INAUGURACIÓN SIN OBRA: Sin estar concluido aún, sin tener proyecto ejecutivo, ni plan maestro, ni rutas definitivas, con un costo brutalmente superior al presupuestado inicialmente -con un impacto grosero en la deuda pública- y sin instalaciones adecuadas, se “inauguró”, el pasado sábado un tramo del cacareadísimo tren maya, idea, nunca proyecto, que se utilizó con fines electorales y se vuelve a utilizar con el mismo objetivo.
El proyecto se presupuestó (mejor dicho, se inventó) en 120 mil millones de pesos. ¡Imposible!, dijeron expertos nacionales e internacionales, y tenían razón.
El costo actual erogado rebasa los 470 mil millones de pesos y tiene una asignación presupuestal para 2024 de exactamente 120 mil millones de pesos.
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Para un tren “inaugurado”, supuestamente concluido, los legisladores autorizaron, sin el menor reparo, la cifra del costo originalmente idealizado.
Aunque todavía el pasado mes de octubre se realizaron expropiaciones de terrenos para esta “magna obra”, los que, obviamente, no estaban en la idea inicial y, por lo tanto sin construcción alguna, se decidió la “inauguración” de una obra “única en el mundo” que trabaja, al menos en Cancún, con dos baños de los que se utilizan en los conciertos al aire libre (pues sí, “única en el mundo”).
Después de muchos titubeos y escarceos, de constituir y desaparecer la empresa “Fonatur Tren Maya” y pasar al ejército la obra, con el deterioro ecológico y ambiental señalado por Tirios y Troyanos, se dijo que el ya mundialmente famoso ferrocarril se dividiera en 7 tramos:
- Tramo 1: Palenque, Chiapas-Escárcega, Campeche
- Tramo 2: Escárcega-Calkiní, Campeche
- Tramo 3: Calkiní, Campeche-Izamal, Yucatán
- Tramo 4: Izamal, Yucatán-Cancún, Quintana Roo
- Tramo 5: Cancún-Playa del Carmen, Quintana Roo
- Tramo 6- Tulum-Chetumal, Quintana Roo
- Tramo 7- Chetumal, Quintana Roo-Escárcega, Campeche
La “inauguración” no coincide con alguno de estos tramos, tema que dejamos a los expertos en movilidad y georreferenciación. Por el lado económico, Fonatur anunció “oportunamente”, en su página oficial, que el costo de los boletos, por el recorrido de 1,520 kilómetros, sería del orden de:
- Entrada general: 60 pesos
- Extranjeros: 80 pesos
- Estudiantes con credencial vigente: 30 pesos
- Profesores con credencial vigente: 30 pesos
- Estacionamiento para autos: 10 pesos
- Estacionamiento para autobuses: 20 pesos
Sin embargo, ante el disparo estratosférico de los costos, se decidió que el viaje directo para turistas nacionales en la clase Premier tuviera un costo de 1,862 pesos, una diferencia de 696 pesos respecto a la clase Turista, cuyo precio es de 1,166 pesos.
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Bueno, la noticia para usuarios y operadores, incluyendo a los militares -a quienes se les ofrecieron las utilidades del proyecto-, para recuperar la inversión y sin incluir otros 300 mil millones de pesos para su conclusión y las obras y servicios de apoyo, y estimando 8 mil pasajeros diarios (cifra proyectada inicialmente), el boleto debería de costar, de entrada, MIL DÓLARES. Difícil de lograr.
Estos datos duros, tan solo del ejemplo más reciente, nos hacen retomar la reflexión sobre la poca importancia que da la gente a los aspectos que realmente impactan a la cada vez más endeudada economía nacional, en aras de un “apoyo” económico camuflado como programa “social” y del nulo interés en la cosa pública. A alguien le conviene que la gente no lea o, como lo señaló la prueba PISA, no comprenda lo que lee.
ENGAÑO Y DISTRACCIÓN:
Los políticos a menudo recurren a ciertas falacias económicas para respaldar sus argumentos o políticas. Algunas de las falacias económicas más comunes incluyen:
Falacia de la composición:
Esta falacia ocurre al asumir que lo que es cierto para una parte individual también es cierto para el conjunto. Por ejemplo, decir que si una familia puede ahorrar más dinero al gastar menos, entonces toda la economía puede mejorar si todos ahorran más.
Falacia del círculo vicioso:
Implica afirmar que un fenómeno causa otro, mientras que en realidad ambos se refuerzan mutuamente sin una causa clara. Por ejemplo, argumentar que un incremento en los salarios mínimos aumentará automáticamente el poder adquisitivo de la población debido al crecimiento del ingreso, sin considerar otros factores (¿ya fue usted al súper esta semana? ¿compró bacalao en abonos?).
Falacia de la ventana rota (o el efecto seen y unseen):
Esta falacia se refiere a la idea de que gastar en algo visible (como un tren sin proyecto) es beneficioso para la economía, sin considerar lo que se podría haber hecho con ese dinero si no se hubiera gastado en esa obra. En economía se denomina COSTO DE OPORTUNIDAD y se define como todo lo que se deja de hacer cuando se destinan los recursos a un proyecto o, peor aún, a una idea obsesiva.
Falacia de la falacia post hoc:
Implica asumir que porque un evento sigue a otro, el primero es la causa del segundo. Por ejemplo, si un político afirma que su política causó un aumento en el empleo simplemente porque el empleo aumentó después de que se implementó la política, podría estar cometiendo esta falacia.
Falacia del hombre de paja:
Se refiere a la distorsión o simplificación excesiva de un argumento contrario para refutarlo más fácilmente. Por ejemplo, tergiversar la postura de un oponente político sobre un tema económico para desacreditarlo sin abordar realmente sus argumentos, con frecuencia se recurre a las redes sociales para este tipo de ataques.
Falacia de la falsa dicotomía:
Presentar solo dos opciones extremas como las únicas posibilidades, ignorando alternativas o matices intermedios. Por ejemplo, argumentar que se debe elegir entre el libre mercado sin regulación o un control estatal completo, sin considerar opciones intermedias.
Falacia de la cifra fija:
Esta falacia implica considerar un recurso económico como si fuera una cantidad fija que no puede aumentar. Por ejemplo, pensar que un país solo puede tener una cierta cantidad de empleos y que la inmigración siempre eliminará trabajos en lugar de generar nuevos empleos. O negarse a reconocer el incremento exacerbado de proyectos mal planeados.
Sin un equipo de trabajo especializado y competente, o si no se le escucha, no todas las políticas económicas se basan en razonamientos sólidos, y a menudo se recurre a estas falacias para respaldar decisiones o agendas políticas. Por lo regular el resultado es desastroso. Pero la máquina pita y pita… y no camina.
DE FONDO:
En su libro de fácil lectura y comprensión, “Economía en una lección”, Henry Hazlitt desmitifica varias ideas erróneas en economía y explica las consecuencias a largo plazo de ciertas políticas económicas. Vale la pena leerlo y pasarlo, subrayado con amarillo, al diputado de su circunscripción.
DE FORMA:
Aunque su obra es más antigua (siglo XIX), Frédéric Bastiat, defensor del libre mercado, criticó las falacias económicas en sus escritos, incluyendo “La ley” y “Lo que se ve y lo que no se ve”, hoy agregaríamos “lo que no quieren que veamos”.
DEFORME:
El país de América que más creció, en términos de PIB (la mayoría muestra decrementos, México incluido) fue, aunque usted y la CEPAL no lo crean, GUYANA. Petróleo y minas de piedras preciosas (oro, bauxita y diamantes) en la región del Esequibo, dos terceras partes de su territorio, le han permitido triplicar su PIB en tan solo 4 años.
Al igual que Hitler con Polonia, Nicolás Maduro pretende invocar al nacionalismo para apoderarse de esta tierra y distraer la atención de un pueblo depredado y empobrecido y, de paso, apoderarse -y, sin duda, dilapidar- de una riqueza que su Goebbels de cabecera le sugirió para mantener su dictadura y distraer la atención que hay sobre su antidemocrático y falaz gobierno…
¡FELIZ NAVIDAD!