Fue una de esas muchas veces que solicité ayuda por redes sociales para comprar un medicamento para un niño con cáncer en situación de extrema pobreza.
El niño en cuestión era de un barrio de Cholula, y como siempre pasa en estos casos, el medicamento era muy costoso y urgía pues de él dependía la vida del niño en cuestión.
La colecta iba muy baja y lenta, ante lo cual yo publicaba una y otra vez la solicitud de ayuda en todas las redes sociales. De pronto, en una de esas publicaciones, el maestro Bruce Julis escribe un comentario: “Busca a Aurora, es su distrito y seguro ayuda”.
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Me contacté con mi amigo por mensaje privado y me dio un número de teléfono. Me comuniqué de inmediato, me presenté y expliqué la situación. Dos minutos después de enviado mi mensaje, recibí la respuesta: “¿Dónde te veo?”
Nos quedamos de ver al lado del Hospital del Niño Poblano, al saber la urgencia del medicamento, me dijo que nos veíamos en 45 minutos, en lo que llegaba. Yo estaba cerca, así que le llegué en 20.
Estaba esperando, cuando llegó, iba sola, tenía un bolso de tamaño mediano en la mano y una sonrisa de tamaño enorme en el rostro. Nos presentamos con un poco más de detalle. Conté lo que hacíamos en Fundacion Madai; narré también los por menores del caso por el cual estaba pidiendo ayuda en esa ocasión.
Ella me escuchó con atención, puedo decir que sentí una especie de “buena vibra” y la empatía que tuvo ante la situación. Sin rodeos me preguntó cuánto faltaba para completar la medicina que necesitaba ese niño y al escucharlo me lo dio en ese momento en efectivo.
Por lo delicado del niño con cáncer y lo premurante que era el medicamento, puedo decir que sin esa ayuda quizá el niño no hubiera sobrevivido. Puedo decir con total certeza que, gracias al apoyo que ella nos dio, ese niño tuvo un nuevo amanecer, una nueva aurora.
Rescoldos.
Lo único que me pidió cuando me dio el apoyo, fue que no le contara a nadie lo que ella había hecho, que no dijera que ella fue quien había dado el recurso. Aurora Sierra no fue mi amiga, no la conocí mucho, pero la conocí suficiente para saber que era buena persona, con un corazón enorme y el deseo genuino de ayudar. Descanse en Paz.
Rafael Reyes Ruiz
@RafaActivista
rafaactivista@gmail.com
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