El pasado domingo 15 de octubre ha marcado una fecha muy importante para el alcalde capitalino Eduardo Rivera al por fin destaparse a lo grande en busca de la gubernatura de Puebla con una realidad que hace ver que difícilmente le quiten esa candidatura.
Pero no solo fue un día grande para él como individuo, sino que representa la culminación de años y años de trabajo y construcción de una corriente de panistas de muchos años que han tenido los valores del humanismo político y la trascendencia como brújula de su labor política.
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Una corriente que comenzó con la resistencia civil y jugando un papel valiente de oposición bajo el liderazgo de la hoy diputada federal Ana Tere Aranda y el Exsenador Francisco Fraile, siendo ellos, y los principios que profesó Manuel Gómez Morín, la escuela que moldeo a aquella generación de jóvenes políticos que hoy se han convertido en los líderes del PAN.
Un camino político y doctrinal que vio en el hoy alcalde y otros personajes el futuro de aquel sendero para la posteridad.
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Si bien, nunca dejó de participar en el partido, así como su generación; ciertamente se vio mermada durante el periodo morenovallista.
En el que se vieron orillados estos personajes de la escena pública por las diferencias doctrinales, políticas y estratégicas con el difunto gobernador.
Los regímenes vienen y van
Si bien, esa historia es bien conocida por muchas personas, vale más la pena regresar al punto principal de estas líneas, puesto que, creo es incluso un ejemplo interesante para apreciar que nada es seguro en la vida, que los regímenes van y vienen, pero que las personas derechas y las cosas bien hechas tarde o temprano recibirán retribución.
Y en este caso, los brazos que levantó el presidente municipal, no solo fueron de alegría y emoción por el porvenir electoral
Sino que me parece que fue el suspiro de reivindicación que tanto ha buscado después de tener que superar momentos y pruebas muy duras para él, su familia y todos sus amigos que, a la vez, han sido parte de su equipo.
Lalo Rivera por la Gubernatura de Puebla.
El premio por permanecer firmes al píe del cañón y sin claudicar ante la tentación de tirar la toalla cuando parecía no haber esperanza, cosa que es herencia de esa escuela de trascendencia, humanismo político y un toque de fe en Dios, que hoy le permiten ver al titan que es MORENA sin miedo, e ir a esa batalla por Puebla con la cabeza en alto.
Será una gran elección y la oposición no podría estar más contenta de tener un candidato como Eduardo Rivera.