Varios se sorprendieron con el nombramiento de Javier Aquino como secretario de Gobernación, pues el paso lógico para muchos era que Andrés Villegas ocupara la cartera.
Claro, hubiera sido lógico si no hubiera sido el presidente del Consejo Estatal de Morena y es que era imposible e impensable que un solo hombre concentrara tanto poder político. Los que apostaban por él, pasaron ese pequeño detalle por alto.
Honestamente mis canicas no estaban puestas con Aquino. Es el hombre de la mayor confianza del gobernador Sergio Salomón Céspedes y evidentemente el que le opera los temas sensibles. Pero sin duda, luego de lo sucedido el lunes, no había otra opción.
Lo que descompuso todo el escenario, evidentemente no fue el presidente López Obrador al mencionar a Ardelio Vargas Fosado en la mañanera, lo que realmente lo descompuso fue el pasado de Ardelio.
Se descompuso por culpa de dos personas, el que elaboró desde aquí la ficha y la poblana que la entregó. Porque no, no fue la secretaria Rosa Icela Rodríguez.
Rodríguez llegó a la Secretaría de Seguridad en octubre de 2020 y Vargas Fosado se incorporó en febrero de 2021 a la administración de Miguel Barbosa.
Ahora que no nos quieran venir a presumir que tiene todo y a todos en la mira, solo que desde febrero de este año, todo lo relacionado con García Luna es de interés presidencial y el ‘status’ de Vargas Fosado, cambió.
El pasado volvió.
Ese implacable pasado que tarde o temprano, a todos nos alcanza.
Trabajar en temas de seguridad en un país tan descompuesto como el nuestro a todos pasa factura. Cercanos o no, voluntariamente o no, a altos mandos y a la tropa, todos los que tienen que ver con temas de seguridad acaban teniendo que ver con temas de inseguridad. Acaban teniendo relación con sus operadores y, si no tienen vínculos por complicidad, los tienen fabricados.
A Ardelio Vargas le restan ocho años de persecución.
Su mejor escenario sería que llegue Marcelo Ebrard a la presidencia. Con él seguramente solo serían años de veto y es mejor que te veten a que te persigan.
Adán Augusto López y/o Claudia Sheinbaum seguirían por la misma línea que López. Ese escenario es malo.
Y en el remoto, pero muy remoto caso en el que la oposición lograra llegar a la Presidencia de la mano de Xóchitl Gálvez, la historia no sería muy diferente. La senadora tiene una hermana en prisión preventiva y a la que, aseguran, torturó García Luna.
Es lo mismo para muchos funcionarios en activo y retirados que trabajaron en dependencias vinculadas con seguridad. Pues directa o indirectamente tuvieron algo que ver con Genaro García Luna. Un hombre como él tenía múltiples y largos tentáculos que se extendieron desde Sinaloa para el mundo… bueno, para México.
Las y los buenos entendedores sabrán a qué (quiénes) me refiero. Y si le ponen nombres y cargos al párrafo, no fui yo, fueron Ustedes.
Ahora la pregunta del millón es, ¿Lupita Vargas terminará pagando los platos rotos? Ojalá que no, los hijos no deberían pagar por los pecados de los padres.
Y hablando del caso García Luna, ¿no les llama la atención que Estados Unidos ya no presionó para llevarse a Ovido Guzmán? Pero esa, es otra historia.