Tienen largas reuniones en lugares destinados para el trabajo del equipo, llamados “cuartos de guerra” o “bunkers”. Y ahí es donde los estrategas de las campañas hacen sus planes que juran les darán el triunfo al candidato o candidata.
Y sin duda, lo mejor que puede hacer un candidato es rodearse de buenas y buenos asesores con expertos en los diferentes temas que abonarán a dichas campañas.
Lo malo, lo pésimo, es cuando esas estrategias están alejadas de la realidad que vive y necesita la ciudadanía.
Ya no estamos en los tiempos de “Lo dijo Jacobo”, ya no basta con retórica populista que endulce los oídos, ya nos hartamos de escuchar que “ven un México con habmbre y sed de justicia”.
Es bueno tener ideales, siempre lo será, y que esos ideales se transformen en ideas que abonen para que las campañas sean convincentes y den los resultados deseados.
Solo que, ni los ideales ni las ideas ganan las elecciones. Las elecciones se ganan con votos.
Los votos no se le dan a las mejores ideas, que ojalá las haya.
Los votos no se les dan a los más nobles ideales, que deseamos que los tengan.
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Los votos no son para quienes fundaron un partido político…
“Oh, ese candidato/a es fundador del partido que representa, solo por eso le daré mi voto.”
— Dijo nadie, nunca, jamás
Los votos son para quienes tienen más trabajo hecho por la sociedad.
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Los votos son para quienes sean más conocidos por sus positivos.
Los votos son para quienes generen más confianza en la ciudadanía.
Mal harían los partidos en postular candidatos y candidatas solo por sus orígenes partidistas o ideales, ignorando si son o no aceptados por los ciudadanos y ciudadanas.
En las elecciones poco importa el tiempo de militancia que se tenga en un partido político, en las elecciones vale más el trabajo que se tenga “en tierra” aún sin importar si el candidato o candidata nunca ha militado en un partido.
“Oh, ese candidato/a tiene años de militancia en ese partido, solo por eso la daré mi voto.”
Digo esto como ciudadano que está harto de la política rancia que se planea desde un escritorio postulando a “vacas sagradas”, ignorando lo que la ciudadanía en verdad queremos.
Sabiamente escribió Marcel Proust en En busca del tiempo perdido:
“Las cosas que vemos no poseen la realidad que les atribuimos.”
Y creo que aplica para muchos políticos y políticas que se la pasan viendo encuestas hechizas, números ficticios y planes de escritorio.
Mal harían los partidos políticos en no voltear a ver a la ciudadanía, a la sociedad civil, a mujeres y hombres que ya sea dentro de ese partido o fuera de él, han comprado con hechos que les importa la sociedad.
Rescoldos.
Los ciudadanos y ciudadanas tenemos el poder de darle un fuerte mensaje a los partidos políticos, hagámoslo ejerciendo nuestro voto de manera racional, consciente y responsable.