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No te pongas con Trump… a las trompadas II

Con Trump se acerca una guerra arancelaria..
Con Trump se acerca una guerra arancelaria.. Foto: ApartadoMex

AHORA… LOS ARANCELES: Cuando usted adquiere un producto, desde una aguja hasta un avión, el precio que paga incluye su costo -de producción, de venta, de distribución-, los impuestos que cada componente paga al incorporarse al proceso y los que se agregan al precio de venta y, desde luego, el margen de utilidad.

Un arancel es un impuesto que un país impone sobre los bienes importados (y, en algunos casos, exportados). Su propósito puede variar: proteger la industria local de la competencia extranjera, generar ingresos para el gobierno, presionar para el logro de objetivos no fiscales,  o influir en las relaciones comerciales internacionales.

El señor Trump de todos nuestros odios y rencores y en franca y abierta violación a los términos del Tratado (en realidad solo Acuerdo) de Libre Comercio que desde hace 30 años se pactó con Estados Unidos y Canadá, y con eminentes fines políticos, impuso a la TOTALIDAD de las exportaciones mexicanas (impuesto UNIVERSAL se llama) un arancel del 25% adicional al que las fracciones arancelarias de cada producto señalan en el citado acuerdo.

En 2024, México alcanzó un récord en sus exportaciones totales, sumando 617,100 millones de dólares, lo que representó un incremento del 4.1% respecto al año anterior. De este total, el 84% de las exportaciones no petroleras tuvieron como destino Estados Unidos, lo que equivale aproximadamente a 521,482 millones de dólares.

Estos 521,482 millones de dólares, medidos en precio, tendrían un incremento del 25% (inflación) para el consumidor norteamericano o para el consumidor de cualquier país si el producto se llegase a exportar desde el país de Trump, punto toral especialmente en sectores clave como el automotriz y el manufacturero.

Esta pretende ser la moneda de cambio que se le ocurrió al locuaz presidente norteamericano para reducir, hasta terminar, el flujo de migrantes ilegales y con el narcotráfico, cuyos efectos al consumidor norteamericano llegan a costar hasta 200 mil muertos al año. ¿Para que consumes fentanilo, si sabes que hace daño? Para Trump, muerto el perro se acabó la rabia, aunque el consumidor pague el costo y los precios desaten una espiral inflacionaria, que solo se puede minimizar dejando de importar productos mexicanos (o canadienses).

Si eso ocurriera, la producción nacional disminuiría, el desempleo se incrementaría y la inflación interna sería superior a la de Estados Unidos.

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Al encarecerse los productos extranjeros, los consumidores tienen menos acceso a bienes importados o deben conformarse con alternativas locales que pueden ser de menor calidad o más caras. Si los aranceles afectan insumos clave en la producción (como materias primas o tecnología), los costos de producción de muchos bienes locales también aumentan, generando una inflación generalizada, ya que el impuesto es universal y no específico.

¿Y SI HACEMOS LO MISMO?: Pero ahí no termina la cosa, ni tardo ni perezoso, el gobierno de México anunció que impondrá arancele de igual medida a los productos que México importa de los Estados Unidos de Mr. Trump. Es decir, mercancías por casi 350 mil millones de dólares tendrían un impuesto, que pagaría el consumidor, del tamaño que se le ocurra a quien lo imponga, con su efecto inflacionario o de escasez inmediato.

Si el país afectado por los aranceles responde con sus propios impuestos a los productos del país que inició la medida, se desencadena una guerra comercial. Esto puede afectar sectores enteros y provocar falta o encarecimiento de productos esenciales. No podemos olvidar que los aranceles distorsionan el mercado al proteger a industrias que podrían no ser competitivas sin esas barreras, lo que puede llevar a una asignación ineficiente de recursos y, en última instancia, a menor innovación y productividad.

Y el mayor daño, dado que el lema del presidente hitleriano es “devolver la grandeza a América” (entiéndase Estados Unidos de Norteamérica), el tratado de Libre Comercio de América del Norte se desmoronaría y, además de la caída en la producción, la inflación y el desempleo, la economía entraría en una posible recesión y su crecimiento sería (va a ser) negativo.

Si EE.UU. impone aranceles a los automóviles mexicanos, éstos incrementarían en 3 mil dólares promedio su precio. El consumidor final, si no tiene muchas alternativas, termina pagando más por el mismo producto. Pero si tiene opciones (argentinas, alemanas, brasileñas, españolas), dejarán de adquirir el producto mexicano y meterían en graves problemas a la industria nacional. Además, si México responde con aranceles a productos estadounidenses, los productores en EE.UU. podrían perder mercados, afectando también a los consumidores y trabajadores en otros sectores. Todo esto provocado por dos personas y sus equipos que ignoran como se realiza la formación de precios en economía.

La “decisión ejecutiva” del impetuoso presidente de los Estados Unidos tiene más implicaciones: Al imponer el arancel y afectar a la demanda, vendrá más desempleo, disminuirán las remesas y el dólar, mercancía al fín, incrementará su valor ante el peso, por lo que comprar al exterior, además del costo del arancel, será todavía más caro porque se paga en dólares. ¿Cómo se llama esto? Ah, inflación, señor Ebrardt.

Aunque nos forremos de machismo patriotero, aunque invoquemos el himno nacional, aunque Mr. Trump sea fanfarrón, loco y delincuente, el contraveneno no es la misma moneda, como tampoco es decir que “diversificaremos mercados”, ¿cuánto cuesta enviar un auto a Viet Nam y cuánto cuesta enviarlo a Estados Unidos?, bueno, solo hay como 13 mil kilómetros de diferencia.

Dado que el 86% de nuestro comercio internacional es con Estados Unidos, evitar una guerra de aranceles requiere una combinación de diplomacia, negociación comercial y estrategias económicas que beneficien a ambas partes. El (mal) llamado “Plan México”, una serie de declaraciones y cuentas alegres sin soporte, no va a solucionar este problema. Un día se dice que “no creemos que Estados Unidos imponga aranceles” y ocurre, entonces decímos que “responderemos igual” e invocamos un nacionalismo electorero que no va a resolver nada. Por último les decimos a nuestros amables socios que “hacen mal”, pero soluciones de fondo, nada más no hay.

DE FONDO: Al subir los aranceles y ante la inestabilidad política que los desencadenó, la Inversión extranjera Directa (IED)se reduce drásticamente. Modelos de Gravedad del Comercio y de Regresión Lineal múltiple expresan que con un arancel del 25%, la IED se verá disminuida en un 30%. Estos modelos pueden medir flujos de inversión, considerando factores como la distancia, el tamaño económico y los aranceles o utilizar datos históricos de aranceles y flujos de IED, para medir la relación entre ambos. Regularmernte, no fallan.

DE FORMA: Chad P. Bown: Investigador del Peterson Institute for International Economics, es una referencia clave en estudios sobre conflictos comerciales y políticas arancelarias. Su libro “The Trump Trade War: Its Motivations, Manifestation, and the Future” ofrece un análisis detallado de lo dañino que es, para todos los participantes, pero en especial para el rival más débil, la irracional guerra arancelaria. Sería recomendable que alguien de la Secretaría de Economía y/o de la Secretaría de Hacienda le echara un ojo o pidiera asesoría a tan importante instituto. Habrá que incluir a la Secretaría de Relaciones Exteriores del ínclito doctor de la Fuente.

DEFORME: Pronóstico: Una guerra de aranceles llevaría a la economía mexicana a una inflación superior al 10%, a un dólar por 25 pesos y a un crecimiento negativo del 5% (recesión). Esto no se resuelve con caricaturas, bravuconadas o declaraciones demagógicas. El asunto es demasiado delicado. Vaya usted al súper, adquiera 10 productos básicos, regrese en tres meses (principios de mayo), adquiera los mismos artículos y comentamos el tema… ¡Feliz mes de febrero!

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Adalberto Füguemann

Adalberto Füguemann

Economista, conferencista y consultor Asociado y Generador de Alianzas Estratégicas para las firmas Taller Especializado de Arquitectura Mexicana, APLA Consultores, STA Consultores y Esfera