MÁS ALLÁ DE LOS ARANCELES Y LOS MIGRANTES… LAS INVERSIONES: Estados Unidos, por presiones internas, suspendió por un mes la imposición de aranceles a todos los productos mexicanos importados a ese país. Después del susto del lunes, los mercados recuperaron una aparente calma, México se comprometió, tal y como lo pidió el ínclito señor Trump, a poner una cortina militar (Operación Frontera Norte) con otros 10 mil elementos de las fuerzas armadas (¿no que no?).
Sin embargo, además del peligro de reactivar en un mes el Acuerdo Ejecutivo, hay un daño adicional para México: Los inversionistas extranjeros entraron en “fase cautela” y la perspectiva de un monto estimado en 40,000 millones de dólares para 2025 se ve drásticamente reducida y pone, al igual que las remesas y los aranceles, en riesgo el magro crecimiento de nuestra economía para este año de (des)gracia. La única variable que crecerá, más de lo estimado, será la de la deuda pública.
LECCIONES DE LA EXPERIENCIA: En 1998, el PIB per cápita de Venezuela ocupaba el primer lugar de América Latina, rondaba los 12,000 dólares, superando a países como Brasil y México. Hoy, después de 25 años de dictadura, tan solo asciende a 3,867 dólares, con un nivel de pobreza cercano al 90%. Como referencia, en 2024 México llegó apenas a los 10,200 dólares, menor al nivel de Venezuela en 1998).
Desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, las relaciones económicas entre Venezuela y Estados Unidos comenzaron a experimentar tensiones debido a la orientación política del nuevo gobierno. Chávez impulsó una política de mayor intervención estatal (el Estado era él, Maduro hoy) en la economía y fortaleció su relación con países adversarios de Washington, como Cuba, Irán y Rusia, (nosotros ya convocamos a China) lo que generó desconfianza en la administración estadounidense.
El deterioro se aceleró con la aprobación de la Ley de Hidrocarburos de 2001, que aumentó el control estatal sobre la producción petrolera y elevó la participación del Estado en los proyectos de explotación (esa preponderancia ya existe en México). Esto afectó a empresas estadounidenses como ExxonMobil y ConocoPhillips, que habían realizado inversiones significativas en Venezuela. En 2007, Chávez ordenó la nacionalización de varios proyectos petroleros en la Faja del Orinoco, lo que llevó a demandas internacionales y a un progresivo retiro de la inversión estadounidense en el sector energético venezolano, y frenó la inversión y la diversificación en otros sectores.
El intento de golpe de Estado contra Chávez en 2002 (eliminado por los propios Estados Unidos) y la posterior huelga petrolera de 2002-2003 marcaron un punto de inflexión en las relaciones bilaterales. Chávez acusó a Estados Unidos de apoyar el golpe y de fomentar la paralización de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), lo que incrementó la retórica antiestadounidense de su gobierno.
En la década de 2010, las tensiones aumentaron con la administración de Barack Obama. En 2015, Estados Unidos emitió una Orden Ejecutiva (¿le suena el nombrecito?) que declaraba a Venezuela como una amenaza para su seguridad nacional y sancionó a varios funcionarios del gobierno chavista. Estas sanciones marcaron el inicio de un régimen de restricciones económicas que se profundizaría en los años siguientes.
CON TRUMP A LAS TROMPADAS: Con la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2017, las sanciones se endurecieron drásticamente. En 2019, tras la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino, Estados Unidos impuso sanciones a PDVSA, bloqueando sus activos en territorio estadounidense y prohibiendo la compra de petróleo venezolano. Esto representó un golpe devastador para la economía de Venezuela, ya que Estados Unidos había sido su principal comprador de crudo.
Las sanciones de Trump y su oscuro matrimonio de poder y dinero, también incluyeron restricciones financieras que dificultaron el acceso de Venezuela a los mercados internacionales, impidiendo que el gobierno de Nicolás Maduro pudiera refinanciar su deuda o realizar transacciones en dólares. Como respuesta, torpe e ignorante, Maduro buscó diversificar sus socios comerciales, fortaleciendo sus vínculos con China, Rusia, Turquía e Irán, pero sin lograr compensar la pérdida del mercado estadounidense.
A pesar de ciertas flexibilizaciones en el gobierno de Joe Biden, el deterioro de la infraestructura petrolera y productiva venezolana, la falta de inversión y la corrupción, han impedido una recuperación significativa de la economía. Venezuela ya no es un actor clave en el mercado energético de Estados Unidos (ni del mundo), y su dependencia de economías como la china y la rusa ha aumentado considerablemente.
Otro aspecto clave en la ruptura de las relaciones económicas ha sido la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado (upss, otra coincidencia), Estados Unidos ha acusado a altos funcionarios del gobierno de Maduro de estar involucrados en redes de narcotráfico, lo que ha servido como argumento para endurecer las sanciones y limitar el comercio bilateral.
Para 2025, la relación económica entre ambos países sigue marcada por la desconfianza y la dependencia de sanciones como herramienta de presión política. Mientras Estados Unidos mantiene su postura de exigir reformas democráticas, Venezuela ha buscado alternativas en otros mercados, aunque sin lograr una recuperación económica sostenida.
El deterioro de las relaciones ha transformado radicalmente la dinámica comercial entre ambas naciones, dejando a Venezuela en una posición más vulnerable y con una economía profundamente debilitada. La única afectación para Estados Unidos ha sido el incremento en la llegada de inmigrantes venezolanos.
¿Y EN MÉXICO? Las consultoras nacionales e internacionales, la banca nacional y la propia SHCP han realizado estimaciones sobre el posible impacto en el Producto Interno Bruto (PIB) de México si se implementan aranceles del 25% por parte de Estados Unidos y se produce una disminución en la Inversión Extranjera Directa (IED). Según un análisis de BBVA, la economía mexicana podría contraerse hasta un 2.5% si los aranceles se mantienen durante un período prolongado. Moody’s Analytics prevé una contracción del PIB del 1.5% en esta situación.
Estas proyecciones, y las nuestras, consideran que la imposición de aranceles incrementará los costos de exportación, afectando negativamente la competitividad de los productos mexicanos en el mercado estadounidense. Esto conduce a una reducción en las exportaciones y una disminución en la IED, factores que contribuirían a una contracción económica en México, tal y como describimos para nuestra amada Venezuela.
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Las similitudes entre México y Venezuela, con la salvedad que implica la diversificación económica, sobre todo en el sector exportador ojo: con destino a USA), la existencia de un T-MEC pendiente de alfileres y la cercanía geográfica con los Estados Unidos, pero con el agravante de un atrapado sin salida sector energético (C.F.E. y PEMEX (¿recuerdan el litro prometido a 10 pesos?), hay señales que no podemos omitir.
Como la Venezuela de los últimos 25 años, México ha observado una importante centralización del poder, debilitando instituciones independientes como el poder judicial y los organismos electorales y de transparencia. También hay una enorme coincidencia en la expansión del gasto social y de losprogramas clientelistas: En Venezuela, Chávez utilizó programas sociales financiados por el petróleo para consolidar apoyo popular. En México, se han ampliado programas sociales, necesarios pero improductivos, de manera significativa, en busca de votos y lealtad (¿recuerdan 97% de lealtad y 3% de capacidad?).
DE FONDO: Otro punto toral y no menor, la militarización del gobierno: Maduro depende fuertemente del ejército para mantenerse en el poder, otorgándole control sobre sectores clave de la economía. En México, se ha ampliado drásticamente la presencia militar en la seguridad pública, la infraestructura y hasta en sectores comerciales como la distribución de medicamentos o el manejo de líneas aéreas, a pesar de la promesa no cumplida en contrario sensu.
DE FORMA: La imposición de aranceles y la REDUCCIÓN DE INVENTARIOS, incrementan los costos de exportación, lo que disuade a empresas extranjeras a invertir en México debido a la disminución de la competitividad de sus productos en el mercado estadounidense. La volatilidad y la incertidumbre en las políticas comerciales desalientan a los inversionistas que buscan entornos estables para sus operaciones.
DEFORME: Rafael Cadenas, figura venezolana que en algún momento apoyó a Chávez, señala decepcionado que “Es urgente defender la democracia de todo lo que la acecha y para ello se requiere recrearla”, ¿nos sirve este dramático espejo?.