En una conferencia el 19 de marzo, Gertz Manero enlistó las omisiones cometidas entre septiembre y octubre de 2024: no rastrearon huellas ni indicios, no identificaron ni registraron adecuadamente las prendas y objetos hallados, dejaron sin procesar vehículos encontrados, no inspeccionaron el predio exhaustivamente, omitieron tomar huellas dactilares de inmediato y retrasaron la intervención de la FGR, pese a la evidencia de delitos como posesión de armas de alto calibre y delincuencia organizada. Incluso vehículos bajo custodia policial fueron robados, dejando la cadena de seguridad de las pruebas en entredicho.

Las madres buscadoras, repartidas por el rancho durante el recorrido, no ocultaron su escepticismo. “Esto es un museo”, dijo una al ver los pocos objetos que quedaban, mientras otras rompían en llanto al imaginar lo que sus hijos pudieron haber vivido en esos cobertizos vacíos de bloques y lámina. Aunque no hay datos oficiales que confirmen quiénes pasaron por ahí ni qué fue de ellos, la experiencia apunta a un campo de reclutamiento forzado del crimen organizado, posiblemente ligado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que recientemente se deslindó del lugar en un video.

Sheinbaum prometió resultados

El escándalo del Rancho Izaguirre ha llegado hasta la presidenta Claudia Sheinbaum, quien prometió medidas integrales para coordinar a las fiscalías estatal y federal, mejorar los servicios forenses y destinar recursos a la identificación de cadáveres.

Con 124,000 desaparecidos en México, según listados oficiales, el caso refleja una crisis que abarca desde la Guerra Sucia hasta la violencia actual del narco. Sin embargo, las buscadoras no ven avances reales.

“Para qué nos han traído si ya no hay nada”, cuestionó la madre que lleva más de siete años buscando a su hijo, mientras el polvo del árido terreno se pegaba a sus manos vacías.

El exfiscal de Jalisco, Luis Joaquín Méndez, está ahora bajo la lupa de la FGR por las omisiones señaladas. Para las madres buscadoras que regresaron a Teuchitlán, el recorrido de hoy fue un espectáculo inútil.

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Itandehui Rodríguez Martínez

Itandehui Rodríguez Martínez

Poblana, tutora de Monólogos de Ménade, responsable de lo que dice y hace y no de lo que le inventa. Resiliente, en constante reinvención y en una relación.