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Sesgo hiperbólico… y procrastinación

Hablemos de sesgo hiperbólico y procrastinación

Hablemos de sesgo hiperbólico y procrastinación

PRESENTE Y FUTURO: En 1979, los investigadores de la Universidad de Stanford Walter Mischel y Ebbe B. Ebbesen realizaron el que se convertiría, para los estudiosos de la economía, el hoy famoso “Experimento Marshmallow” (Prueba del Malvavisco). En este estudio, los niños debían elegir entre una golosina inmediata o esperar 15 minutos para obtener dos golosinas. Los resultados mostraron que los niños que esperaron tendían a tener más éxito en sus estudios y en la vida, solo que ¡eran más los que elegían el malvavisco de manera inmediata!

Extendido a la economía, este experimento concluyó con la tesis del “Sesgo Hiperbólico” que se refiere a la tendencia de la gente a preferir recompensas inmediatas, aunque sean más pequeñas, en lugar de esperar más tiempo para obtener recompensas mayores. Esto se debe, concluyen economistas y sicólogos, a que nuestro cerebro valora más las recompensas instantáneas que las futuras, lo que explica las decisiones impulsivas y perjudiciales para nuestro bienestar a largo plazo. Argentina, Venezuela, Grecia y Sudán sufrieron la amarga comprobación de esta tesis -que no hipótesis-, México apenas va en camino.

En el ámbito económico, el sesgo hiperbólico influye en nuestras decisiones de compra y ahorro. Es común que las empresas ofrezcan descuentos o promociones para incentivar la compra inmediata, aprovechándose de nuestra preferencia por las recompensas instantáneas. ¿Es mejor adquirir una pantalla de 80 pulgadas ahora o impermeabilizar la casa dentro de tres meses?. El 76% de las personas eligirían la pantalla, aunque la postergación de la decisión futura (costo de oportunidad) resulte, a la larga, tres veces más cara.

El sesgo hiperbólico se llama así porque se relaciona con la forma en que las personas valoran el tiempo y las recompensas en el futuro, siguiendo una curva hiperbólica. En matemáticas, como todos los que cursaron la secundaria saben, una curva hiperbólica es una función que decrece rápidamente al principio y luego se estabiliza. En el contexto del sesgo hiperbólico, esta curva representa cómo la valoración de una recompensa disminuye rápidamente con el tiempo.

¿Nos afecta en la vida diaria?. Desde luego, porque obedece a reacciones impulsivas (compro ofertas, aunque no las necesite), provocan el efecto procrastinación (aplazar o diferir tareas importantes, mientras se habla de otras cosas (era más importante concluir la egoista “gira del adiós” que ayudar a los damnificados de Acapulco) y conduce, inexorablemente a una pérdida de oportunidades (construyo un tren depredador y de inversión irrecuperable en lugar de pagar la deuda de Pemex. Hoy, ni tren ni pago de deuda)

LOS SESGOS GUBERNAMENTALES: Aunque el sesgo hiperbólico es un patrón común en la toma de decisiones humanas, es más dañino en el ámbito macroeconómico porque afecta a un número mayor de ciudadanos, solo que éstos no se dan cuenta porque no son concientes del engaño político y difícilmente pueden tomar medidas para evitarlo y tomar decisiones más informadas. Quizá el ejemplo más claro es la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México o la “Venta del Avión Presidencial”. Hipérbolas en su máxima expresión. Claro que si nos boicotean las matemáticas, difícilmente entenderemos a la geometría, o pregúntenle al diputado de su preferencia que es una curva hiperbólica.

Como es obvio, y dejando a un lado la geometría, la procrastinación (el bla, bla, bla mañanero) nos hace creer que la recompensa inmediata tiene un valor alto (la pensión, que sale de los impuestos o de la deuda), que la recompensa a corto plazo tiene un valor menor (abrazos y no balazos) y que la recompensa a largo plazo tiene un valor muy bajo (es más importante mantener “ninis” que alcanzar la democracia.

No te vayas sin leer: Adoloridos y defraudados.

El término “sesgo hiperbólico” fue acuñado por los economistas conductuales Richard Thaler y George Loewenstein en 1992. Ellos utilizaron este término para describir cómo las personas valoran las recompensas en el futuro de manera no lineal, siguiendo una curva hiperbólica.

El sesgo, o desviación, se llama así porque describe cómo las personas valoran las recompensas en el futuro siguiendo una curva hiperbólica, que decrece rápidamente al principio y luego se estabiliza.

La relación entre la geometría y la sociología es muy estrecha, la procrastinación, en cualquier ámbito, se debe a la tendencia a preferir recompensas inmediatas (como ver TV o jugar videojuegos) en lugar de esperar por recompensas futuras (como terminar un proyecto o estudiar para un examen). La valoración de la recompensa futura disminuye rápidamente con el tiempo. Esto hace que las personas prefieran posponer tareas hasta el último momento, cuando la recompensa parece más valiosa. (mejor veo La Casa de los Famosos que ir a votar).

El sesgo hiperbólico, y la procrastinación hacen que las personas se enfoquen en las tareas más cercanas en el tiempo, en lugar de planificar a largo plazo. “Tómate una aspirina o usa una estampita, el COVID es como una gripita” (el sesgo de López-Gatell).

Veamos ejemplos concretos. Quizá uno de los más patentes se da en el contexto del ahorro para la jubilación. Independientemente de la merma en el poder adquisitivo de la mayoría de la población que, muy difícilmente, tiene capacidad de ahorro,  la mayoría de los trabajadores tienen dificultades para ahorrar de manera suficiente para el retiro. Este comportamiento puede explicarse, en parte, por el sesgo hiperbólico, que lleva a las personas a valorar más el consumo inmediato en lugar de ahorrar para el futuro, repetimos, cuando existe algún remanente casual o reiterado.

En lugar de destinar parte de sus ingresos mensuales al fondo de ahorro para la jubilación, muchos prefieren utilizar ese dinero para necesidades o deseos inmediatos, como la compra de bienes de consumo, la fiesta de 15 años, el concierto de Peso Pluma o la cobertura de gastos cotidianos. En consecuencia, cuando llega el momento de jubilarse, enfrentan insuficiencia en sus fondos de retiro, lo que refleja la tendencia a subestimar el valor del ahorro a largo plazo en favor del consumo presente.

Este comportamiento también se ve en la informalidad laboral en México, donde un gran porcentaje de la población, más del 57% de la Población Económicamente Activa, trabaja fuera del sistema formal y, por tanto, no tiene acceso a un sistema de pensiones, lo que agrava la falta de previsión para el futuro y los hace víctimas, que no beneficiarios, de la “pensión” que solo es otro sesgo hiperbólico, pero del gobierno, que descuida tareas productivas que hagan crecer la economía. Estas áreas, aunque fundamentales para el crecimiento económico sostenido y el bienestar de la población, tienden a ser relegadas porque sus beneficios no son inmediatos ni se traducen en resultados electorales a corto plazo.

Otro caso ilustrativo fue la expansión de los programas de transferencias directas (como “Sembrando Vida” o “Jóvenes Construyendo el Futuro”) durante el gobierno recién concluido. Aunque estos programas proporcionan alivio inmediato a ciertos sectores vulnerables, su efectividad a largo plazo en términos de reducir la pobreza estructural o aumentar la productividad de la fuerza laboral es nulo y con efecto contrario (“abrazos, no balazos” aumentó los niveles de criminalidad, dato duro). Al mismo tiempo, la inversión en educación ha sido menos prioritaria, a pesar de que es crucial para mejorar la competitividad del país en el futuro.

El gobierno (los gobiernos) priorizan políticas que producen beneficios visibles y tangibles a corto plazo (y que pueden influir en la popularidad del gobierno) en lugar de aquellas que requieren más tiempo para madurar, como la reforma educativa o el fomento de la innovación científica. ¿Usted ya lo había notado o le ocupaba más tiempo la terrible situación del América?

DE FONDO: ¿Qué es preferible? Establecer una canasta endeble de 22 productos que no cambian de precio y que no satisfacen la necesidad básica de una familia o estimular la economía para incrementar la producción. La respuesta es lo segundo, pero en un claro ejemplo de procrastinación hiperbólica, se optó por lo primero. ¿Ya fue usted al súper esta semana?. Ahí está la hiperbólica respuesta.

DE FORMA: David Laibson, de la Universidad de Harvard, ha desarrollado modelos de descuento hiperbólico que explican cómo las personas tienden a preferir recompensas inmediatas a las futuras, lo que lleva a una falta de autocontrol y decisiones subóptimas en áreas como el ahorro para la jubilación o el consumo. Su trabajo ha sido fundamental para entender cómo este tipo de sesgos temporales afectan las decisiones económicas.Esto debería de ser de obligatorio conocimiento para los políticos y líderes más preocupados por SU presente que por el futuro del bien común, ah, pero recordemos que no saben ni sumar y se especializan en dividir.

DE FONDO: ¿Por qué en Canadá no hay baches?. Porque se opta por la calidad en la pavimentación inicial, aquí se opta por inaugurar formas y descuidar fondos. El resultado es su auto en el fondo… de un bache.

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