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Detención y muerte en Ciudad Juárez: razones no humanitarias.

29 de los 39 migrantes fallecidos en el incendio en las instalaciones del INM eran de Guatemala
29 de los 39 migrantes fallecidos en el incendio en las instalaciones del INM eran de Guatemala Foto: ApartadoMex

La muerte de 40 migrantes en un centro de detención en Ciudad Juárez, ha reactivado la discusión sobre la política migratoria en México, la cual, claramente, poco o nada tiene de humanitaria. Esto a pesar de la narrativa oficial del actual gobierno.

La conjunción de factores locales y globales han complejizado el fenómeno de movilidad. El desplazamiento provocado por la violencia y pobreza (Centroámerica), las crisis políticas en países de la región (Venezuela). La movilidad por megaproyectos (las y los haitianos desde Brasil y Chile), y la migración económica en busca de oportunidades en Estados Unidos, se vieron acentuados por la emergencia del coronavirus. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la ONU, en la última década la migración aumentó 66% en América Latina.

La esperanza que se dio al inicio de la administración del presidente López Obrador de una migración segura y ordenada. De facilitar el tránsito al norte, y de generar programas de trabajo temporal en la región sureste así como de fortalecer la coperación regional con Centroámerica. Se vio rapidamente truncada con la negoción del Tratado de Libre Comercio y el endurecimiento de la política de Estados Unidos. En ese marco, México aceptó contener la migración hacia el vecino del norte, las caravanas migrantes, y en el caso de personas refugiadas, fungir de facto como un tercer país seguro.

La política migratoria recuperó los elementos de contención y de crimininalización caracteristicas de las administraciones del PRI y del PAN. El carácter humanitario fue desplazado por factores comerciales. La 4T, movilizó a la Guardia Nacional a las fronteras, cambiaron los titulares de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados y del Instituto Nacional de Migración. Y se reactivó la lógica de detención generalizada y automática de personas migrantes por su ingreso o estancia irregular o de personas refugiadas.

Lamentablemente, la detención migratoria ha funcionado como un mecanismo aparentemente legal pero ilegítimo que sirve para la extorsión, presionar a firmar en contra de su voluntad retornos asistidos, e incluso, como un esquema de macrocriminalidad en el que integrantes del crímen organizado y funcionarios se coligan para delinquir con las personas migrantes. Esto había sido documentado por la CNDH desde 2008 antes de la masacre de San Fernando. Siendo la explicación de por qué las personas buscaban desde esos años rutas inseguras y controladas por la delincuencia organizada. Esto para evitar los operativos de detención del INM.

Las estaciones migratorias en México y la política migratoria llevan al menos dos décadas capturadas por estructuras policiales que han extendido al tema migratorio una lógica de seguridad nacional y control. Lo que explica en parte, que las denominadas “estaciones” migratorias y el “alojamiento”, denominado así en la legislación, opere en la realidad como lugares de detención muy similiares a las cárceles y bajo la misma lógica de control. La migración se ve y se combate como si se tratara de un delito. 

Por último, hay un factor de preocupación global. Las migraciones y las personas extranjeras se ven cada mes más acechadas por la emergencia de un discruso xenófobo y nacionalista. En el que la diferencia se identifica con la amenza y la inseguridad, justficando así actuar en su contra.

Urge replantear de fondo la política migratoria y buscar mecanismos de atención multilateral para enfrentar conjuntamente las graves problemáticas de nuestra región. En este tema, no basta la buena voluntad ni la determinación de un gobierno. Las razones humanitarias deben ser eso: colocar a las personas y sus derechos en el centro de la actuación del Estado. Desde luego, la sociedad civil, las universidades y las empresas deben colaborar en este esfuerzo común. La migración es parte de la historia de la humanidad y no puede controlarse. La disyuntiva es abrir puentes o seguir apostando a criminalizar a quienes ya han sido violentados previamente.

Epílogo. Esta entrega es la primera colaboración en ApartadoMex. Agradezco la invitación para colaborar con el proyecto. En Fudamentos, buscamos reflexionar sobre la realidad desde los derechos humanos y enfrentar con las palabras lo que el poeta Juan Gelman, definió como un sistema “instalado para recortarnos el espíritu”. Aspiramos a que de manera colectiva los derechos humanos sean una realidad concreta para todas las personas.

Simón Hernández León.

@hele_simon

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