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Todo tiene un precio

Todo tiene un precio... el precio de ser mujer

Todo tiene un precio... el precio de ser mujer

Imagina que estás en casa y alguien entra a tu cuarto. Imagina que te empieza a violar y lográs salir viva de esa violación. Ahora imagina que para salir con vida tuviste que defenderte. Que en defensa propia mataste a tu agresor, porque para defender tu vida, tuviste que luchar y él caé al suelo y no vuelve a levantarse nunca. Imagina que por luchar por tu vida ahora el precio de esa defensa son varios años de cárcel.

Ser mujer tiene un precio, y ese es el de la violencia, la desigualdad, la misoginia y el machismo. La violencia contra las mujeres entre 2016 y 2021 aumentó. ¡La violencia machista, no para de crecer en México!.

Según los datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH 2021), siete de cada diez mujeres mayores de 15 años en México son víctimas de violencia machista. Esto es, siete de cada diez mujeres reportaron haber vivido alguna violencia a lo largo de su vida. La escuela y el trabajo fueron los espacios donde experimentaron más violencia las mujeres entre 2020 y 2021.

Alrededor de 50 millones y medio de mujeres y niñas mayores de 15 años han atravesado algún tipo de violencia a lo largo de su vida. Esta cifra, que para algunos podrá “no decir nada”, representa más del 70 por ciento de la población. Y muestra un aumento con relación a los datos de 2016 (ENDIREH 2016)

Las cifras son alarmentes y cada vez más y más mujeres nos organizamos para defendernos, para quemarlo todo. Aprendemos a llevar gas pimienta, piedras, tenemos nuestra red de apoyo y monitoreo para intentar llegar sanas a casa. Muchas aprendemos defensa personal, porque nuestras vidas han dejado de valer para una sociedad que se acostumbra a ver todos los días niñas y mujeres a las que desaparecen o asesinan.

El precio de defendernos es muy alto. Las mujeres que logran defenderse de un ataque y en consecuencia hieren o asesinan a su agresor, se enfrentan a un sistema de justicia que lejos de considerarlas víctimas, las criminalizan. No toma en cuenta los contextos de violencia que viven, ni mucho menos han entendido de que va la perspectiva de género.

Pareciera que el sistema nos quiere débiles y siempre víctimas. Ya que las mujeres que defienden su vida son injustamente sentenciadas bajo los delitos de homicidio o lesiones. Lo que las lleva a recibir condenas de hasta 60 años de prisión. Condenas que no deberían ni siquiera de existir, ya que cumplen con los criterios de la “legítima defensa”. Pues no agredieron o asesinaron a sus agresores porque sí, sino que reaccionaron a un contexto de violencia extrema que lo demandaba. 

También se paga un precio por acudir a las autoridades para protegerse de sus agresores. Esto ya que contamos con funcionarios que ignoran los protocolos de atención, los tratados y Convenios internacionales de protección a los Derechos Humanos de las mujeres que tienen como objetivo permitir el acceso de nosotras a la justicia.

Otro de los precios que se deben pagar es el económico. Ya que muchas de esas mujeres deben dedicarle tiempo, dinero y esfuerzo para contratar defensorías privadas. Lo que las conduce a llevar procesos largos que terminan en el abandono de sus familiares. Y, si bien les va, terapias y medicinas para curar no solo el cuerpo sino también sanar los sentires.

El resultado de lo que pagan las mujeres agredidas y que se defienden solo son dos: ser víctimas de feminicidio o terminar encarceladas.

Esto es una condición que pareciera normal. El caso de Roxana Ruiz es la clara muestra de que el precio que se paga por salvar tu vida y defenderte es un gran calvario.

Roxana estuvo encerrada nueve meses en prisión preventiva a la espera de conocer su destino. Luego de una presión mediática y el apoyo de muchas colectivas, el caso Roxana Ruiz ha dado un giro inesperado en los últimos días. Después de recibir una sentencia de seis años y dos meses de prisión por asesinar a su violador en defensa propia, la Fiscalía decidió desistir de la acción penal contra ella. Eso significa que Roxana ha quedado absuelta de la pena que se le dictó y del pago de 285.000 pesos que debía pagar a la familia de su agresor.

“Me dieron una sentencia condenatoria por el simple hecho de defenderme, de defender mi vida. Es una sentencia injusta. Es una sentencia que nada tiene que ver con la perspectiva de género, no tomaron en cuenta nada”, dijo Roxana en una entrevista con las periodistas Daniela Barragán y Perla Velázquez.

Todo tiene un precio y como dijo Roxana: “El precio por no dejarte violar y matar en México es ir a la cárcel”.

Dejemos de tener precios tan altos por ser mujeres y por defender nuestras vidas. Porque el costo de vivir siendo mujer en México, es un precio que a veces es imposible de pagar.

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