VUELA, VUELA: El 21 de marzo de 2022 inició sus operaciones el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, con la incumplida promesa de ser la alternativa y el eje de solución ante la saturación del Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la ciudad de México y, también promesa, “mejor que el cancelado Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México”, con un costo de cancelación -al erario- de más de 350 mil millones de pesos. Pecata minuta.
Al no cumplir con su cometido, con una militarizada y absurda administración, con serios problemas de seguridad y movilidad y con la poca aceptación de las líneas aéreas, se optó por convertirlo en forzosa e ineficiente terminal de carga. Lo cierto es que las promesas para su creación, operación y funcionamiento nunca se cumplieron, por lo menos en la actual administración.
Heredado al próximo gobierno federal, surgen nuevas promesas que entusiasman, sin análisis verdadero, a comunicadores a modo o a gente que, como nunca va a utilizar un aeropuerto (o una estación de Tren) creen a pie juntillas lo que se dice y se reproduce.
Nos dicen ahora “Para que cumpla con su objetivo, el nuevo gobierno tiene toda una estrategia para que no solo ayude al transporte de pasajeros, sino también de carga y se convierta en un polo de desarrollo” (les encanta usar la frase final, ya sin valor, de tan gastada).
Con una serie de ajustes (me imagino que de escritorio), que suenan más a ideas que a programas estratégicos, “esperan que el AIFA obtenga una capacidad de 700 mil toneladas al año y 80 millones de pasajeros, también al año”.
Empecemos por los pasajeros: Para mover a 80 millones de pasajeros al año, se requiere un aforo de 219,178 pasajeros diarios, esto equivale a 2,191 vuelos, también por día. En su mejor momento, el Aeropuerto Benito Juárez maneja 890 vuelos, el AIFA, mucho más pequeño y limitado NUNCA va a mover 2.4 seis veces más vuelos y pasajeros. Ah, pero informadores y desinformados aplaudieron el sueño imposible.
Esto se complica si consideramos que, además habría que recibir casi 400 vuelos diarios de carga, 2,500 vuelos en dos pistas (se requerirían 6, al menos) y solo 24 posiciones de contacto (contra 100 requeridas), no hay que ser especialista, tan solo basta ser ingenuo, para creer en otra típica “promesa de campaña”. Por cierto, por ser una base militar, habría que añadir esos vuelos que, desde luego, por “seguridad nacional”, tendrían prioridad. Ni hablar, nos vemos dentro de seis años, con nuevas ideas y mentiras mejoradas. El cancelado aeropuerto de Texcoco sí reunía los requisitos para las cifras hoy inalcanzables.
ESTE ES EL TRENECITO: Vayamos al (no “en”) Tren Maya, inconcluso, depredador ambiental y sueño imposible vendido a los que ni lo usan, ni lo analizan. Se nos prometió, faltaba más, que sería el tren de pasajeros más importante del mundo. Comparémoslo, pues, con uno de los dos únicos trenes de pasajeros equiparables y rentables que hay en el planeta, el otro es el Paris-Lyon, en Francia, y la comparación es semejante.
Diríamos que las conclusiones salen sobrando, pero centrémonos en datos torales. El tren Tokio-Osaka costó mil millones de dólares, el Tren Maya llegará a 40 mil millones de dólares y solo funciona al 57%. La comparación de pasajeros es inconmensurable, el tren japonés transporta 420 mil pasajeros diarios con 336 servicios de impecable puntualidad. El tren Maya hoy transporta en uno o dos servicios a la increíble cantidad de 30 pasajeros diarios.
Por cierto, con el aforo prometido de 8 mil pasajeros diarios, y el costo final estimado de 800 mil millones de pesos, sin incluir costos de mantenimiento. Se requerirían 2.8 millones de pasajeros al año y que todos pagaran 28,500 pesos por boleto, para recuperar la inversión en 10 años. El boleto Tokio-Osaka cuesta 1,200 pesos. Decimos esto porque a los militares constructores se les prometió el usufructo de las utilidades. La segunda alarma económica es que, de no tener esos ingresos, el Tren, como el aeropuerto, tendría que ser subsidiado. Por cierto, la cifra se elevaría en un 40% si se utilizó, como todo lo indica, deuda pública para su destructiva construcción. ¡Ya nos llevó el tren!.
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DE FONDO: Estos dos proyectos, o, mejor dicho, ideas sin planeación estratégica, más otras similares como INSABI y SEGALMEX, cubrirían el equivalente a la deuda de Pemex, que, ya sin pasivos, torpemente generados desde 1938, sería una verdadera empresa productiva, capaz de aportar recursos para el desafío que se nos viene, solo que la idea privó sobre la lógica y ahora el reto es para el próximo gobierno.
DE FORMA: Leémos: >La dirección de la línea de ferrocarriles West Japan Railways se vio obligada a emitir días atrás una nota oficial de disculpa. Esto, después de que uno de sus trenes saliera 25 segundos antes del horario previsto. Ese convoy debía de partir a las 7.12 y cerró puertas a las 7.11.35. La compañía admite que ese fallo en puntualidad ha causado entre los usuarios “un inconveniente inexcusable” y se compromete “a evaluar a fondo lo ocurrido para que algo así no vuelva a repetirse”<. ¿No sería bueno cambiar a los militares que operan el Tren Maya por operadores japoneses?. 30 pasajeros al día se los agradecerían.
DEFORME: El “pueblo sabio” merece un “gobierno más sabio aun”. No se vale ilusionar con palabras y desilusionar con acciones. Nos vamos al súper, a checar los precios de esta semana.