¡FELIZ 2024!: Ante todo, nuestros mejores deseos para que sea un año mejor que el anterior, pleno de realizaciones y logros para todos, especialmente para nuestros caros lectores. ¡Vale!
TOMA CHOCOLATE Y PAGA LO QUE DEBES: El mexicano promedio, cerca de 60 millones de Población Económicamente Activa (PEA) tiene un ingreso mensual de 12,500 pesos. Como normalmente esa cantidad no alcanza para cubrir sus necesidades básicas, recurre al crédito, vía tarjetas que las instituciones bancarias reparten como cartas de baraja, o vía créditos directos, institucionales o con el usurero del mercado. La escala de intereses va subiendo y muchos, muchísimos compatriotas, o sus bien intencionados avales, terminan perdiendo, en el mejor de los casos, el bien adquirido o, en situaciones más graves, sus bienes patrimoniales.
Pedir prestado más de lo que se puede pagar conduce a dificultades financieras graves. Algunas personas se sobreendeudan debido a préstamos excesivos, tasas de interés altas o cambios inesperados en sus ingresos, lo que puede llevar a la ejecución hipotecaria de la casa o la confiscación del automóvil por incumplimiento en los pagos.
Estos casos son dolorosos y pueden tener un impacto duradero en la vida de las personas, recordemos el tristemente célebre FOBAPROA, lo que resalta la importancia de administrar las finanzas de manera responsable y ser consciente de los límites de endeudamiento personal. Es esencial planificar y administrar cuidadosamente el presupuesto para evitar situaciones financieras difíciles en el futuro.
El caso de las hipotecas subprime, tuvo un impacto significativo en mucha gente, y en muchos países, especialmente durante la crisis financiera mundial que alcanzó su punto máximo en 2008.
Las hipotecas subprime eran préstamos otorgados a personas con historiales crediticios problemáticos o ingresos bajos, con tasas de interés iniciales bajas que luego aumentaban considerablemente. Cuando los precios de las viviendas comenzaron a caer y las tasas de interés aumentaron, muchos prestatarios no pudieron hacer frente a los pagos mensuales de sus hipotecas, perdieron sus hogares sus ahorros y su plan de vida. Dura lección sobre la importancia de una regulación financiera adecuada y una gestión prudente de los riesgos en el sector crediticio.
Esto llevó a un gran número de ejecuciones hipotecarias, donde las personas perdieron sus hogares debido a la imposibilidad de pagar las hipotecas. Muchos propietarios vieron el valor de sus propiedades disminuir drásticamente, lo que resultó en una pérdida significativa de patrimonio.
La crisis de las hipotecas subprime no solo afectó a los prestatarios, sino que tuvo ramificaciones en la economía en general. Bancos y otras instituciones financieras que habían invertido en estos préstamos se vieron afectados por la falta de pago, lo que contribuyó a una crisis crediticia más amplia y a una recesión económica global.
LECCIONES DE LA EXPERIENCIA: Lo mismo que nos puede pasar como ciudadanos de a pie, o empresas (microeconomía), ocurre a nivel macroeconómico, numerosos países, generalmente por pésimas políticas públicas y mala “administración de la riqueza”, dilapidan recursos crediticios y caen en el impago. En esta situación, como no se puede embargar a un país, ni desalojarlo, se frena radicalmente la inversión, la producción, los “programas sociales” -reales o simulados- y sobrevienen niveles críticos de pobreza como ocurre en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Grecia y Argentina, en estos momentos. El destino, pues, los alcanzó.
En 2001, Argentina enfrentó una severa crisis económica y financiera que incluyó la devaluación de su moneda, el colapso de su sistema bancario, altos niveles de desempleo, aumento de la pobreza y protestas sociales masivas. Hubo una serie de factores que contribuyeron a esta crisis, incluyendo altos niveles de deuda pública, políticas económicas cuestionadas y una serie de problemas estructurales en la economía argentina.
Esta crisis llevó a la renuncia de varios presidentes y a la implementación de políticas económicas drásticas, como el corralito (restricciones a la retirada de efectivo de los bancos) y el default (incumplimiento) de la deuda soberana argentina. Con ayuda internacional y cambios en el gobierno, con prevalencia de la verdadera democracia, Argentina superó la crisis en la siguiente década, pero… no aprendió la lección, el gobierno populista de la familia Kirchner y sus allegados (hoy ninguno en situación de pobreza, por supuesto), con dolo o con ignorancia, se tropezó con la piedra del 2001 y tiene a Argentina en Terapia Intensiva, pero con nuevo gobierno, lo que no pasa en Venezuela, Cuba o Nicaragua.
En México, aunque la “generación de cristal” no lo recuerde o no lo estudie, tuvimos un evento crítico histórico. La crisis del “Efecto Tequila” tuvo lugar a mediados de la década de 1990, específicamente en 1994. Esta crisis financiera afectó principalmente a México y se desencadenó por una combinación de factores, incluyendo la devaluación del peso mexicano, altas tasas de interés, déficit fiscal y problemas en el sistema bancario del país.
El 20 de diciembre de 1994, el gobierno mexicano anunció la devaluación del peso y la suspensión de los pagos de la deuda, lo que llevó a una crisis económica y financiera que tuvo un impacto significativo en México y generó efectos en otros países de América Latina y en los mercados financieros globales. Esta crisis se conoció como el “Efecto Tequila” debido a su origen en México y su influencia en los mercados financieros regionales y globales, un efecto dominó que se expande desde un punto de origen.
CON LA MISMA PIEDRA: Todo esto viene a colación porque, nuevamente, nuestro semáforo económico está en amarillo y acercándose peligrosamente al rojo. El gobierno de Enrique Peña Nieto dejó una deuda pública de 10 billones de pesos (manejable con la excepción de PEMEX y la CFE, empresas “productivas del Estado”). Cien años se tardaron los gobiernos anteriores en llegar a esa cifra. Hoy, en tan solo cinco años de gobierno, la deuda ascenderá, en este venturoso 2024, a 15 billones de pesos y, aquí viene lo peor, no habrá recursos fiscales (de los cada vez menos contribuyentes, pues), para hacerle frente. De ahora en adelante se pedirá prestado… ¡para pagar la deuda! Más de 420 mil millones de pesos anuales de intereses, hoy por hoy altísimos, porque no se tuvo la prudencia o la inteligencia para comprar las coberturas correspondientes.
Cualquier hogar, empresa o país, toma sus precauciones ante una inminente crisis, parece que aquí no, megaobras de difícil y lejana recuperación que rebasan el billón de pesos y “programas sociales” improductivos y electoreros son un pozo sin fondo que, a corto o mediano plazo, nos retornarán a 1994, no aprendimos las lecciones de la historia y seguimos sin saber “administrar la pobreza”
DE FONDO: En una abstracción válida, para el 2024, de acuerdo con las proyecciones del Paquete Económico, la deuda per cápita aumentará 6.8% en comparación con lo previsto 2023, cifra superior a la inflación, ¿ya fue usted al súper en la primera semana de enero? ¿subieron los precios “solamente” el 5% de la inflación “oficial”? Seguro que no.
De esta manera, cada habitante, sin pedirle permiso, ni perdón, incrementará “su” deuda de 118,780 a 126,818 pesos para el presente año. Al inicio del sexenio, la deuda per cápita era de 109,818 pesos.
La deuda por habitante se ha incrementado en 15.5% durante el actual sexenio. En el 2019, la deuda per cápita era de 109,818 pesos. Claro que esto no se menciona en medios oficiales, no se puede culpar a “los de antes”, pero estábamos mejor, cuando estábamos peor.
DE FORMA: para el bienvenido y electorero 2024, la Secretaría de Hacienda proyectó un endeudamiento histórico de 5.4 % del Producto Interno Bruto (PIB), así como un Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), la deuda en su medida más amplia, de 48.8 por ciento. El tren Maya, tan solo, expulsado del FONATUR a la SEDENA, inaugurado y todo, tendrá un presupuesto de 120 mil millones de pesos, irrecuperables con el número de pasajeros y los costos actuales, cifra que, nos contaron en 2018, sería el costo total de la depredadora obra, que ya alcanza los 517 mil millones de pesos, más lo que se acumule este año, y los que siguen.
DEFORME: ¿Alguien vio ayudando en Acapulco a alguno de los numerosos médicos cubanos adoctrinadores que becamos y disfrutan de nuestros generosos recursos?. Yo no.