El 13 de diciembre de 2022 marcó el final anticipado de un gobierno de claroscuros. A dos años del fallecimiento de Miguel Barbosa y luego de dos años de gobierno de Sergio Salomón Céspedes las cosas han cambiado mucho.
La noche de ese día, hace dos años, publiqué una columna que titulé: La decisión salomónica tiene nombre: Sergio Salomón. En ella, escribí:
“ESCENARIO 3: EL PRESIDENTE TOMA UNA DECISIÓN SALOMÓNICA:
Tomar una “decisión salomónica” implica designar a una persona para suceder a Miguel Barbosa que garantice neutralidad, profesionalismo, experiencia y capacidad y esa persona, sin duda es Sergio Salomón Céspedes Peregrina.El presidente del legislativo ha sido un actor que ha transitado sin problema y que ha sabido afrontar tiempos y circunstancias. Es un hombre de paz y construcción, pero además un gran administrador…”
Aunque con el paso del tiempo, sin pruebas y sin dudas, nos quedó claro que la decisión no fue de Andrés Manuel López Obrador, lo que cierto fue que al siguiente día Sergio Salomón se habría convertido en el gobernador que representaba la decisión salomónica.
Hoy, luego de dos cortos años, pese a las críticas por retrasos en las obras inauguradas, ¿qué creen? Hay obras, no como con su antecesor.
Después de dos cortos años, a pesar de que usó la Estrella de Puebla como parte del atractivo para la apertura de Parque Sendella, ¿qué creen? Se aprovechó el legado de Rafael Moreno Valle, no como con su antecesor.
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Fueron dos años en que las conferencias matutinas se convirtieron en el escenario para el anuncio de programas, obras, premios, avances, se reconocieron errores y hasta se ofrecieron disculpas, cuando Miguel Barbosa usaba el micrófono para dar a cortesía de una suerte de “Ley Fuga” para sus perseguidos políticos.
Y podría seguir, pero se me van a dormir.
Lo cierto es que a pesar de los señalamientos que a partir de hoy le quieran hacer y a pesar de que buena parte de las plumas que lo cobijaron, pronto comenzarán a atacarlo, tenemos que reconocer que el 13 de diciembre las cosas cambiaron para Puebla. Y debemos reconocer que el 14 de diciembre, a partir de la llegada de Sergio Salomón, se respiró con tranquilidad en este estado.
Luego de que publiqué aquella columna la noche del 13 de diciembre, algunas personas me preguntaron si alguien me había filtrado la información e incluso si podía conseguir favores del señor gobernador.
Para las dos preguntas la respuesta fue no.
Simplemente me pareció lógico y lo correcto frente a la coyuntura. Es más, el día de hoy sigo pensando que fue el mejor perfil que los diputados de esa legislatura pudieron votar.
El único favor del que gozo es de su amistad, que debo honrar, y de su aprecio.
Aunque hemos diferido en algunas cosas y hasta lo he hecho enojar, también hemos tenido la oportunidad de aclarar las cosas.
Te reitero mi aprecio y amistad, señor gobernador.
Que sea un hasta luego, pero no un adiós.