Los jóvenes pueden verse en desventaja por no tener tanto dinero, estructuras, relaciones o cualquier otro aspecto material que parecieren ser los que definen la elección de candidatos y por lo que no vemos tantos jóvenes en las boletas o puestos más importantes.
Sin embargo, esto no es algo escrito sobre piedra, puesto que, los jóvenes, tenemos algunos ases bajo la manga para destacar y demostrar que podemos y lo haremos muy bien. Lo primero es que somos seres con la energía y disposición de mover montañas a cambio de nada, cosa que no es fácil de encontrar ni mantener.
En segundo lugar, considero que en general, nuestra generación es una generación que sale al mundo más preparada y con más herramientas por explotar como son la tecnología y las redes de comunicación que nos permiten permear de manera más profunda y directa con los ciudadanos.
Por último, considero que somos capaces y los demás lo saben, puesto que, la juventud representa esperanza y la capacidad de no tener un techo claro de hasta donde podemos llegar.
Sin embargo, esto no solo puede verse como que todo es miel sobre hojuelas, sino que, el que se presenten las oportunidades, no significa que caigamos en una zona de confort de extender la mano y esperar todo por el simple hecho de merecerlo. Sino que es resultado de una combinación de trabajo duro y una perpetua formación que nos permita no solo hacer una labor loable sino adquirir de una manera integral la responsabilidad que conlleva representar a los jóvenes y lo que representamos en esos espacios de decisión.
Para que esto se cristalice y se vuelva una realidad es de vital importancia la labor y apertura de todas las partes, y buscar un relevo generacional prudente y sano que le permita al país tener visiones de diferentes generaciones, y, por ende, tener soluciones y propuestas más integrales para atender las imperantes necesidades de México.