Ha vuelto es una película de sátira alemana cuyo título original es Er wieder da. Esta película narra el regreso incomprensible de Adolf Hitler a la vida mediante un viaje en el tiempo y al ser incomprensible es básicamente incuestionable.
Un día, mientras hacía un reportaje sin la menor trascendencia, el mediocre reportero Fabian Sawatzki encuentra por casualidades del destino a Adolf Hitler. Al inicio Fabian supone que se trata de un actor o un comediante, cuando en realidad es el mismísimo Fhürer.
Transcurre la película y el dictador y genocida austro-alemán reconoce que tenía una segunda oportunidad de dominar al mundo.
Es así que decide utilizar las técnicas de Joseph Goebbels y valiéndose de las herramientas modernas de difusión de contenido, se hizo tan famoso que logró filmar una película. El siguiente diálogo ocurre en el estudio de filmación:
—¡Sawatzki, ya me preguntaba cuándo iba a aparecer!
—¡En verdad es Usted! ¡Usted es él!— reclama Fabian al sentirse traicionado.
—¿A caso me escuchó decir lo contrario? Mi destino es tal que tengo que separarme de mis más queridos y mis más cercanos aliados— mientras ingresan a un elevador.
—Claro, sí, la historia se repite. Busca seguir seduciendo a la gente con su propaganda— dice Sawatzki al tiempo que apunta a Hitler con un arma.
—¡Ah, Sawatzki, no lo entiende! En 1933 no se engañó a nadie con propaganda, se eligió un Fhürer que había sido totalmente claro con sus planes. Los alemanes me eligieron— mientras caminan en una azotea.
—¡Súbase!— ordena Sawatzki a Hitler al acercarse al borde de la azotea del estudio de televisión— ¡Es un monstruo!
—¿Eso soy? Entonces debería condenar a todos los que eligieron a este monstruo, ¿verdad? ¿Todos ellos eran monstruos? ¡No! Eran personas amables que decidieron elegir a gente fuera de lo común y poner el destino de su país en sus manos.
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Un poco más adelante Hitler puntualiza:
¿Usted nunca se ha preguntado por qué la gente me sigue? Es que en el fondo son iguales a mí, compartimos iguales valores.
Toda esta larga cita de Ha vuelto, es pretexto y motivo de este monólogo para hablar de la elección de la o el nuevo titular de la Fiscalía y sus oportunidades.
No empiecen a sacar conclusiones. No voy a comparar a alguien con Hitler, pero si voy a hablar de las oportunidades de los electores y los elegidos.
Empecemos por aclarar que en cualquiera de las ocasiones anteriores en las que se eligieron a hombres o mujeres como fiscales de Puebla, había condiciones de seguridad diferentes.
Antes de Gilberto Higuera, la Fiscalía/Procuraduría era un organismo en el que el titular competía política y mediáticamente con su director de policía. Y es que eran hombres de peso, conocedores del trabajo que debían desempeñar y corrían con el costo del mismo.
Que en su momento brillaban gracias a los casos relevantes que investigaban o hacían brillar a sus jefes.
La competencia en algunos casos fue ruda, por calificarla de alguna manera, como el caso de Blanca Laura Villeda y Adolfo Karam.
Y en otras cordial, como lo fue entre mi adorado Doctor Rodolfo Igor Archundia y su director de la Policía Judicial, José Francisco Ávila Caso.
O como sucedió con Víctor Carrancá y Juan Luis Galán Ruíz, periodo en el que incluso lograron que la Policía de Investigación en 2017 y 2018 fuera calificada por México Evalúa como la mejor corporación del país por cuanto al cumplimiento de órdenes de aprehensión.
Después vino un fiscal fuera de lo común, que tomó decisiones fuera de lo común. Este funcionario creyó que era necesaria una reforma a la Ley Orgánica de la Fiscalía del Estado y la modificación a su estructura, emulando la de la Fiscalía General de la República.
La reforma a la Ley Orgánica motivó que la Policía de Investigación perdiera facultades y que su director se convirtiera únicamente en una figura administrativa, que firma vacaciones y permisos, mientras que, en años anteriores, como ya lo mencioné, tuvimos una de las Fiscalías más productivas a nivel nacional.
Ahora, dicen los que dicen que saben, que el mayor porcentaje de ordenes de aprehensión que se cumplen son contra policías de esa y otras dependencias.
Los comandantes fueron relegados a figuras de adorno pues ya no pueden coordinar a sus grupos, esa labor se asignó a los Ministerios Públicos quienes desconocen el trabajo y el riesgo que implica operar en campo.
Si creen que esto es mucho, imaginen que hoy las comandancias no pueden prestar ayuda ni colaborar con otras en caso de un apoyo, porque están imposibilitados.
Es decir, si están acribillando a un grupo en Ajalpan, los de Tehuacán tienen terminantemente prohibido asistirlos.
¿Cuál fue la lógica para tomar esta determinación?
¿¡Que se los cargue el carajo, solo son policías!?
¿Es inhumano?
¡Sí!
¿Indigno?
¡Sí!
Pero fue una decisión tomada por una persona fuera de lo común, que convenció a otra persona fuera de lo común, como Miguel Barbosa, con la que compartía iguales valores, de hacer esto y que llevó a un resultado fuera de lo común:
¡Puebla cuenta con la Fiscalía peor evaluada del país!
¿Debería corregirse?
¡Sin duda!
Es más… ¡ES URGENTE!
Y sí, ¡ha vuelto la posibilidad de hacer las cosas bien!
Si es que la titular de la Fiscalía resulta ser Idamis Pastor Betancourt —quién definitivamente no está impedida para ser elegida y rendir protesta para el cargo—, ella, Alejandro Armenta, Laura Artemisa García y las y los diputados locales se encuentran ante la posibilidad histórica de salvarle la vida a los policías que quedan y dejar de encarcelar a los que se arriesgan a hacer lo que tú y yo no estamos dispuestos.
Pueden devolverle operatividad a la Policía de Investigación. Pueden redignificarla devolviéndole la capacidad de investigar con método y aprehender correctamente a los malos.
Las autoridades de este estado pueden devolverle al titular de la Policía sus facultades y dejar de nulificar a esta corporación por temor a que la fuerza de quien la dirige, le “robe” atención mediática y política a la o el titular de la Fiscalía. Porque no se trata de una lucha de egos, como si ocurrió hasta la semana pasada, sino de dar resultados y brindarnos seguridad.
También pueden traer a un titular de la policía que haya dado resultados, que conozca Puebla y que haya superado cualquier señalamiento de corrupción o de vínculos con el crimen organizado.
Y por si fuera poco, pueden llevar a cabo una reforma de fondo a la Ley Orgánica de la Fiscalía del Estado y reconstruirla.
¿Se van a aventar el tiro?
Esperemos que pronto podamos decir ¡Ha vuelto!… ¡Ha vuelto la dignidad que perdieron los policías y la corporación! ¡Ha vuelto una Fiscalía que persigue a los malos y no se entretiene nada más mandando al matadero a sus agentes!
Post scriptum: el gobernador Armenta dijo que la lista que envió al Congreso del Estado para elegir a la o el nuevo fiscal fue una compuesta por funcionarios honestos y confiables.
¿Eso quiere decir que Higuera Bernal no lo era? Porque para todos es sospechosa la manera en que salió a buscar y perder una ministratura.
¿A poco no?
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