¿Se acuerdan del juego “Stop”? Había que elegir el nombre de un país, yo siempre escogía Italia y no por eso de Ita… Italia… sino porque siempre he sido una apasionada del Renacimiento, desde niña, aunque Usted no lo crea. Les recuerdo que yo era como Bibi y no, no era una niña normal.
Pero volvamos al juego, ese que empezaba con una “declaratoria de guerra”:
“Declaro la guerra a mi peor enemigo que es…”
Ya saben, había que dibujar dos círculos en el suelo y dividir el espacio entre los dos en partes iguales. A cada fracción había que ponerle el nombre del país que cada quién elegía, declarar la guerra, correr, gritar “stop” y contar pasos.
Tal vez y solo tal vez, llegó la hora de que Eduardo Rivera grite “stop”, pero que grite en serio. Y es que todo su trabajo, su esfuerzo y su buena imagen recibe día a día los embates de colaboradores que en nada le ayudan al proyecto.
Y bueno, en Puebla la historia es clara y fresca. Ya una vez un árbol truncó un proyecto por la gubernatura.
Solo que ahora, son varios los árboles que están inmiscuidos en este problema.
El de la 5 de Mayo, los que se han caído sobre vehículos por lluvias y ventarrones y que han terminado en pérdida total y los de “Chirey”.
Aquí quiero hacer una pausa y convocar a un “funeo” masivo contra Chirey, porque si presentaron un proyecto con un frente sin árboles y solicitaron permisos para talarlos, fue porque a la automotriz china no le interesa cuidar el Medio Ambiente.
¡Qué bueno que van a donar árboles para tratar de resarcir el daño! Esperemos que el constructor aprenda la lección y se convierta en una persona que reconsidere el trato que le da a la naturaleza. Pero esto no se puede quedar en un simple jalón de orejas.
¿Será que ninguno de los personajes involucrados en el ecocidio, siente que le hierve el cuerpo en las noches? Y no me refiero a “hervores” relacionados con la lívido.
¡Felicidades si viven su sexualidad con plenitud, responsabilidad y libertad!
Me refiero al pinche calor de la chingada que se siente todo el mentado día y noche porque YA NOS ACABEMOS AL PLANETA.
Deseo dos cosas, primero, que NADIE COMPRE CHIREY EN PUEBLA. A partir de ayer decidí que seré una detractora consumada de la marca y que le pediré a toda la gente que pueda que no compre esos vehículos. Si logro evitar la venta de una unidad, me daré por satisfecha y si son más, seré muy, muy feliz.
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Segundo, deseo que quiénes conocieron del tema en el Ayuntamiento y no dijeron “no” a la solicitud de Chirey, de Carls Jr., del Hotel Presidente Intercontinental y de todos los puntos dónde han matado árboles, no solo en el Boulevard Hermanos Serdán, sino en toda la ciudad, no logren dormir porque sientan que se les cuece el cuerpo y que nada se los refresque. A ver si así entienden que no debería haber negocio que valga la tala de un árbol. Porque básicamente sin árboles no hay planeta y sin planeta, valen gorro todos los negocios que quieran abrir.
Por otro lado, creo que llegó el momento, como les decía, que Eduardo Rivera grite como en el juego, “stop”.
“¡Stop!” A todos aquellos que le han hecho cargar con costos políticos innecesarios porque va a llegar el momento en el que sean tantos, pero tantos, que se conviertan en una piedra de molino atada a su cuello. Y lamentablemente para su proyecto, ya van bastantes.
En el peor de los escenarios para su equipo, Eduardo Rivera podría ser senador plurinominal. Él va a estar bien por seis años. ¿Y todos aquellos que se veían despachando desde una Secretaría del Gobierno del Estado, o legislando, o dirigiendo los destinos de la capital? ¿En verdad piensan que va a haber espacios para todos en el Senado? Lamento decirles que se van a quedar como los chinitos, “nomás milando”.
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