Cuando un hombre tan inteligente y preparado, como Alejandro Hope, considera que lo que escribes es interesante, sin duda es motivo de orgullo y un gran, gran alimento para el ego.
Él era el famosísimo influencer del que les llegué a hablar en algunas columnas y le causaba gracia que lo describiera así.
Trabamos amistad gracias a Twitter, él decía que era mi asesor en medios de comunicación, así que cuando le comenté que iba a arrancar ApartadoMex, le dio mucho gusto y teníamos planes para hacer cosas juntos.
Tenía un corazón enorme, comprensible que se le haya cansado.
“¿Me veo más guapo, verdad?”, me preguntaba siempre que hablabamos y que me presumía sus avances físicos. Yo le decía que sí, pero que se había vuelto un aburrido para comer, porque su dieta era muy, muy sana en los últimos meses.
Estaba enfadado ya de la polarización y de la confrontación, tanto en redes sociales, como entre mexicanas y mexicanos en todas las canchas. Coincidíamos en que debíamos luchar por la reconciliación y que es urgente que en México, dejemos de apostar por la división y por el enfrentamiento entre hermanos.
Hoy que me enteré de su fallecimiento, sentí un hondo pesar, teníamos un proyecto en común que queríamos echar a andar y ya no se va a poder. Lo lamento, pero lamento más haber perdido a un gran, gran amigo.
Descanse en paz Alejandro Hope, ojalá que cuando nos reencontremos en otro plano, se nos haga por fin comer el mole de caderas que quedó pendiente por culpa de su dieta. Abrazo hasta la eternidad, a mi asesor estrella, abrazo para tí, Alejandro.
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