Sin duda alguna, la noticia que más llamó la atención esta semana en el ámbito local, fue, el posible crédito/préstamo/endeudamiento del Ayuntamiento de Puebla.
Todo comenzó el pasado fin de semana, cuando se rumoraba de algunas reuniones con regidores para supuestamente, plantearles la posibilidad. Así prevaleció todo el fin de semana, con un rumor en ascenso. Nadie confirmaba nada, pero tampoco nadie lo desmentía. Para el lunes por la mañana el rumor ya era un escándalo. Hasta ese momento, el Ayuntamiento no decía nada.
Poco a poco comenzaron las primeras declaraciones. Fue al seno de la Comisión de Patrimonio y Hacienda, cuando las y los regidores se inconformaron por las cifras presentadas en los Estados Financieros. El regidor Leobardo Rodríguez, con la elocuencia que le caracteriza, criticó el manejo de los recursos de la administración, sobre todo en estos últimos meses por los pasivos circulantes, es decir, por las cuentas por pagar a distintos proveedores, que se incrementaron sustancialmente el último mes. Dijo que “el Ayuntamiento había sobregirado la tarjeta de crédito y ahora no tenía para pagar la mensualidad, por eso necesitaba endeudarse”. ¡ZAS!
Para ese momento ya todos daban por hecho que el Ayuntamiento sí tenía la intención de solicitar el crédito y no había ningún valiente que se atreviera a salir a defender el “proyecto”, mucho menos después de que el gobernador electo Alejandro Armenta se pronunció al respecto en su Rueda de prensa matutina, y pidió una explicación para conocer “las razones y motivos”.
Ese lunes, y esa Comisión de Hacienda en particular, fue demoledora para el Ayuntamiento. Se revelaron cifras, hubo críticas fuertes, con documentos en mano, se hablaba de un déficit, las notas decían que de ¡680 millones de pesos! Curiosamente la cifra coincidía con lo que se rumoraba en redes sociales, de lo que pediría el Ayuntamiento como préstamo. Es decir, el mensaje entre líneas parecía ser: “nos faltan $680 millones; queremos un préstamo por $600 mdp”. Terrible.
Fue un lunes negro para administración saliente. El escándalo era tal, que las críticas ya no eran sólo de la oposición, quienes plácidamente parecían jugar en una pared de frontón, sin tener un rival que contestara, sino también de los propios regidores afines, como la Reg. Christian Guzmán, quien se inconformó por la información presentada por la Tesorería y por el Reg. Ricardo Grau, quien a través de sus redes sociales, con mucha altura escribió: “Se trata de ser aliados, no cómplices…” 😲
Y para rematar: el Tesorero daba a conocer también que los funcionarios de primer nivel de la administración, habían obtenido un bono de fin de trienio, aunque no quiso revelar el monto ni cuándo lo recibieron. Ya se imaginarán cómo lo tomó la gente…
No fue sino hasta el día siguiente, cuando el presidente sustituto Adán Domínguez, salió a “aclarar” el tema en una Rueda de prensa y posteriormente con un hilo de Twitter (“X”), en el que decía que “No hay necesidad de solicitar un crédito bancario”, que todo eran “especulaciones”. ¿Por qué entonces esperar 3 días para salir a “desmentir” algo que desde el principio se pudo aclarar? ¿Sí lo intentaron y recularon? ¿Querían ver las reacciones? ¿Creyeron que nadie se iba a dar cuenta?
¿De quién fue la “brillante” idea del crédito? De quien haya sido, logró que se generara la peor crisis que haya tenido este Ayuntamiento que está por terminar, y no sólo eso, debido al pésimo manejo de crisis que tuvieron, se creó una percepción generalizada de que realmente faltan recursos para el cambio de administración. ¿Saben quién fue el único ganador de todo esto? La siguiente administración, quien ahora tiene todo el pretexto del mundo para solicitar un crédito de $600 millones de pesos (que sería aire puro para empezar la gestión), sin cargar con el costo político, porque ya lo absorbió la saliente administración. Unos dirán que sí dejaron recursos, los otros dirán que no. La narrativa favorece a los que llegan.
Deberías leer:
