Es curioso, sí, pero ahí, después de Barbie y de Benito Juárez y antes de Nelson Mandela, está Arturo Rueda en las tendencias de Twitter en la noche de su liberación.
Esta es una columna especial, porque este es un momento especial.
Odiado por muchos, querido por pocos, la noticia ha corrido como pólvora desde el lunes.
El 21 de mayo del año pasado, escribí una columna en la que apelé a dos cosas, a que se respetara la presunción de su inocencia y que tuviera un juicio justo. Era muy sencillo, es a lo que tenemos derecho todos los mexicanos y apelo por eso para cualquiera que atraviesa por un proceso penal.
Un poco antes y después vino el linchamiento, muchos se dedicaron a patear al perro.
Solo olvidaron una cosa, el ‘perro’ no estaba muerto.
Supongo que el ‘Doc’ debe estar procesando todo lo sucedido y lo último que estará pensando deberá ser en las y los que, a partir de hoy, pueden comenzar a padecer insomnio.
Y no porque venga con ganas de “beber sangre”. Creo que vivirá un tiempo con el ánimo de tomar algunas manos y cantar ‘Kumbayá my Lord’.
Pero… ¡Carajo! El ‘perro’ no estaba muerto.
En lo personal, celebro que Arturo Rueda pueda volver a abrazar en libertad a Lupita, su mamá y que pueda reencontrarse con Gaby.
A Lupita, quiero ofrecerle una disculpa pública por no estar, pero hay veces que no contamos con las herramientas emocionales para ayudar y, en casos así, es mejor no estorbar.
Puedo decirles que deseo ver pronto, al ‘Doc’, ojalá que sea muy, muy pronto.
Tenemos pendiente lo que platicamos ese jueves antes de que te aprehendieran, Doctor, ahora sí vamos a aclarar las cosas. ¿Sabes qué entendí? En este largo año acepté, que nunca te dejé de querer. Reconocí que me dolió lo que pasó y me alegra mucho, mucho, que podamos platicarlo y podamos ponernos en paz.
Para mi querida Elvia, ya te tengo la respuesta, “bienvenido welcome” en el idioma de Huitzuco se dice: “¡A la triqui, tri, triqui!”.
Por fin volviste y lo haces como sólo sabes hacerlo, siendo estridente, grandísimo cabrón… Le estás ganando a Nelson Mandela, pero temo que todavía no le compites a Benito Juárez, ni a Barbie.