MIGRACIÓN:
Ríos de tinta, de tiempo aire, de horas-legislador (caras, carísimas y poco sustanciosas) ha ocasionado la intención, a veces en forma de declaración y a veces con implicaciones LEGALES, de contener la migración, sobre todo de personas originarias de México, Centroamérica y el Caribe, que buscan un mejor nivel de vida, en ocasiones económico y bien, últimamente, huyendo, literalmente, de la inseguridad de los países originarios. ¿Por qué emigran… si están tan bien?
Tan solo 13 millones de compatriotas y 38 millones de habitantes de origen mexicano, pueblan las principales ciudades de Estados Unidos, “obsequian” a la economía nacional 70 mil millones de dólares anuales y sostienen a un tercio de los hogares mexicanos.
George W. Bush logró, en 2006, la firma de la llamada “Ley del Muro” por medio de la que el presidente validó la decisión legislativa de cercar la frontera (“Wall Border”) de los Estados Unidos (de Norteamérica, por supuesto) para impedir, o tratar de impedir, la afluencia de indocumentados –mexicanos y no mexicanos- que, en cantidades superiores a los 600 mil al año, en ese entonces, penetraban en busca del “sueño americano” o, al menos, de la supervivencia que no tienen garantizada en su país de origen.
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¿Por qué emigran… si están tan bien?
El fascista señor Trump, que tan admirado por el actual presidente de México, se pasó dos campañas y un mandato teniendo como eje, para la captación de votos, incluso latinos, la construcción de un muro de 2,100 kilómetros de largo y 5 metros de alto para contener la migración.
El actual presidente, Biden, por fin convenció al vecino cercano que el muro virtual se estableciera, con militares, no con ladrillos, en la frontera del Suchiate. Somos la primera contención, aunque cuando políticamente conviene, pasan y hasta “se vuelven” mexicanos.
¿Condenable?, sí, en términos morales y quizá, solo quizá, humanitarios. Es preferible un muro que contenga la migración a internarse en un campo de cacería humana como el que tienen los fascistoides “minuteman” en Arizona, Texas y Nuevo México. Pero tenemos la impresión de que, por alguna misteriosa razón, se atacan las formas y no el fondo.
MIGRACIÓN ILEGAL
Más allá de la intención electorera de los presidentes norteamericanos, está la razón de fondo: 1.5 millones de migrantes ILEGALES vulneran su territorio año tras año. Parece que las “fuerzas vivas” de la nación –un querido maestro de física nos decía, con mucha razón, que no existen las “fuerzas muertas”- se oponen a la contención de la migración ILEGAL e increpan al gobierno norteamericano por tratar de evitarla.
Pero nadie reconoce, desde México hasta Nicaragua y todo el Caribe, cual es la causa original del problema, nos centramos en señalar que no queremos que la mentada pared de cinco metros de altura, concreto y alambre de púas y dos mil cien kilómetros de longitud, se construya, si les alcanza el presupuesto.
¿No queremos que haya muro para pasar libremente? Imposible, hay leyes internacionales y procedimientos establecidos para el tránsito LEGAL, hay puentes, hay puertas y hay garitas, y suponemos que las seguirá habiendo si llegara a concluirse el muro, para el tránsito LEGAL y legítimo de personas, de cosas y hasta de animales (sin pasaporte, como dijo el dilecto diputado que se quejó a nombre de los nobles brutos que serán detectados o impedidos de cruzar la frontera con las nuevas barreras físicas y tecnológicas que los vecinos establecen).
MIEDO
¿Lo comparamos con el muro de Berlín? Dudoso, el muro de la ignominia separaba a un mismo país dividido por convenciones y conveniencias derivadas de la Segunda Guerra Mundial. Dos terceros, Estados Unidos y la extinta Unión Soviética (con el aval de Francia e Inglaterra) lo construyeron para señalar cada uno su victoria y marcaron con él, a raíz de la Conferencia de Yalta (reunión de “vencedores”), el principio de la guerra fría. Tenía, pues, otro origen y, su final, otro significado, la reunificación NACIONAL alemana.
En realidad, el muro, de la “tortilla” o del “hotdog”, es la expresión del miedo norteamericano al terrorismo, a la delincuencia (allí surgieron, por ejemplo, los tristemente célebres “Mara Salvatruchas”), a la inmigración ILEGAL, y los aísla a ellos físicamente, Es entonces, un problema de ellos, incluso de presupuesto, no tienen hoy (asignados), los 25 mil millones de dólares para su construcción total, necesitan 200 mil millones para ayudar a Ucrania o a Israel, y no los tienen aprobados aún.
INTROSPECCIÓN
Funcionarios de la ONU y otros organismos han criticado la violación a los derechos humanos de los migrantes ILEGALES a los Estados Unidos; sí, deplorable y sancionable, claro que sí; pero han señalado también que son más graves las violaciones a los mismos derechos de los indocumentados centroamericanos que ILEGALMENTE y vulnerando la frontera del Suchiate, penetran a nuestro país como vía para alcanzar los dominios del Tío Sam o, simplemente, para integrarse a nuestra sociedad como nuestros paisanos lo hacen allende el río Bravo. ¿Diferente criterio para el mismo fenómeno? Así parece.
Y todos nos quejamos del muro, real o virtual, de piedra o de armas, ah, pero… ¿podemos pasar LIBREMENTE, como lo marca nuestra Constitución, por Michoacán, por Sinaloa o por Chiapas? ¡No!, una supraestructura ILEGAL -la siempre bien abrazada delincuencia organizada- lo impide, y opera, con impunidad, fuera de la ley… ¿Podemos circular por Chiapas libremente?, ¡no!, hay otro “muro”. Queremos que el vecino no tenga bardas y nosotros construimos las nuestras, internas, y no hay diálogo que alcance para derribarlas.
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Quizá, en un ejercicio de autocrítica y de prédica con ejemplo, podríamos empezar derribando el muro que divide nuestro patio, nuestro jardín o nuestra azotehuela de la del vecino. O, ¿Cómo hablar de muros si, en todo el país, cerramos calles y fraccionamientos en los que se PROHIBE la LIBRE CIRCULACIÓN a ciertos sectores de la población y se les considera “ILEGALES”? Por cierto, algunos de los más acres críticos del muro gringo viven en estos fraccionamientos amurallados. ¿Qué los hace diferentes? El propio Palacio Nacional es una doble muralla, para una sola familia feliz.
Parafraseando a Reagan y al presidente López Mateos: ¡Tiremos esa pared!, sí, pero quizá sería mejor tirar antes las nuestras, las físicas y las mentales y entonces, cuando circulen libremente las personas y las ideas y cuando seamos capaces, todos, de crear condiciones laborales y de calidad de vida que no inviten a la emigración o fuga ILEGAL (no se percibe otro muro para Canadá), dejará de importarnos si hay o no hay muro, cruzaremos libremente por los puentes.
DE FONDO:
A ver (no haber, como escriben algunos de nuestros ínclitos funcionarios y sicarios cibernéticos en sus redes sociales): Si reclamamos al país más poderoso del mundo porque no permite la inmigración ILEGAL (la LEGAL no representa problemas, aseguró la embajada) y los acusamos de injerencistas e imperialistas, expulsamos a la DEA, los señalamos como falsos líderes o por querer “imponer sus ideas económicas” (al parecer eficientes, si las medimos en remesas), ¿por qué no iniciamos una campaña para que la migración fluya hacia Cuba, Venezuela, Nicaragua y Honduras, países con amplio crecimiento económico, libertad de expresión y de acción, sin represión, con industrias y comercios florecientes, oportunidades laborales a tutiplén y merecedoras de nuestro respeto y de seguir sus modelos triunfadores solicitándoles apoyos “logísticos” y “asesorías” de éxito comprobado? Es ironía, pero también es cierto.
NOTA PARA NEÓFITOS:
Ilegal: Que vulnera lo establecido en una Ley.
DE FORMA:
En su última ocurrencia de la semana, al menos de entre las documentadas, el presidente anunció la aplicación de nuevas bases de regulación tarifaria y un ajuste a las contribuciones aeroportuarias que pasarán de 5% al 9% sobre los ingresos brutos del concesionario.
El razonamiento, si lo hubo, fue que los concesionarios “ganaban mucho dinero” y que las “tarifas no se ajustaban desde hace dos décadas”.
Lo malo de no estudiar estadística -ni otras ciencias- es que ignora que si hace 20 años los ingresos brutos era de 100, la contribución sería de 5, pero si, gracias a la inflación y a la afluencia de pasajeros, hoy los ingresos brutos son de 300, el ingreso tributario es de 15. ¿A quién le conviene la ganancia?
Tras esta “acertada” medida, las acciones de los grupos aeroportuarios perdieron 75 mil millones de pesos en un día, ya no “ganan tanto” y ¿quién cree usted que pagará el incremento del 5% al 9%? Por supuesto, el usuario final: yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos y ellas. ¿El Congreso? Ah, descubrimos que es “fuerza muerta”.
DEFORME:
El 80% de las personas con redes sociales en México saben el nombre de los 5 grupos de rock más populares, desconocen, por supuesto, los 5 indicadores económicos de bienestar y crecimiento.
Ese mismo 80% cree el 80%, que son mentiras comprobadas, de lo que se publica en redes y, peor aún, lo difunden: “ya viene el meteorito”, “tenemos el mejor aeropuerto del mundo”, “las vacunas causan autismo” y mil conspiraciones más, ninguna con base científica o con la menor prueba empírica.
En Nueva Zelanda, Suiza, Singapur y Dinamarca, ocurre exactamente lo contrario. ¿Cuáles cree usted que son los países con mayor estabilidad social y crecimiento en el mundo?… ¡Acertó!