Creo que a estas alturas todos y todas hemos visto, o al menos sabido, del video en donde el líder de la religión budista le pide a un niño, literalmente, que le chupe la lengua. Más allá de lo repugnante que es el acto en sí mismo, creo que hay varios aspectos para reflexionar.
Si eso hizo en público, ¿qué hará en privado?
En el video se oye claramente como, cuando el líder dice esa frase, la gente se ríe, sí, ¡se ríe!
Hay personas que lo defienden (aquí iría el emoticón de una persona llevándose la mano a la cara en señal de desaprobación, pero como este es un contexto normativo, no lo pondré).
En otro aspecto, el niño se ve desconcertado, creo que, el genuinamente quería darle un abrazo al líder religioso. Pero nunca esperó el beso en la boca que recibió, y su cara de asombro cuando le piden que chupe la lengua lo dice todo. Imagino su pensamiento. En su escueta consciencia sabe que eso que le piden no es correcto, y por ello no lo hace. Pero al ser la persona que se lo está pidiendo, y al escuchar las risas de todos, entra en confusión.
¿Qué hubiera pasado si el líder le pide lo mismo, en un contexto privado, a una persona adulta que tiene una gran necesidad de ayuda por parte de ese líder?
No está muy lejos de nuestra realidad. Solo que, por aquí cerquita, en lugar del “chúpame la lengua”, se aplica el “lámeme la bota”. Lo más triste es que, muchas veces, el líder en cuestión, ni siquiera tiene que pedirlo, son las mismas personas que quieren algo de ese líder las que lo hacen.
Hoy vemos a personas que hace poco tiempo eran defenestradas, ser elogiadas, con filas para verlos, platicarles proyectos y para “ponerse a sus órdenes”. Claramente es el “te lamo la bota”, que llega a ser la triste analogía del “chúpame la lengua”.
En fin, quienes sean adultos pueden hacer lo que se les venga en gana. Pero una y mil veces repetiremos y trabajaremos para lograrlo: “con los niños no”.
Rescoldos.
Si alguien se cree con el derecho de pedirle a un niño que le chupe la lengua sin duda alguna es por su forma de ser enferma y retorcida. Pero también llevan culpa quienes hacen que esa persona se sienta así. Dejemos de endiosar a quien sea, no importa si es líder religioso, artista o político.
Rafael Reyes Ruiz
@RafaActivista
