VALOR Y PRECIO: Muchas veces, cuando vamos de compras, si un artículo nos interesa, solemos preguntar ¿cuánto vale? Si es, por ejemplo, una blusa, el vendedor nos dice el precio: “cuatrocientos pesos”. Lo que nos está señalando es el importe que tenemos que pagar, el verdadero valor lo determinamos subjetivamente en relación al uso que le vamos a dar a la prenda. Llegamos a casa y decimos orondamente “vale más de lo que cuesta”, pero si se encoge tres tallas a la primera lavada, cambiamos la óptica a “no vale lo que cuesta”.
El valor se refiere a la utilidad o satisfacción que un bien o servicio proporciona a un individuo o a la sociedad en general. Es subjetivo y puede variar según las preferencias y necesidades de cada persona. Por otro lado, el precio es el monto de dinero que se paga por un bien o servicio en el mercado.
En consecuencia, el valor y el precio no siempre están alineados.
Puede haber situaciones en las que un producto tenga un alto valor percibido, pero un precio relativamente bajo debido a factores como la competencia en el mercado o estrategias de marketing (¿han percibido la lluvia de propaganda de artículos chinos de alto valor aparente y de precio mínimo, también aparente?). Del mismo modo, puede haber productos con un precio elevado pero un valor percibido bajo, lo que puede llevar a una desconexión entre lo que se paga y lo que se obtiene en términos de utilidad o satisfacción.
Lo mismo ocurre con el marketing político, nos “venden” miles de promesas de “ahora sí vamos a cambiar” (alto valor percibido, pero nulo valor obtenido en resultados como seguridad y corrupción), pagamos el precio con nuestro voto y luego nos lamentamos seis años porque pagamos caro y recibimos nada (o dádivas de nuestro propio dinero).
SHRINKFLATION:
En esta era de neologismos y eufemismos que disfrazan la verdad, la economía ha acuñado un término para señalar lo que ocurre en una era de alta inflación que se pretende ocultar, pero que afecta terriblemente a la economía de los hogares. “Shrinkflatión”, que se podría traducir como “Reduflación” es el fenómeno de moda en los mercados de bienes y servicios. Podríamos decir que es la manera más perversa de disfrazar la inflación y que, desgraciadamente, muchas veces no pasa a la estadística.
La “shrinkflation” es un fenómeno económico en el que los fabricantes reducen el tamaño de los productos mientras mantienen su precio inalterado. Esta estrategia es utilizada como una forma de aumentar o mantener los márgenes de beneficio sin llamar demasiado la atención del consumidor. En lugar de subir los precios directamente, las empresas optan por disminuir discretamente la cantidad o la calidad del producto.
Un ejemplo común de shrinkflation se encuentra en la industria alimentaria, donde los paquetes de productos como cremas dentales, galletas, barras de chocolate o bolsas de papas fritas pueden reducir su tamaño sin que el consumidor lo note de inmediato. Aunque el precio se mantiene constante, el consumidor termina pagando más por cada unidad de producto (¿ya fue usted al súper esta semana? ¿Se compró una paleta forrada de chocolate pero en tamaño mini y con un interior de aire que antes no tenía?).
La shrinkflation puede tener varios efectos en los consumidores y en la economía en general. Es una pérdida de valor, ya que los compradores reciben menos por su dinero. Así se genera un aumento real en el costo de vida, ya que los consumidores necesitan comprar más unidades del producto para satisfacer sus necesidades habituales.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE TELEGRAM
En el universo de la shrinkflation, hay varias otras formas en las que la inflación puede ser disfrazada o manipulada para parecer menos grave de lo que realmente es, así nos engañan con la substitución de productos: En lugar de reducir el tamaño de un bien, los fabricantes pueden cambiar la composición o la calidad de los ingredientes para mantener los precios estables. Así, se reemplazan ingredientes costosos por alternativas más baratas o se reduce la calidad de los materiales utilizados en la fabricación.
Una de las formas más crueles de reduflación se da cuando se reduce la cantidad de producto dentro del empaque sin cambiar su tamaño exterior, incluso el tamaño de la caja aumenta, aunque el producto se busque después con lupa. Esto puede ser difícil de detectar para los consumidores, especialmente si no están familiarizados con el peso o la cantidad habitual del producto.
QUE NO LE DIGAN, QUE NO LE CUENTEN:
Otra vertiente de moda es la “nueva presentación”, que hace que parezca que el empaque contiene la misma cantidad, pero el producto real ha disminuido en tamaño o cantidad. Otro “gancho comercial”, también perverso, se deriva de ofertas y promociones engañosas: En lugar de aumentar los precios directamente, los vendedores pueden usar tácticas como “ofertas especiales” o “descuentos” que hacen que los consumidores sientan que están obteniendo un buen trato, incluso si el precio real del producto ha aumentado con el tiempo: “te aumento el 20% y te ofrezco, solo por hoy, un “increíble” 15% de descuento, o el ya clásico “lleve 2 y pague uno y medio”.
Esto también afecta a los llamados clientes de alto nivel adquisitivo, incluyendo snobs y políticos neo-ricos. Un vendedor puede mentir al afirmar que un producto es orgánico y luego venderlo a un precio más alto. Este tipo de práctica fraudulenta es un problema común en la industria alimentaria y en otros sectores donde la etiqueta “orgánico” conlleva una percepción de mayor calidad y valor para los consumidores.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP
Para los que creen que la etiqueta no miente y que los controles no fallan, les recordamos uno de los casos más notables que ocurrió en 2017 en Estados Unidos, donde una empresa llamada “Quality Egg LLC” y dos de sus ejecutivos fueron condenados por fraude relacionado con la etiqueta “orgánico” en huevos.
La compañía fue acusada de vender, durante años, huevos etiquetados como orgánicos cuando en realidad provenían de granjas que no cumplían con los estándares orgánicos. Este caso atrajo una atención significativa y destacó la importancia de hacer cumplir las regulaciones relacionadas con los productos orgánicos.
Otro caso notable ocurrió en el Reino Unido en 2016, cuando una empresa llamada “Organic by Nature Ltd” fue multada con £250,000 por vender productos que afirmaban ser orgánicos, pero que en realidad no lo eran. La empresa había estado vendiendo productos como aceites esenciales y suplementos dietéticos etiquetados como orgánicos sin tener las certificaciones adecuadas para respaldar esas afirmaciones. Claro, nadie tiene en casa un “pesticidómetro” o un “fertilizantrometro”, o cuando menos un espectrómetro de masas y caen redonditos.
Como en la política, el marketing desempeña un papel significativo en la percepción y la demanda de productos generadores de “Shrinkflation”. Las estrategias de marketing influyen masivamente en la forma en que los consumidores perciben los productos, así como en su disposición a pagar un precio premium por ellos. Solo el consumidor puede decidir si acepta gato por liebre. Lo lamentables es que muchas veces lo acepta, la compra-venta de humo es una verdadera pandemia.
DE FONDO:
En la primera quincena de marzo de 2024, la variación anual del INPC fue de 4.48 % y la de los índices subyacente y no subyacente de 4.69 y 3.84 %, respectivamente. En el mismo periodo del año anterior, el INPC incrementó 7.12 % y sus componentes, 8.15 y 4.15 %. ¿Se redujo la inflación? No, a pesar del discurso oficial. Los precios siguen aumentando sobre una base más amplia y con una muestra reducida. Otro gato y otra liebre.
DE FORMA:
Pemex “empresa productiva del Estado” reporta un “patrimonio negativo”, por cada peso que ingresa, tiene pasivos por 1.6 pesos. El actual gobierno gobierno ha transferido 944 mil millones de pesos de aportaciones fiscales a Pemex para apoyarla con sus deudas y sus planes de trabajo. Otro billón improductivo que sirve para explicar el incremento de la deuda pública, pero que no explica en que se tira el dinero de todos los mexicanos. Ojo, hoy la gasolina es cinco pesos más cara en México que en Estados Unidos.
DEFORME:
Mientras 22 millones de migrantes sostienen con sus remesas a 12 millones de hogares en México, el gobierno regala a migrantes venezolanos lo que el dictador Maduro les ha quitado, candil de la calle que “gentifica” la producción y que aumenta la pobreza interna. ¿La historia lo absolverá?