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Triunfar fracasando

El corralito argentino

Argentina sigue sumergida en una profunda crisis económica

EL BURRO QUE TOCÓ LA FLAUTA:

Con el fin de “enfriar” la economía para combatir la inflación derivada, dicen, de la pandemia y de la guerra de Putin, aunque prevista desde antes de estos dos acontecimientos, la FED, esa unión de bancos centrales norteamericanos, decidió aplicar la manida receta neoliberal de incrementar las tasas de interés para frenar la demanda de bienes y servicios, provocar “un poco” de desempleo y, según ellos, de esta manera bajar los precios.

Con estas medidas, también dicen, se ha anunciado con bombos y platillos que la inflación ha disminuido, en un año, del 9.1% al 3%, a tasa anualizada. Gran logro, solo que…

Oh, sorpresa, no ha sido por las causas que buscaban provocar. La demanda no ha disminuido, el desempleo está en mínimos históricos y la economía está creciendo. ¿Qué ocurrió, entonces? Bueno, contrariamente a lo que se buscaba, la demanda agregada creció. Al no haber desempleo fortaleció a la economía familiar y la mayor producción provocó que los precios descendieran, además de provocar la presencia de productos equivalentes y más baratos. La baja del precio de los energéticos y de los cereales también contribuyó a este atípico descenso de precios en Estados Unidos.

La receta para triunfar no funcionó, pero el objetivo se está logrando, si Rusia y la cancelación de los Acuerdos del Mar Negro, que permitían la salida de las cosechas del cuarto productor de cereales del mundo, no dicen otra cosa. Pero incluso contra esta eventualidad, Estados Unidos tiene su muy particular vacuna, es un país autosuficiente en la producción de maíz, trigo, soya, cebada y similares. Su mercado interno está protegido y sus exportaciones se encarecerían para los presuntos adquirentes.

Este fenómeno, no buscado, en Estados Unidos, -el de bajar la inflación incrementando la demanda- no se ha dado, sin embargo, en Europa, Asia, África y, menos aún en América Latina.

El seguir las políticas de la FED, de incrementar las tasas de interés un mes sí y otro también, ha encarecido las mercancías, frenado la demanda, generado desempleo y, lo más grave, está afectando a las clases más débiles. Las pulgas se deberían de matar de otra manera.

Y LOS QUE NO ENCUENTRAN LA FLAUTA:

¿Qué pasa aquí? Ocurre que, cuando las tasas de interés aumentan, los préstamos y créditos se vuelven más costosos, lo que reduce la disposición de las personas y las empresas para endeudarse. Esto ha provocado la disminución del consumo y la inversión, ya que las personas tienen menos incentivos para gastar y las empresas pueden postergar proyectos de inversión debido al mayor costo del capital. Hay que recordar que el salario mínimo en Estados Unidos es, por lo menos, 10 veces superior a la mayoría de los de América Latina. Entonces, allá, el aumento de las tasas de interés solo benefició el premio de su ahorro. En el resto del mundo, no hay tal.

Índice de precios de consumo de Estados Unidos
Es un indicador cuya finalidad es estimar la evolución de los precios de los bienes y servicios que consumen

Si las clases más débiles dependen en gran medida del consumo, como es el caso de las personas con bajos ingresos, lo que ocurre realmente es una disminución del gasto. Si tienen dificultades para acceder a créditos o préstamos debido a las altas tasas de interés, su capacidad para adquirir bienes y servicios se reduce. Dependen del ingreso por sus exportaciones y de las remesas, cada vez con menor poder adquisitivo, porque al no haber demanda de dólares para invertir, éste se abarata y les brinda menos unidades de moneda nacional por dólar.

En México hay que apuntarlo, la reducción del 33% de los precios de los combustibles a nivel mundial, no ha beneficiado al consumidor, porque cuando baja el precio se compensa fiscalmente con el Impuesto sobre Productos y Servicios (IEPS) y se mantiene, encareciendo transporte y producción. Receta, pues, mal copiada.

Además, las tasas de interés más altas afectan negativamente a las personas que tienen deudas, ya que tienen que destinar una mayor parte de sus ingresos para pagar los intereses. Esto dificulta aún más su situación financiera y su capacidad para satisfacer necesidades básicas.

¿PROGRAMAS SOCIALES O ELECTOREROS?

Incluso los beneficiarios de “programas sociales” (poco o nada productivos), ven mermada su capacidad adquisitiva y, lo que es peor, si el aumento de las tasas de interés enfría la economía y disminuye el consumo, se afecta la captación fiscal, ya que los ingresos del gobierno a través de impuestos se reducen. Si se desea continuar con los “programas sociales” hay que endeudarse. No llores por mí, Argentina. Adiós programas sociales, Venezuela.

Es muy importante tener en cuenta que el endeudamiento debe realizarse de manera responsable y sostenible, evitando un aumento excesivo de la deuda pública.

En algunos casos, los gobiernos pueden buscar apoyo financiero a través de acuerdos de cooperación internacional, préstamos o donaciones de organismos multilaterales, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, u otros países.

Eso ha ocurrido, por ejemplo, en Grecia y en Argentina, que, por lo visto no aprendió las lecciones de 1989 y 1993, y menos la del más reciente 2001, el famoso decreto 1570 del presidente De la Rúa, coloquialmente conocido como “El Corralito”. Hoy su inflación, por programas sociales mal enfocados, rebasa el 100% anual, y no cede.

En suma, Estados Unidos, como el burro que tocó, la flauta, está controlando la inflación al no darse los efectos que buscaba con el alza de las tasas de interés. El resto del mundo, la mayor parte -China es un caso muy especial- está frenando sus economías en la búsqueda de una baja de precios que no llega. ¿Ya fue usted hoy al Súper?

DE FONDO:

La implementación de políticas de producción y empleo tiene mucho que ver con la ignorancia de los autollamados “políticos”, sobre temas fundamentales de la economía y el desconocimiento del daño que puede causar la llamada “Economía del Bienestar”, si solo tiene un enfoque político electoral y se ignora el principio básico de la economía de optimizar los recursos escasos, de manera productiva. Los programas sociales generosos pueden crear incentivos distorsionados que desalientan a las personas a buscar empleo o mejorar su situación económica. Esto da como resultado una mayor dependencia de los beneficios sociales y una menor participación en la fuerza laboral.

DE FORMA:

Barbara Ehrenreich, escritora y periodista estadounidense ha abordado temas relacionados con la pobreza, el trabajo y las políticas sociales. En su libro (Best Seller imperdible) “Nickel and Dimed: On (Not) Getting By in America” (¨Centaveando: Cómo (No) Salir Adelante en América”), realizó una investigación encubierta, trabajando en empleos mal remunerados para explorar la vida de los trabajadores pobres en Estados Unidos. A través de sus experiencias, cuestiona la eficacia y la intención de ciertos programas sociales y expone las dificultades que enfrentan las personas de bajos ingresos para salir de la pobreza.

Claro que el 99% de la (mal) llamada “clase política”, en muchos países, desde luego en México y en el gabinete actual, no ha leído este gran libro y menos comprobado empíricamente sus lecciones de la experiencia.

DEFORME:

En todo el mundo, la política y la economía están estrechamente vinculadas, y es esencial que los políticos comprendan las implicaciones económicas de sus decisiones. Para abordar problemas económicos importantes, es crucial que los políticos trabajen en estrecha colaboración con economistas, evaluadores de proyectos y expertos en la materia, y que estén dispuestos a aprender y a actualizarse constantemente sobre temas económicos relevantes. La colaboración interdisciplinaria y el enfoque en soluciones basadas en evidencia son fundamentales para abordar los desafíos económicos a nivel mundial. No bastan la “ocurrencias” sin sentido. Mientras tanto, aquí… la máquina pita y pita …y no camina.

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