Vivimos en una democracia, al menos institucionalmente así se llama. Y es una democracia con un absoluto enfoque partidista.
Debemos aprender a vivir con este sistema, y como ciudadanos, hacer lo mejor que podamo, pues nos guste o no, es lo que hay; es como cuando en un trabajo tenemos un jefe muy incompetente, y nos guste o no, es el jefe, y por más incompetente que sea, no deja de ser el jefe.
En nuestro sistema político, los ciudadanos tenemos el derecho de cuestionar, exigir y participar.
Y si bien como ciudadanos podemos tener preferencia, simpatía o inclinación por un partido político, no debemos darle un apoyo ciego a ningún partido, pues por más que estemos convencidos de que un partido político será la salvación del país, no será así, amigo date cuenta.
Vivimos en un sistema partidista, pero así como lidera con el jefe incompetente no implica tener que alabarlo, o pensar que su incompetencia acabará mágicamente, o tener que amarlo, en los partidos políticos tampoco.
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Está bien apoyarlos, incluso promocionarlos, pero siempre con un enfoque analítico y con la disposición de exigirles cuentas y reclamarles lo que hagan mal.
Más que partidos, analicemos candidatos y propuestas. Incluso, en todos los partidos políticos habrá candidatas y candidatos ciudadanos, que sin ser parte de esa institución, competirán bajo sus siglas.
Veamos perfiles, revisemos qué han hecho por la comunidad, y se vale apoyar a diferentes partidos para distintos cargos.
Este es el sistema que nos tocó, y si no nos gusta o creemos que es es muy deficiente, eso no lo cambiará, tampoco cambiará si lo ignoramos y hacemos como que no nos damos cuenta, de hecho, no cambiará , al menos al corto y mediano plazo, y aún con todos sus errores, puede ser rescatable,
Aquí viene la instrucción más importante: participación. Usemos las herramientas que él mismo sistema nos da y las que estos tiempos nos ofrecen.
De entrada: votemos. Es muy importante salir a votar. No dejarlo pasar, no anular el voto, no ser indiferente a ir a votar, pues invariablemente alguien ganará la elección, y el no ir a votar puede hacer que quien gane sea el menos idóneo pero quien más votos pudo comprar. Votemos, y hagámoslo informados, analíticos y conscientes.
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Y claro, no creer que el participar es solo votar y ya.
El solo hecho de ir a la casilla, tachar una boleta y ponerla en la urna, no cambiará ninguna realidad, bueno, solo la realidad de la persona que gane, pero no la del país.
Involucrémonos “de’adevis”, informándonos, analizando, alzando la voz, exigiendo lo justo, evidenciando lo malo y reconociendo lo bueno.
Rescoldos.
El sistema en que vivimos tiene muchísimas cosas malas, la partidocracia es nefasta, nos deja pocas opciones, así que si eres una persona que sería buena para un cargo, anímate y participa; si conoces a una persona que sería buena para un cargo, anímala para que participe; si de plano no hay más que candidatos que no te agraden, vota por uno pero exígele. Ciudadanicemos la política.
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