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Realidades opuestas

Realidades opuestas

Realidades opuestas

Imagina dos escenarios:

Uno, restaurante de lujo en la Avenida Juárez, mesa desbordada de comida gourmet, personas en esa mesa en su mayoría con ropas y accesorios lujos. Dos, una cocina con mesa de madera vieja y roída, estufa de leña y piso de tierra, en una comunidad indígena de la periferia de la ciudad.

En el primer escenario, hablaban sobre la inteligencia artificial, sobre criptomonedas y el panorama político estatal y nacional. En el segundo la conversación era sobre la falta de trabajo, las necesidades de la casa y lo difícil que sería mandar al niño a la secundaria ahora que terminará la primaria.

Ambos casos sucedieron actualmente solo con un día de diferencia. Estuve presente en los dos. Aún cuando pasaron en la misma ciudad y en el mismo tiempo, son realidades abismalmente diferentes.

No es culpa de unos la realidad de los otros, y aún cuando son intrínsecamente excluyentes, todos nacieron en el mismo país, en la misma ciudad, solo unos tuvieron la suerte de nacer en un contexto y los otros tuvieron la mala suerte de nacer en otro. Y tristemente ésto es algo que se ve en todas las ciudades de todos los países de Latinoamérica.

¿Por qué esta brecha socioeconómica tan disparada? No, “el pobre NO es pobre porque quiere”. El pobre es pobre —en la gran mayoría de los casos— porque nació en un contexto social de carencias, desigualdad y falta de oportunidades. El pobre es pobre porque por más que se esfuerce, sus posibilidades de movilidad social son solo del 10%.

Muchas veces, el pobre es pobre porque los funcionarios encargados de crear políticas públicas que combatan y erradiquen la pobreza desvían recursos y los que sí canalizan son para crear programas asistencialistas que usan como moneda de cambio electoral.

Sin duda es un tema difícil, que no está en las manos de una sola persona cambiar; lo que sí es importante, es que quienes tenemos el privilegio de una vida libre de carencias limitantes seamos empáticos, solidarios y sobre todo exigentes a las autoridades para que hagan su trabajo y lo hagan bien.

Rescoldos.

Una forma de ser empáticos y solidarios con quienes menos oportunidades han tenido es donando aquello que ya no uses y esté en buen estado. ¿Qué donar? Lo que sea, se acepta de todo, pues todo hace falta. Hay muchas opciones, y una es Fundación Madai que asiste a comunidades marginales y entrega directamente la ayuda a quien más necesita. Si gustas sumarte de alguna forma, puedes contactarme.

Rafael Reyes Ruiz

@RafaActivista

rafaactivista@gmail.com

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