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La historia de un toro enamorado de la Luna en la ganadería AA

Esta es la historia de un toro enamorado de la Luna en la ganadería AA

Esta es la historia de un toro enamorado de la Luna en la ganadería AA

Les voy a contar la historia de un toro, de un toro enamorado. Ese toro es parte de una ganadería, cuyo hierro tiene las letras AA, casualmente como las del nombre de Alejandro Armenta, el gobernador de Puebla… ¡¿qué cosas, no?! Pues ese toro está enamorado de la Luna.

Quiero aclarar antes de empezar que no estoy hablando de la CESAMED, es más, no sé por qué lo creyeron. Si ustedes son unos malpensados, no es mi problema.

En este momento me deslindo totalmente de esa idea que surgió espontáneamente en sus cabezas y que jamás se planteará como un señalamiento directo en este monólogo.

Entremos al tema.

Pues resulta que el toro que es el alfa de ese pequeño corral, es un toro mayor pero bastante bravo. Ese toro se enamoró de la Luna, a la que idolatra como nuestros antepasados a la estrella que ilumina las noches de la tierra. Pero no hablamos solo del astro, sino de la blancura de su ropa, tan blanca y pura como si usara bata… como si fuera de doctora, hagan de cuenta.

Ustedes canten en sus mentes mientras les cuento la historia:

La Luna se está peinando: porque sabe que va a encontrarse al toro que está enamorado de ella.

En los espejos del río: tiene que verse más blanca que nunca, eso es lo que tiene cautivado al toro, su blancura.

Y un toro la está mirando: desde que él llegó a ese corral no pudo quitar los ojos de encima de la Luna.

Entre la jara escondío: o sea, desde el lugar donde trabaja. Su trabajo es ser el líder de los otros toros, vacas y algunos bueyes de esa pequeña ganadería.

Cuando llega la alegre mañana: entran a eso de las 11, si bien les va a los vecinos del corral.

Y la Luna se escapa del río: ella llega más tarde que todos pues el toro le da permiso de brillar solo un par de horas por día. Es que se cansa de ser bella.

El torito se mete en el agua: y en un montón de problemas por no exigirle que haga su trabajo de Luna.

Embistiéndola al ver que se ha ido: y va a embestir a quién sea con tal de permitir que ella siga iluminándolo con su blancura. El resto del corral no importa.

Y ese toro enamorado de la Luna: ahora entendemos por qué tantos privilegios.

Que abandona por las noches la maná: y en los días también, porque rara vez hacen lo que les corresponde en el corral.

Es pintado de amapola y aceituna: se pinta pero de colores a cada ratito con la Luna.

Y le puso campanero el mayoral: porque se sale del corral, se pierde ante la belleza de la Luna y es un problema encontrarlo. Por cierto, el toro piensa que no sabe, pero el mayoral ya está enojado.

Los romeros de los montes le besan la frente: son pocos los que lo besan, porque varios ya prefirieron abandonar el corral. Es que el toro está muy enamorado, está cegado y no quiere reconocer la mala manera en la que la Luna se comporta con los demás.

Las estrellas y luceros lo bañan de plata: lo están bañando pero de quejas y son públicas, pero no le importa.

Y el torito que es bravío y de casta valiente: es bravío, se enoja, insulta y amenaza a quién le hace ver los privilegios de la Luna. Por eso hay tantas bajas en el corral.

Abanicos de colores parecen sus patas: entre patas se lo está llevando el amor.

La la la: aquí es donde cantan Ustedes en voz alta.

Los romeros de los montes le besan la frente: las vacas, toros y los bueyes del corral ya se están cansando de los privilegios de la Luna y amenazan con dejar de besarle la frente.

Las estrellas y luceros lo bañan de plata: les digo, los exintegrantes del corral lo bañan, pero de quejas.

Y el torito que es bravío y de casta valiente: y medio terco, porque el amor por la Luna ya lo metió en muchos problemas.

Abanicos de colores parecen sus patas: y entre patas se va a llevar su carrera, si no corrige su actuar.

La Luna sale esta noche: sale temprano, porque maltratar a los integrantes del corral, cansa.

Con negra bata de cola: la de ella es blanca y el toro la respalda en todo.

Y el toro la está mirando: es que, en verdad, está enamoradísimo, por eso le permite a la Luna hacer y deshacer.

Entre la jara y la sombra: tiene que ser desde la sombra, porque será el toro alfa de ese corral, pero el corral es del ganadero cuyo fierro tiene las letras AA y él ya lo sabe todo.

Y en la cara del agua del río: si se fijara en el reflejo del agua del río entendería que no está bien mandar a amenazar y a hablar como le hace de quien expone las injusticias del corral. Y es que todo se sabe, guiño, guiño.

Donde duerme la Luna lunera: ahí, desde la comodidad de los privilegios que el toro le permite.

El torito celoso perdío: no planea perderla, cuéstele lo que le cueste. La Luna habla muy mal del ganadero AA, el del hierro; el toro cree que el ganadero no lo sabe, pero sí, lo sabe.

La vigila como un centinela: no puede dejarla, se enamoró… la va a proteger cueste lo que cueste.

Y ese toro: ese toro está echando por tierra su larga carrera como toro alfa.

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