Ayer, el diputado federal y coordinador de la bancada de Morena, Nacho Mier presentó el Instituto Mexicano para la Transformación de la Vida Pública. Se trata de una asociación civil que apoyará sus aspiraciones políticas a la gubernatura de Puebla en 2024.
“Este Instituto está abierto a todos, a todo aquél que quiera, piense, sueñe y lo mueva solamente lograr la reconciliación y la transformación de Puebla”, señaló.
Explicó que la asociación se encargará de realizar un diagnóstico social comunitario y recogerá las necesidades priorizadas de la comunidad organizada.
“Somos el encuentro de voluntades de hombres libres, de mujeres libres que soñamos con transformar nuestro estado y que nos estamos organizando, que creemos en la organización social”, agregó el legislador de Morena.
¡Suena bien, suena muy bien! Finalmente se necesita tener un diagnóstico de la situación que guarda el estado para poder hacer propuestas de campaña. Claro si es que quiere ser candidato a gobernador y claro que quiere.
A raíz del evento de presentación, tuve una plática con el abogado Alfonso Aguilar, experto en temas electorales. Me comentaba sobre los riesgos que corre la posible candidatura de Nacho Mier a la gubernatura, luego de la presentación de esta A.C.
Primero me planteaba la necesidad de conocer cuál es el objeto social y el fin de la AC.
¿Para qué?
Pues para poder determinar si puede convertirse en un supuesto de inelegibilidad por equidad en la contienda, para el actual legislador. En su objeto social no podría contemplar actividades políticas, si lo hiciera… ¡Aguas!
Segundo, me comentaba con cuánta cautela se deberá manejar la estructura que Mier anunció. Esta AC está compuesta 7,842 promotores comunitarios, 1,190 promotores microregionales, además de las y los promotores municipales, regionales, coordinadores y comisiones temáticas. Debido a que se podría interpretar como una conducta penada de los electores: el voto corporativo.
En pocas palabras, el diputado federal podría correr el riesgo de que esta estructura fuera catalogada como la operadora de “un acarrero institucionalizado”. Es por ello que la AC y la estructura generada en ella, tendría que quedar fuera de su campaña, sí o sí.
Luego de la presentación de ayer, la AC está obligada a justificar su actividad y el origen de sus recursos y tendrá que argumentar y defender que su objeto no es promoción política. De otro modo, podría convertirse en un arma de doble filo.
Sí la AC fue creada como plan b, en caso de que Morena no le diera la candidatura y buscara por la vía independiente, tendría entonces que señalar a un representante legal y a uno financiero y, llegado el momento, que reconozcan a Nacho Mier como su candidato.
Para ello, el IEE tendrá que especificar qué elementos debe contemplar el objeto social y bastaría con una sesión ante notario para hacer la modificación. Pero además el mismo instituto tendría que hacer una evaluación del actuar de la AC desde el día de ayer hasta el día del registro de las firmas de apoyo del aspirante, para verificar que no hubieran incurrido en algún delito electoral.
Sería una jugada materialmente posible, pero jurídicamente inconveniente por los riesgos que puede repesentar.
Cualquier error de cálculo podría llevar a que esta AC se convierta en supuesto de inelegibilidad por equidad en la contienda y habría dos momentos en los que sus enemigos podrían usar esto en su contra. El primero, cuándo se aprobara su registro; el segundo, en el momento en el que se realice el cómputo de los votos de la elección de gobernador de Puebla.
Ahora vienen mis conjeturas.
¿Es esto un cálculo arriesgado o un riesgo calculado?
Si fuera un cálculo arriesgado, sería producto de que alguien al interior de su equipo lo está asesorando mal o le quiere hacer la maldad y lo están dinamitando desde dentro.
Ya anteriormente lo arriesgaron en su informe del año pasado cuándo promovió su imagen en el primer cuadro de la ciudad de Puebla. En aquél momento Acción Nacional presentó una denuncia en su contra por actos anticipados de campaña.
Sin tener amplio conocimiento de la manera en la que están operando otros aspirantes a gubernaturas, me queda claro que el único que está abriéndose de capa al nivel de Claudia Sheinbaum, es Nacho Mier.
Pero nada menos el viernes de la semana pasada, el INE emitió nuevas medidas cautelares en contra de la jefa de Gobierno de la CDMX. Ella cada vez pone en mayor riesgo su candidatura y esto por una sencilla razón, el Poder Judicial ya no está a las órdenes del Ejecutivo, por lo menos no hasta hoy y ha dejado en claro que se mantendrá objetivo e imparcial. Esto implicaría que fallaría en contra de quiénes violen la legislación electoral.
La manera en la Nacho Mier y Claudia Sheinbaum estan planteando sus “campañas no campañas”, implica una abierta confrontación con el árbitro electoral.
Entonces ¿estaríamos hablando de un riesgo calculado?
¿Qué estarían dispuestos a intercambiar, Sheinbaum y Mier, por inmolarse y convertirse en los mártires de la contienda? Porque ya es la única manera de apuntalar la narrativa del presidente contra el Instituto Electoral.
¿Cuál sería el costo?
¿Quién sería el plan b de Mier en el caso de Puebla? ¿Su hijo? ¿Su hija?
Porque estos riesgos lo hacen vulnerable, no solo ante la oposición, sino ante su primo, Alejandro Armenta y Julio Huerta. Si yo fuera cualquiera de los dos, estaría documentando todo… TO-DO.
De entrada, va a tener que sacrificar a “Morenacho”. Ese avatar no podrá acompañarlo en campaña –porque actos anticipados de campaña– en caso de que sea el señalado por el dedo divino.