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La demagogia de la Reforma (per)judicial

La demagogia de la Reforma (per)judicial.
La demagogia de la Reforma (per)judicial.

Recientemente, la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, hizo referencia en su cuenta de Twitter (X), a la definición etimológica de la palabra democracia, que como se sabe, emana de los vocablos griegos: demos = pueblo / kratos = poder. “El poder del pueblo”.

Lo hizo para respaldar a las y los diputados de su movimiento, quienes el día de ayer aprobaron en fast-track la reforma al Poder Judicial dictada por AMLO.

La estrategia central de la 4T en este asunto de la reforma, es vender la idea de que “el pueblo bueno y sabio” es quien debe elegir a los jueces, magistrados y ministros de este país, como una forma de “democratizar” al Poder Judicial, es decir, que el pueblo tenga el poder de elegir a quienes imparten justicia.

Esto, que a primera vista pudiera parecer algo “positivo” (¿quién pudiera estar en contra de que la gente elija a sus autoridades?), en realidad es un sofisma, o mejor dicho, un caramelo envenenado , veamos.

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En primer lugar, es evidente la prisa con la que tratan de aprobar una reforma que ha sido seriamente criticada por expertos, juristas, académicos, litigantes, constitucionalistas, etc.

De hecho, los únicos que respaldan la reforma, son personas ligadas a la 4T, es decir, la “apoyan” por simpatía política, complicidad o conveniencia, pero no por convencimiento. No hay una sola persona imparcial que se haya pronunciado a favor de la misma, ni una sola. ¿Por qué será? Además, ¿cuál es la prisa de aprobar algo tan trascendente para el país, a un mes de acabar el gobierno de López Obrador? ¿Se los instruyó él? ¿Es un capricho? ¿Una terquedad? Cada quien tendrá su propia respuesta.

Lo segundo que hay que destacar es que, NO se trata de una reforma que vaya a mejorar el sistema de justicia en el país, esto lo han reconocido incluso los promotores más férreos de la misma, como el propio Arturo Zaldivar.

¿Por qué no entonces hacer una reforma integral al sistema de justicia que abarque a la FGR, el papel de los Ministerios Públicos, las carpetas de investigación, el sistema penal, las Fiscalías locales, los juzgados calificadores, etc.?

Eso parece no interesarle al Presidente saliente, quien es el causante de esta situación de apremio en que nos metió a todos. Para él, lo más importante es cambiar a los actuales ministros, magistrados y jueces.

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Tal pareciera que es una cuestión de revancha personal o venganza política, por los diversos fallos (sentencias) que tuvo el Poder Judicial en contra de algunas obras y acciones de su administración. Se sabe que al presidente no le gusta que le digan que ‘no’.

Por cierto, otra de las cosas que NO abarca esta “reforma”, es la sustitución de los magistrados del Tribunal Electoral, al contrario, a ellos son a los únicos que se les permite continuar en el cargo hasta 2027, siendo que la mayoría (salvo uno) terminan sus períodos este año. Curiosamente, estos magistrados son los que aprobaron la sobrerrepresentación que va a tener Morena en el Congreso de la Unión, de la que ya hemos hablado anteriormente. ¿Premio político?

Tercero, y lo más importante: ¿la elección de juzgadores mediante voto popular, garantiza una mejor aplicación de justicia? ¿Es bueno “democratizar” tanto la vida pública? Para los griegos, la democracia no era, ni por mucho la mejor forma de gobierno, de hecho, era una de las peores. Platón decía que la democracia era igual a demagogia, y que el demagogo, aprende a hacerse sordo a la voz de la razón.

Los demagogos, son aduladores del pueblo -decía- los calificaba como “zánganos armados de aguijón”, que manipulaban al pueblo para apoderarse de la cosa pública (¡ZAS!)

Aristóteles consideraba 3 formas de gobierno puras, que derivaban en 3 impuras:
La monarquía puede degenerar en tiranía
Aristocracia (el gobierno de los mejores) puede convertirse en oligarquía (privilegios de unos cuantos); y La politeia o República (el gobierno donde los ciudadanos participan en los asuntos públicos) puede derivar en democracia/demagogia.

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Aristóteles advertía el riesgo de que, en un gobierno de mayorías, los aduladores (de los que hablaba Platón) eran los que adquirían mayor poder, porque eran capaces de manipular a esa mayoría y por lo tanto, terminar gobernando de acuerdo a sus intereses.

Eso es justamente lo que estamos viendo en la reforma de AMLO: le presenta a la gente un argumento sumamente encantador, demagógico, para imponer sus propios designios a través “del pueblo”.

“Llega un día, en que estos zánganos armado de aguijón, más hábil y más atrevido que los demás, se proclama el protector del pueblo y de la democracia amenazada. He aquí ya el futuro tirano… Concluye por ejercer un poder sin límites y sin oposición, servido por un grupo de malvados como él…” (Platón. “La República o el Estado”)

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Iván Galindo

Iván Galindo

Licenciado en Ciencias Políticas por parte de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, con Maestría en Derecho Constitucional y Derechos Humanos. Ha sido colaborador en varios medios de comunicación...