México y sus municipios están a menos de un mes de elegir a sus nuevos representantes y parece que será una de esas elecciones para recordar, tristemente no parece que será recordada por la gran participación ciudadana, un abanico de buenos candidatos y propuestas, abundantes debates e información para la ciudadanía, un proceso ejemplar y civilizado, etc.
Sino que, tristemente, será por la violencia, intromisiones del Estado y violaciones sistemáticas a la ley y la dignidad de la ciudadanía.
El pasado sábado en Puebla se presentó uno de esos eventos preocupantes y que marcan el ritmo y dinámica de una elección.
Algunas personas, irrumpieron en el fraccionamiento del candidato a la gubernatura Eduardo Rivera, en donde vecinas de este resultaron heridas durante este evento, donde, claramente, a quien buscaban era al candidato Eduardo.
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Esto, aunado a los recientes descubrimientos de reparto de calentadores en San Pedro Cholula y Huejotzingo que son propiedad del gobierno del estado de la misma marca y modelo en ambos eventos. Cosa que evidentemente es ilegal, pero que también da un mensaje indignante de cara al 2 de junio.
El mensaje es que MORENA debe ganar las elecciones a cualquier costo, léase costo en monto de dinero o acciones a realizar.
Eso nos habla de la preocupación que tiene el partido en el poder por perder su hegemonía y poner en riesgo la continuación que comenzó el presidente López Obrador 6 años atrás.
Puesto que, en el 2018, tuvieron una elección muy holgada y cómoda, lo que se ve difícil se repita de la misma manera en esta ocasión.
Así como para que la marca pueda tener vigencia sin su “pastor” y no pierdan la capacidad operativa para poder ser competitivos en procesos futuros.
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El objetivo es control y de una vez por todas, modificar y terminar de debilitar las instituciones y contrapesos que evitan que las elecciones pierdan relevancia a la manera que era hasta antes del año 2000.
Es por ello, por lo que, debemos anticipar una elección violenta y llena de irregularidades, cuyo único antídoto contra esta triste realidad que no merecemos las y los mexicanos es que todos los ciudadanos nos metamos de lleno y con la playera por México bien puesta.
¿Cómo se debería dar esa activación ciudadana? Saliendo a votar masivamente (al menos 65% de la lista nominal) para que, con eso, contrarrestemos la maquinaria clientelar que esta echando a andar el Estado.
Anudando a esto, debemos ser ciudadanos que denuncien y señalen los delitos electorales el día de la elección, así como fomentar la participación como funcionarios de casilla y observadores electorales.
Como en el pasado, la democracia encuentra en la ciudadanía a su salvación y tal vez última esperanza.