Viaja a Puebla
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El superpeso, mentiras e ignorancia

Las mentiras y la ignorancia en torno al mito del superpeso
Las mentiras y la ignorancia en torno al mito del superpeso

NOBLEZA OBLIGA: Vaya mi gratitud para todas las personas que con su apoyo,
gentileza y ánimo, me ayudaron a superar la difícil situación de salud que sufrí durante
más de un mes y que causó, entre otras cosas, mi ausencia de este espacio. Gracias a
todos ustedes puedo decir: ¡Prueba superada! Les agradezco de corazón.
ESPECIALISTAS: Cuando una persona tiene algún malestar, se manifiestan síntomas
que debe de atender, por lo regular, un especialista. Un dolor de cabeza puede ser
provocado por una insolación, una desvelada o un tumor cerebral. Autodiagnosticarse
y pensar que una aspirina lo cura todo”, puede tener consecuencias fatales. Lo mismo
ocurre cuando se escucha “un ruido raro” en el automóvil, solo un mecánico
especialista puede diagnosticar y reparar el daño.
En economía ocurre lo mismo. De ahí el riesgo de confundir los síntomas con las causas
y de hacer juicios ligeros, que, a la corta o a la larga, no se pueden sostener. En las
mañaneras de junio a agosto del año pasado, el presidente, mal asesorado, sin
especialistas competentes o, lo peor, sin hacerles caso, si los hay, señaló una y otra vez
que ante el panorama mundial de inflación, la de México era inferior a la de los Estados
Unidos.
Desde luego, no le avisaron que se miden con fórmulas diferentes, tampoco le dijeron
que es un fenómeno mundial derivado de la Guerra de Putin, de la escasez mundial de
alimentos (¿se acuerdan que en su “plan antiinflacionario existe la creación de una
reserva estratégica de maíz?, ¿dónde está?) y que se pagaban los costos del exceso de
liquidez que ocasionaron los créditos que se concedieron para que, en otros países, no
decayeran el empleo ni la actividad productiva. Hoy, la inflación de México es 20%
superior a la de Estados Unidos, el poder adquisitivo 20 veces inferior y el empleo
recuperado tiene la mitad de remuneraciones que el que se perdió por falta de apoyo.
Desde agosto, la mañanera guarda silencio y dirige sus enconos a “adversarios”
figurados y a generar (más) divisiones sociales.
SUPERPESO: Derivado de una abundancia relativa de dólares, generada por el exceso
de la moneda norteamericana a través de las remesas y de las exportaciones prohijadas
por el Tratado de Libre Comercio, aunado a la FALTA DE DEMANDA DE LOS MISMOS
PARA GENERAR INVERSIONES PRODUCTIVAS Y EMPLEOS BIEN REMUNERADOS, el
3 de marzo pasado, la moneda norteamericana se cotizó por debajo de los 18 pesos. La
mañanera lo festejó y pregonó la presencia de un superpeso, era su mejor nivel desde
septiembre de 2017. Los malos asesores, si los hay, del presidente, no le hicieron ver
que no es solamente un síntoma lo que define a una super moneda. El dólar “estaba
barato” y eso era suficiente. Craso error.
Cualquier buen economista, como el buen médico, como el buen mecánico, le hubiera
recomendado cautela, no confundir fines y medios y le hubiese recordado que una
moneda se considera “super fuerte” cuando su valor se mantiene estable y alto en
relación con otras monedas A LARGO PLAZO. Esto significa que la moneda es vista
como una inversión segura y confiable por los inversores y los mercados financieros
internacionales.
Algunos factores que contribuyen a una moneda super fuerte son la estabilidad
económica y política del país emisor de la moneda, la inflación controlada, la tasa de
interés alta, el superávit comercial y fiscal, la confianza en el sistema financiero y la
demanda internacional por la moneda, factores que, es obvio no se dan en nuestro país;
ejemplos de monedas consideradas super fuertes son el dólar estadounidense, el euro,
el yen japonés y la libra esterlina británica. En suma, que el dólar se abarató porque no
hay crecimiento económico por falta de inversión.
¿Qué ocurrió? Ah, pues que tan solo 10 días después, el 13 de marzo, el dólar llegó a su
mayor precio en 3 años. La prédica mañanera había señalado que la economía mexicana
y su sector financiero eran inmunes a los fenómenos mundiales. Mal diagnóstico, malos
especialistas y peor resultado. Por supuesto, el gran tlatoani no ha vuelto a mencionar
el tema y, si lo hace, de soslayo, señala que es culpa de fenómenos externos contra los
que 10 días antes “estábamos inmunizados”.
CRISIS MUNDIAL: Desde hace casi dos años hemos comentado aquí que el mundo –
dónde por supuesto está México- enfrentaría una recesión severa, con dos burbujas por
atender, 1. La posible quiebra de instituciones financieras que tendrían que pagar los
créditos que los bancos centrales les dieron, a tasa cero o muy cercana a cero para
apoyar a la economía durante la pandemia. Aún sin carga financiera, los créditos se
pagan, pregúntenle al SAT, por ejemplo. 2. La segunda “burbuja” son las
criptomonedas, el llamado cripto invierno llegó, el viernes pasado sus cotizaciones
tuvieron valores mínimos y los inversionistas buscaron refugio en activos seguros
como los metales preciosos y las super monedas, desde luego el peso no estaba ahí.
Nadie se atrevió a decirle al presidente (¿se acuerdan del traje del emperador?) que la
quiebra de un banco en los Estados Unidos (en realidad fueron dos) y otro en Suiza,
puede tener un impacto negativo en las monedas de América Latina debido a varios
factores interrelacionados:

  1. Los bancos estadounidenses tienen estrechas relaciones financieras con los bancos
    y empresas de América Latina. Si un banco importante en los Estados Unidos quiebra,
    puede tener un efecto dominó en la economía mundial, incluyendo a los bancos y
    empresas latinoamericanas. Esto puede llevar a una disminución en la confianza de los
    inversores y una reducción en el flujo de capital hacia la región.
  2. Cuando los inversores temen por la estabilidad financiera, pueden retirar su capital
    de los mercados emergentes y llevarlo a lugares más seguros. Esto puede llevar a una
    disminución en el valor de las monedas de los países de América Latina y una
    disminución en el valor de los activos financieros en la región.
  3. Si un banco importante en los Estados Unidos quiebra, puede llevar a una recesión
    en la economía estadounidense y reducir el comercio internacional. Esto puede afectar
    a los países latinoamericanos que dependen del comercio con los Estados Unidos, lo
    que a su vez puede llevar a una disminución en el valor de sus monedas. ¿Sabrán en
    Palacio que el 83% de nuestro comercio es con los Estados Unidos de Norteamérica?
    En fin, no hay tal superpeso, la inflación es mayor que la del socio norteamericano y los
    especialistas en economía no dan una, ni como actores, ni como asesores. La
    aseveración de un día es la negación del día siguiente. Sin duda nos hace falta un
    Gorbachov y un mucho de conocimiento o de transmisión del mismo a un pueblo que,
    a pesar de tener menos poder adquisitivo, peores empleos y precios cada día más altos,
    mucho más que los que reflejan los datos oficiales y los otros datos, sigue privilegiando
    el odio, la división social y el apoyo al aprendiz de todo y oficial de nada.
    DE FONDO: El Banco de México seguirá aumentando las tasas de interés, incluso en
    mayor medida que los bancos centrales de Europa y Norteamérica. Esas tasas pueden
    ser atractivas para “inversiones de escritorio”, porque pagan casi el doble que en los
    Estados Unidos, pero cada vez menos empresarios solicitarán créditos por el alto costo
    que ya tiene la tasa de retorno de cualquier inversión.
    DE FORMA: El dólar sigue subvaluado, de acuerdo al esquema de la paridad del poder
    adquisitivo, debería de costar, hoy, 28 pesos. De acentuarse la crisis financiera y
    bancaria, ahí está el margen para una devaluación en el mediano plazo. Habrá que seguir
    de cerca, la evolución de los bancos europeos y norteamericanos, ellos dictan la pauta.
    DEFORME: ¿Se puede expropiar lo que ya nos pertenece?, el librito dice que no. ¿Se
    puede nacionalizar lo que por ley pertenece a la nación? La propia constitución dice que
    no. Si bien en 1938 se expidió un “decreto expropiatorio”, lo que en realidad se hizo fue
    una compra de activos para explotar, en beneficio de TODO EL PUEBLO, un bien que ya
    le pertenecía. La conmemoración de la “expropiación” de lo que se compró y se pagó,
    fue un motivo para dividir más a la ciudadanía que, a fin de cuentas, no recibe el
    beneficio de la explotación del petróleo, esa la monopolizó el sindicato y ciertos
    contratistas. Por cierto, PEMEX, empresa productiva del Estado, tiene una deuda de 1.2
    billones de pesos y una carga financiera de casi 300 mil millones de pesos anuales. La
    deuda la pagamos todos, ¿el beneficio?… bien, gracias.
Viaja a Puebla
Adalberto Füguemann

Adalberto Füguemann

Economista, conferencista y consultor Asociado y Generador de Alianzas Estratégicas para las firmas Taller Especializado de Arquitectura Mexicana, APLA Consultores, STA Consultores y Esfera