¿Conocen el nuevo trend de Tiktok? Se llama “escuchamos, no juzgamos”, consiste en que una persona revela un secreto a un grupo y ellos responden con esa frase. En algunos casos, un tercero habla de la fechoría cometida por alguien más que creía que nadie conocía su sucio, sucio secretito y todos responden con la misma frase.
El objetivo en cualquiera de los casos es crear un ambiente de honestidad en un espacio seguro para confesar justamente eso, nuestro sucios, sucios secretitos.
Como saben, el PAN en Puebla está por elegir a su dirigente estatal entre Mario Riestra y Felipe Velázquez.
Haciendo un “supongando” —como diría mi amigo Vladimir Montalvo—, pensemos que este es el guión de un video que va para Tiktok sobre la elección interna de Acción Nacional:
—Felipe Velázquez pasó todo un largo, largo día tratando de convencer al mundo pero más bien, tratando de convencer al hombre que aparece en el reflejo de su espejo, que no es el candidato de Eduardo Rivera aunque le pidió permiso para contender.
—¡Escuchamos, no juzgamos!
—El candidato originario de Atlixco, desconoce lo que representa la violencia política de género, misma que cometió en contra de Susana Riestra al minimizar su trayectoria y logros.
—¡Escuchamos, no juzgamos!
—La planilla del atlixquense ejerce violencia selectiva en contra de las mujeres de su partido. No es generada solo por él, también por una mujer que le acompaña —yo, aplicando su estrategia—. Hábilmente y para evadir cualquier tipo de denuncia, olvidando su activismo en favor de las mujeres, omitió el nombre de la víctima. Pero eso sí, la describió exactamente igual que Velázquez.
—¡Escuchamos, no juzgamos!
—En 1916 se celebró el primer Congreso Feminista en Yucatán. Considerando que cierta panista que se esgrimía como feminista agredió hábilmente a otras mujeres haciendo “como que no lo hizo, pero lo hizo”, con la muerte de Aurora Sierra, este partido se quedó sin feministas. El instituto político solo tiene 108 años de retraso en la materia.
—¡Escuchamos, no juzgamos!
—Las colectivas y verdaderas feministas fuera de Acción Nacional tienen memoria. Varias hablan sobre no olvidar la presunta agresión en contra de la diputada local en funciones. Aseguran que lo de campaña no se queda en campaña.
—¡Escuchamos, no juzgamos!
—Dicen los que dicen que saben que los negativos de Genoveva Huerta dividen. También reconocen que su capital político y aportación de consejeros genera un cociente positivo.
—¡Escuchamos, no juzgamos!
—La dirigencia estatal de Acción Nacional, encabezada por Augusta Díaz de Rivera y por Marcos Castro está operando a favor de Velázquez. Esa operación no solo ofendió, sino provocó la suma de Lupita Cuautle y Edmundo Tlatehui, a Riestra y Huerta.
—¡Escuchamos, no juzgamos!
—No es mentira lo que escribió Arturo Luna, el equipo de Eduardo Rivera intentará reventar la asamblea este domingo. Está preparando la cartera para comprar a consejeros, ¿quién lo opera? Una familia. Hermanos y primos de toda la confianza de Rivera.
—¡Escuchamos, no juzgamos!
—Tampoco es mentira lo que escribió Ricardo Morales en X, una mujer guapa y madura reservó las habitaciones del hotel en el que se celebrará la elección de la nueva dirigencia. Van a hospedar a los consejeros que votarán por Felipe Velázquez desde el día anterior. Quieren evitar que alguno les falte o que reconsidere su decisión. Pregunta importante: ¿de dónde viene el recurso?
—¡Escuchamos, no juzgamos!
Bonus:
Nada tiene que ver con la elección panista… ¿o sí? Este chismesito es del Ayuntamiento de Puebla y para lectores avanzados.
—El jefe de departamento de recursos materiales del Sistema Operador de Limpia del Ayuntamiento de Pepe Chedraui, de nombre Jorge Leal Rodríguez, “barrió” con todo el personal que estaba a su cargo cuando recibió el área. Hizo renunciar hasta a los de limpieza. Esto sin importarle que hubiera personas de edad avanzada que nada tenían que ver con temas políticos o partidistas, que laboraban ahí mucho antes del riverismo y justo antes de navidad. Este personaje fue funcionario en el Ayuntamiento de San Pedro Cholula y trabajó con Paola Angón.
—¡Escuchamos, no juzgamos!
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