En una controvertida entrevista realizada el miércoles en el programa de radio ‘The Breakfast Club’, la precandidata republicana a la presidencia de EE.UU., Nikki Haley, desató la polémica al afirmar que el estado de Texas tiene el derecho de separarse de Estados Unidos si así lo decide su población.
Haley, exgobernadora de Carolina del Sur, respaldó sus comentarios citando la Constitución, argumentando que los estados tienen el derecho soberano de tomar decisiones que reflejen la voluntad de su población.
Sin embargo, al ser cuestionada sobre la viabilidad de la secesión, Haley la consideró poco probable, aunque enfatizó en la importancia de respetar los “derechos de los estados”.
La declaración de Haley se produce en medio de la creciente crisis migratoria en la frontera de Texas, donde solo en agosto de 2023 se registraron 91 mil detenciones de personas cruzando ilegalmente.
Al respecto, la política elogió los esfuerzos del gobernador texano, Greg Abbott, por controlar la situación, incluyendo la instalación de vallas para frenar la migración.
Es relevante señalar que la Constitución estadounidense no contempla un mecanismo formal para la secesión de sus partes constituyentes.
La sentencia del Tribunal Supremo de 1869 en el caso Texas contra White estableció que los estados no pueden separarse unilateralmente de EE.UU., y que cualquier acto legislativo en ese sentido sería “absolutamente nulo”.
La controvertida postura de Haley revive un antiguo debate sobre la autonomía de los estados y la interpretación de la Constitución en momentos críticos para la nación.
Aunque la exgobernadora considera la secesión de Texas como poco probable, sus declaraciones han avivado la discusión sobre los límites del poder estatal en una Unión que históricamente ha rechazado la posibilidad de la secesión.