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Pregunta para Manuel Viveros Narciso y Alejandro Armenta

Pregunta para Miguel Viveros Narciso y Alejandro Armenta
Pregunta para Miguel Viveros Narciso y Alejandro Armenta

Tengo una pregunta para el secretario de Educación Pública, Manuel Viveros Narciso y para el gobernador Alejandro Armenta:

¿Y ahora qué van a hacer?

Esa es mi pregunta y se las explico.

A partir de la entrada en vigor de la prohibición de la venta de comida chatarra en las escuelas, misma que celebro, nació en una buena cantidad de estudiantes mexicanos la “mentalidad de tiburón”.

Aunque ahora sus mochilas pesan más, niñas, niños y adolescentes empezaron a traficar productos con azúcar. Que, por cierto, no deja de ser una droga, pues puede resultar altamente adictiva para muchas personas.

Este tema lo domina a la perfección el gobernador de Puebla, recordemos que publicó un libro titulado “La Pandemia de los Edulcorantes en México”.

Quiero decirles que en mi experiencia no es necesario ingerir azúcar para crecer bien y tener un buen desempeño en la escuela. Mi mamá me permitió probar un dulce por primera vez por ahí de mis diez años.

He de decirles que eso nunca afectó mi rendimiento escolar, mi TDAH sí, sin duda, pero no la nula ingesta de dulces en mi infancia.

Es más, es la hora en la que no tengo una caries y ya me cargo 42 años.

Pero ese no es el punto, el punto era complementar y detallar la pregunta para Manuel Viveros Narciso y el gobernador Alejandro Armenta:

¿Y ahora qué van a hacer en las escuelas de Puebla con los estudiantes que están traficando con dulces?

No sé si me emociona ver cómo nace el espíritu emprendedor de los niños o si en realidad traficar dulces sea el inductor al tráfico de otros productos.

Porque claramente vivimos en un país en el que vincularse con la venta ilegal de estupefacientes y combustibles es visto como un modo de vida, no como lo que es, un delito.

Más me preocupa que haya padres que estén permitiendo y hasta fomentando que sus hijos se conviertan en dealers. Y que les provean de los insumos para incumplir con la prohibición en las escuelas.

¿Le pediran un porcentaje a sus hijos? Y, si lo hicieran, ¿eso se llama explotación, no?

Estamos, además, frente una generación de padres que normaliza y celebra las conductas prohibidas.

Ojalá contesten mi pregunta, tanto el secretario Manuel Viveros Narciso, como el gobernador, Alejandro Armenta, porque en realidad no me preocupa tanto el consumo de azúcar de los niños, como la naturalidad con la que esta generación va a percibir el tráfico y la distribución de artículos prohibidos.

Por que está claro que las escuelas que permitan la venta de comida chatarra van a recibir multas, pero, ¿qué pasa con los alumnos y los papás?

P.D. Haría esta pregunta en persona, pero sé perfectamente que me tienen vetada, aunque he buscado los canales para acercarme. Pero la puerta debe ser negra, porque está cerrada y remachada con tres candados.

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Viajero frecuente estrella roja
Itandehui Rodríguez

Itandehui Rodríguez

Poblana, tutora de Monólogos de Ménade, responsable de lo que dice y hace y no de lo que le inventa. Resiliente, en constante reinvención y en una relación.