REFERENCIA: El 8 de septiembre de 2022, el Secretario de Hacienda presentó al Congreso de la (des)Unión el llamado “Paquete Económico” que incluye los presupuestos de ingresos y egresos… Y las proyecciones -que no estimaciones- de las principales variables macroeconómicas para el año fiscal siguiente, en este caso 2023. Ninguna de las proyecciones se cumplió, y, cortinas de humo de por medio, muy pocos han observado el alcance negativo de las cifras presentadas.
Se dijo, en aquel entonces, que el PIB crecería el 3%, hoy inalcanzable. Se determinó (sin metodología y sin conocimiento de la realidad mundial) que la inflación sería del orden del 3,2%. ¿Ya fue usted al súper esta semana?
Y se estableció que el tipo de cambio promedio en la relación peso/dólar, sería de 20.6 pesos por unidad verde y se señaló -en contradicción con su pronóstico de inflación se ubicaría en un nivel promedio de 8.95%. ¡Sí, Chucha! Tampoco acertaron al precio promedio del barril del petróleo, supusieron 68.7 dólares por barril y hoy estamos en 90 como promedio anual (¿Dónde quedó el excedente?).
Bueno, ahora, el 8 de septiembre de este año se presentó al H Congreso, sin reclamos por las aberraciones anteriores, el Paquete para 2024. No es cosa menor, son las cifras que debieran de estimar el crecimiento económico del país y el bienestar de los mexicanos. Cuya realidad, si las analizáramos como lo hacemos con los chismes de las redes sociales y los bastones de mando que no son tales, nos pondría a temblar… Y, quizá, a tomar decisiones de valor. Veamos:
El antimétodo
En lo más obvio, y que, por supuesto no se alcanzará, se anticipa un crecimiento del PIB de entre 2.5% y 3,5% (suponemos que era mejor decir 3%) y no se presenta el soporte. Lo mismo ocurre con la inflación proyectada, del orden del 3.8%. Le sugerimos anote en un papelito -o en su celular- el precio de los 10 artículos y/o servicios de mayor consumo en su hogar, el primero de enero de 2024 y los compare con los del 31 de diciembre del año por venir y le envíe al actual Secretario de Hacienda su comentario correspondiente.
A los colaboradores del señor de la O., se les “ocurrió” que el precio promedio del barril de petróleo para el próximo año de (des) gracia, será de 56.7 dólares por barril. No leyeron el mercado de futuros que señala 85 dólares. Para ello, la OPEP y los productores se disponen a disminuir la oferta para incrementar el precio o, muy duchos, preparan un “guardadito” electoral. Estiman una plataforma de producción de 1.9 millones de barriles diarios, ¿se acuerdan que hace tres años nos prometieron 2 millones y que actualmente solo producimos 960 mil barriles al día?
Como contradicción contra el presupuesto previsto y con la realidad actual, nos dicen, en esa impunidad declarativa que viene de lo más alto. Que el tipo de cambio cerrará, en 2024, en 17.60 pesos por dólar (precio inferior al del día de hoy). Pero, cuidado, ese mal llamado súper peso, solo expresa que NO HABRÁ DEMANDA DE DÓLARES PARA INVERTIR. Esto abaratará su precio y, dicen en el primer semestre de Economía, sin inversión no hay crecimiento.
Y para los que aplauden por aplaudir, tenemos los severos recortes al poder judicial y, ¡sorpréndase! Para los que creyeron en un sistema de salud mejor que el de Dinamarca, hay un recorte de 55.8% al Sector Salud. Procure no enfermarse, ni accidentarse, ni ser víctima de la violencia, porque estará más cerca de Nicaragua que de los países nórdicos.
En 2018 se nos dijo que el llamado megaproyecto Tren Maya, tendría, para sus 1,500 kilómetros de recorrido sin pueblos de apoyo, un COSTO TOTAL de 120 mil millones de pesos. No había, ni hay aún, proyecto ejecutivo, ni plan maestro, pero ya le ha costado, al contribuyente 400 mil millones de pesos. Lo que implicaría, si hubiera tren, un precio por boleto de más de mil dólares, de lo contrario, los militares no gozarán de las utilidades prometidas en flagrante violación a la Ley de Ingresos (no se pueden etiquetar las utilidades).
El Tren y la deuda
Bueno, con todo el gasto -que no inversión- ejercido para esa obra monumentalmente depredadora, le asigna, para el año 2024, la suma de ¡120 mil millones de pesos! Es decir, un importe igual al del presupuesto original que se iba a ejercer en tres años. Para un producto que se iba a inaugurar, completado al 100% en septiembre de 2023.
Así hay muchos ejemplos en el documento de más de 60 hojas que más que una propuesta, es una instrucción. Que aprobarán, sin revisar, diputados y diputadas que se la pasan chateando (vean la foto de la entrega del documento) en vez de atender sus encomiendas.
Ítem más: En 2018 el país se estremeció porque, después de 30 años de acumulación, la deuda pública ascendió a 10 billones de pesos (10% correspondiente a PEMEX). Bueno, al día de hoy asciende a 14 billones de pesos. Pese a que se nos dice que ha disminuido (por eso son buenas las matemáticas en los libros de texto). Pues ¡agárrese de dónde pueda! El proyecto de presupuesto contempla 1 billón 950,120 millones de pesos de deuda interna. Esto representará un incremento anual de 61% en términos reales, de acuerdo con la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación 2024 (ILIF). En lo único que acertaron es en reconocer que los ingresos fiscales no alcanzan. Y en un año electoral, se derramará, especialmente en programas sociales -porque en educación, salud, infraestructura productiva, investigación y tecnología por supuesto que no- dinero prestado, que no generado.
La pobreza seguirá disminuyendo, estadísticamente, gracias a la emigración de los pobres que no encuentran apoyo ni empleo. Y a las remesas que crecen mes a mes al ritmo que debiera de crecer la vergüenza interna por la falta de oportunidades. La otra fuente de riqueza, las exportaciones automotrices, ya muestran una desaceleración. Coherente con el cambio tecnológico hacia energías limpias. Concretamente el Hidrógeno verde, que ya reclaman en Europa y en Estados Unidos. Y no sabemos ni en que consiste la electrólisis que lo genera.
De fondo
En un ejemplo más de que las instituciones no son tomadas en cuenta, la proyección del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) está arriba de las previsiones actualizadas por el Banco de México. Estas consideran un intervalo entre 1.3% y 2.9% (2.1% promedio simple) y duplica la expectativa media que tiene el consenso del mercado recabado por las instituciones financieras. Que asciende al 1.8 por ciento, insuficiente aún para recupera los niveles del 2019. Per cápita, somos más pobres.
De forma
Desde luego que a la gente le interesa más el mercado de la “risatería” (cómics y anexas). O el de la casa de los famosos, que las proyecciones económicas. Mal cimentadas, nunca alcanzadas y paliadas con programas sociales soportados con deuda pública. Porque los recursos fiscales ya no alcanzan al ser desplazada la clase media hacia niveles de pobreza. Los verdaderos “aspiracionistas” quieren más pobres… y más votos. Pero ¡cuidado!, si la premisa básica falla, la conclusión también. ¿Los nuevos pobres son más votos o más descontentos?
DEFORME: El Paquete Económico 2024 y las ocurrencias que lo conforman.
P.D.: En una DEMOCRACIA, el Bastón de Mando le pertenece al PUEBLO, nunca a UNA PERSONA.