No se piense que solo será una persona, solo está claro quién será el primer sacrificado, quieren saber ¿quién va a pagar los platos rotos?
El proceso interno de elección de Acción Nacional está comenzando a sacar chispas en uno de los bandos y es que ya no es solo un tema de vida interna partidista.
Un día sí y al siguiente también, Pepe Chedraui habla de las inconsistencias en la comprobación de la administración riverista-dominguista y no es para menos, si se ralentizó el arranque de su trienio debido a la falta de recursos.
Agreguen a esto que el Gobierno del Estado no cuenta con la solvencia para poder apoyar al Ayuntamiento de Puebla.
Es más, el gobernador electo, Alejandro Armenta ya dejó en claro que los presidentes municipales deben considerar la austeridad frente al recorte de recursos.
La elite política quiere “sangre”.
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Demanda un sacrificio para apaciguar la ira que le provocó el desaseo en el cierre del trienio en Puebla.
Por el bien de la única persona que realmente importa para ese grupo y que ya despacha en el CEN del PAN, listo para acusar persecución política y no para reconocer sus errores, la guillotina pende ya sobre la cabeza de una persona.
Sería el primero de
Lo intentaron con el sustitutito, pero posee algunos discos duros que le salvaron el cuello.
Entonces el “pollice verso” marcó el destino de alguien más.
Es necesario ganar tiempo en tanto la extrema derecha logra que Felipe Velázquez se haga de la dirigencia estatal y logra, desde ahí, negociar en favor de su verdadero y único jefe.
¿Quién va a pagar los platos rotos?
Uno de ellos.
Le achacan gran parte de la corrupción en el Centro Histórico.
Ha aparecido en varios eventos de Acción Nacional.
Es consejero de un municipio en el que ni lo conocen.
Es tan cercano que la medida va a doler, pero es necesario y es que la elite política quiere “sangre”.
Al fin y al cabo, cualquiera es sacrificable, tómenlo en cuenta.
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