DESGASTE: Hay palabras que, de tan usadas, pierden su contenido y se tornan indiferentes para quien las recibe. No se puede hablar de democracia, seguridad, valores, bienestar y felicidad si lo que existe es todo lo contrario y la diaria repetición tautológica de conceptos vacíos.
Cuba prometió una “Revolución Democrática” en 1959 y hoy es la dictadura más abyecta de América -quizá del mundo- con 64 años de depredación, miseria y abyección de gobernantes comodinos y sociópatas y de estancamiento y regresión económica con un estatus superior de pobreza y, uno no se lo explica -a no ser por la represión sistemática- de conformismo y resignación de un pueblo que, ahora, desconoce el significado de la palabra democracia. Fulgencio Batista se regodea en su tumba, lo expulsaron para establecer una dictadura aún peor.
Venezuela, por su parte, era, hasta antes de la llegada al poder de Hugo Chávez, otro predicador marxistoide (incluso al marxismo lo sesgan y solo lo utilizan dogmáticamente). El país más rico y de mayor ingreso per cápita de América Latina. Hoy iguala la miseria de Cuba a pesar de su riqueza petrolera, todo gracias a una dictadura semejante a la de Cuba -quizá por su origen común- y soportada, también, por la represión de un tirano y su ejército infame.
Nicaragua es un caso similar. Hoy es el país más pobre de América, el Ejército Sandinista, que derribó la dictadura de la familia Somoza (1937-1979) fue modificado sustancialmente por la familia Ortega, que cumple en el poder ya 43 años… ¡Nuevo Récord y va para largo! El gobierno “socialista, cristiano y democrático” que se prometió ya no es hoy nada de esos tres adjetivos. Es un mini imperio calca de Cuba y Venezuela y con menores recursos que los otros dos países. Una sola familia rica (adquiere su revolucionaria ropa en “Sacks” de Nueva York y una clase media depauperizada e incapaz, también, de reaccionar.
Los tres casos son notables porque hoy son las tres economías más pobres de América Latina. Porque eliminaron a las clases medias, porque prometieron terminar con la pobreza y hoy tienen cifras récord de miseria y porque se terminaron los recursos de sus “programas sociales” y hoy viven de limosnas y demagógicas declaraciones sobre sus “triunfos revolucionarios, ejemplo para el mundo”.
Todos ellos, y desafortunadamente algunos otros como Colombia y Argentina, iniciaron sus escaladas prometiendo BIENESTAR y FELICIDAD para el pueblo, reprimido cuando les reclaman e ignorante de que estos términos han superado su contexto económico y aún su significado epistemológico, para mal, claro.
Los fundamentos de la preocupación por el bienestar humano en la economía se remontan al menos al siglo XVIII con filósofos y economistas como Adam Smith y Jeremy Bentham, quienes consideraron la utilidad y la felicidad como objetivos importantes.
¿BIENESTAR SÍ?: A partir del siglo XIX y XX, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, muchos países industrializados adoptaron políticas y programas de bienestar social para proporcionar servicios y protecciones a sus ciudadanos. Como atención médica, educación y seguridad social. Esto se conoció como el “Estado de Bienestar” y se centró en mejorar la calidad de vida y el bienestar general de la población.
Pero a medida que las economías se enfrentaron a desafíos económicos y fiscales. Comenzaron a surgir críticas al gasto público excesivo asociado con el Estado de Bienestar. Países como Gran Bretaña y Francia demostraron que los sistemas de bienestar eran insostenibles a largo plazo y podían desincentivar la productividad y el crecimiento económico.
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Y aunque el concepto de bienestar humano sigue siendo un tema relevante en la economía, la política y la sociedad en general. Su uso político, muchas veces perverso y engañoso, han quitado su valor al término. En Venezuela fracasó la llamada “Secretaría de la Felicidad”, simplemente no hay bienestar y el malestar no hace feliz a nadie. Bueno, solo a tres o cuatro familias.
El término “bienestar” puede ser utilizado demagógicamente cuando se manipula o explota con fines políticos o populistas, sin realmente buscar el beneficio genuino de la población. Su empleo es genérico y sin precisiones “bienestar” es “bienestar”, porque lo dice el líder y ay de aquél que lo dude. Esto permite a los políticos prometer resultados sin la necesidad de establecer planes realistas.
¡BIENESTAR NO!: Los líderes demagógicos hacen promesas extravagantes de mejora del bienestar que son poco realistas o incluso imposibles de cumplir. Utilizan estas promesas para generar entusiasmo y atraer a los votantes, aunque no tengan la intención o la capacidad de cumplirlas, simplemente porque se agotan los recursos al ahogar a las clases que los aportan.
El lugar común es la demagogia, (¡Aló Presidente”). A menudo involucra simplificar problemas complejos al atribuirlos a una única solución, como “votar por mí” o “seguir mi liderazgo”. Estas simplificaciones pueden dar la impresión de que mejorar el bienestar es fácil y directo, cuando la realidad es mucho más complicada y, obviamente, ignorada. ¡Por qué hay oleadas de migrantes cubanos, venezolanos y nicaragüenses que huyen de sus paraísos de bienestar y felicidad?
Siguiendo el “librito”, algunos líderes demagógicos utilizan el concepto de bienestar para dividir a la sociedad en “nosotros” contra “ellos”, presentándose como la única solución para lograr un bienestar deseado, mientras demonizan a grupos opositores. Países divididos son el mejor caldo de cultivo para las dictaduras, blanco vs negro, los millones de grises del espectro simplemente no existen. Friedrich Hayek en su obra “Camino de Servidumbre” presenta una secuenciación impecable de estos procesos.
El análisis se hace en base a cifras “duras”, no al contenido ideológico, hay economías “socialistas” que han evolucionado al respecto, las cobija la democracia y la apertura ideológica; y hay economías “capitalistas” o “liberales” que están en el mismo contexto. A ambas las caracteriza el respeto mutuo a diversas ideologías, ¿Ejemplos?: Suecia, Dinamarca, Noruega, Portugal, Finlandia, Australia.
Y pensar que México, con el Nacionalismo Revolucionario, una transformación ignorada, como muchas otras, fue el paladín de la “Economía Mixta”, ejemplo de colaboración y generación de… ¡bienestar!
DE FONDO: Venezuela había creado una Secretaría de la Felicidad en 2013. La creación de esta Secretaría fue anunciada por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Como parte de su enfoque para abordar los problemas económicos y sociales que enfrentaba el país en ese momento. El propósito era, supuestamente, enfocarse en aspectos más allá de la economía y abordar el bienestar social y emocional de la población. Este sentido se perdió y se convirtió en adoctrinamiento. Se perdió la nunca existente intención de que el gobierno se centrara en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, promoviendo la felicidad a través de diversas políticas y programas. Felicidad es un término tan subjetivo que resulta imposible pensar en su colectivización.
DE FORMA: Sin embargo, esta medida fue objeto de controversia y críticas, el tiempo ha demostrado que la creación de una Secretaría de la Felicidad no es suficiente para abordar los problemas reales que enfrenta el país, como la inflación, la escasez de alimentos y medicinas, la inseguridad y la carencia de democracia entre otros. De hecho, se considera como un intento de distracción y propaganda por parte del gobierno/dictadura.
DEFORME: El CONEVAL da a conocer que, entre 2022 y 2023 disminuyó en 8.9 millones el número de pobres en México (personas que no pueden cubrir la canasta básica diaria). Difícil de creer, el número de “clasemedieros y “aspiracionistas” que han caído en la pobreza supera a esa cifra, con mucho. La única explicación es que la migración aumentó exponencialmente, dejaron de ser pobres en Estados Unidos y hoy mantienen, con sus remesas a un número significativo de familias, así sí.